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Entrevista Edi Clavo (Gabinete Caligari)

La ocasión la pintan calva: Uno de los nombres clave del rock español de las últimas tres décadas, batería para más señas de otra de las bandas fundamentales del mismo período, publica un libro en el que desmenuza, analiza y reinterpreta más de treinta años después de su grabación un disco mítico. El hombre del que hablamos se llama Edi Clavo y después de todo este tiempo se ha reconvertido en un casi sexagenario historiador musical, puntilloso y lúcido, que ha conseguido con esta suerte de novela biográfica que no va sobre él, sino sobre la mejor obra que seguramente haya conseguido terminar jamás, y sobre las consecuencias a menudo fatales del olvido y el signo cambiante de los tiempos. Hoy, Gabinete Caligari y Camino Soria se hacen más imprescindibles que nunca, y plumas tan preclaras como la suya se clavan en tu cabeza durante unas horas de lectura amena y profusa en detalles y datos. En el tocadiscos, esa máquina que seguramente él siga utilizando con la misma frecuencia que muchos de nosotros, suenan una detrás de otra diez canciones magistrales e inolvidables. Para que el olvido del amor se cure en soledad hace falta recordar lo intenso que fue.

La edición de este libro sobre la grabación de vuestro trabajo más significativo coincide con la del propio disco, convenientemente ampliado para la ocasión. ¿Un lanzamiento ha propiciado el otro o ha sido mera coincidencia?

Desde que se publicó mi anterior libro, Electricidad Revisitada, en 2015, yo venía dándole vueltas a la idea de una monografía sobre Camino Soria. Si había una obra en toda nuestra discografía que merecía una disección pormenorizada, por su éxito, su relevancia y su significado histórico, esa era sin duda Camino Soria. En cualquier caso, hace un par de años también me llamaron de la compañía discográfica para sondear la posibilidad de una reedición en CD del álbum con motivo del 30 aniversario de su publicación original (octubre 1987), y eso supuso un acicate muy importante para rematar la jugada, matar dos pájaros de un tiro… libro y disco.

¿Cuánto tiempo llevabas escribiéndolo? Hay una cantidad importante de detalles y anécdotas que no se rescatan así como así sin el proceso de documentación correspondiente.

Llevo investigando sobre diversos aspectos de la historia del rock desde hace tiempo, pero concretamente en el caso de Camino Soria ha sido un trabajo intenso y absorbente que me ha llevado más de dos años.

Visto con la perspectiva que da el tiempo transcurrido desde su grabación, aunque ya queda constancia de ello leyendo el libro, ¿de qué forma miras atrás: con ira, con orgullo, con nostalgia?

He acometido este libro desde varias ópticas diferenciadas: Como historiador, he tratado de ofrecer esos datos que sirven para contextualizar la obra en su entorno; los medios de entonces, los grupos y solistas del panorama nacional e internacional, el hit parade del mainstream, los aspirantes, los tótems y los don nadies. Como protagonista (batería y co-autor de las canciones) he aportado mi visión desde dentro, desde la sala de máquinas (local de ensayo, estudio de grabación, furgoneta, hotel, camerino y escenario) y finalmente como cronista he adobado el relato con mi propio estilo narrativo.

Ciertamente para quienes consideramos Camino Soria como uno de los mejores álbumes de la historia de nuestra música popular, llamémosla así, es un lujo volver a escucharlo y comprobar que ahí había casi de todo: arreglos próximos al soul de los sesenta, folk electrificado, unas gotas de country e incluso inclinaciones a la música brasileña. ¿Érais conscientes de todo ello cuando lo compusisteis?

Tienes razón en cuanto a la variedad de influencias que se pueden entresacar. No fue un acto premeditado, sencillamente fue la síntesis musical y estilística de todas nuestras audiciones favoritas hasta entonces, pero volviendo de alguna manera la mirada a los clásicos, a nuestros clásicos del rock: Beatles, Stones, Kinks, Dylan, Doors, Supremes o Johnny Cash y hasta Frank Sinatra.

A Camino Soria llegasteis después de unos cuantos discos en los que pasasteis del post punk que influenció a personajes clave como Eduardo Benavente al luego llamado “rock torero” que aún no se sabe muy bien qué es. Hay pocos casos en el rock español donde una metamorfosis así diera tan grandes frutos.

Siempre nos gustó cambiar, tratar de despistar pero aportando nuestro sello, de ahí la mímesis del rock siniestro cuando Madrid era puro new wave multicolor, o la mirada hacia nuestras tradiciones vernáculas más rancias: Los toros, lo español, las castañuelas (de ahí aquella etiqueta de “rock torero”) y a continuación nos despojamos de toda la parafernalia para tratar de ofrecer un pop intemporal con Cuatro Rosas (1984) y después con Camino Soria (1987) como sublimación de ese estilo, de esa propuesta.

Vivisteis los ochenta a pleno pulmón, con todos los excesos en el buen y el mal sentido que conllevaba la época, y además lo cuentas de forma paralela al proceso de creación y grabación del disco con una mordacidad y una incorrección política evidentes.

Simplemente he tratado de mostrar mi visión de aquellos acontecimientos musicales. Mordacidad e incorrección política son dos ingredientes muy necesarios en el análisis de cualquier propuesta artística y más en estos tiempos de sumisión al canon de verdades relativas travestidas de dogmas de fe.

Artistas de gran categoría artística, por muy lejanos que parece que estén de tu órbita musical, no salen nada bien parados. Hay palos para Spandau Ballet y Rick Astley hasta The Cure y The Jesus & Mary Chain. ¿Tan malos te siguen pareciendo?

Spandau Ballet fue un gran grupo para una sola noche, un buen LP y algunas fotos impactantes, entelados de tartán y ahítos de laca. Por lo menos dejaron tres o cuatro canciones memorables, y con Tony Hadley, un buen cantante. The Cure siempre me han gustado, más en su época naif que en la del oratorio gótico y con Robert Smith, como Hadley, también propenso a la obesidad. The Jesus & Mary Chain me resultan hoy tan ridículos y deficientes como ayer; un paso atrás en la brillante evolución del pop británico. Un insulto al genio de Small Faces, Tyranosaurus Rex o Siouxsie & The Banshees. Sobre Rick Astley, mejor corramos un tupido velo…

«Siempre nos gustó cambiar, tratar de despistar pero aportando nuestro sello, de ahí la mímesis del rock siniestro cuando Madrid era puro new wave multicolor, o la mirada hacia nuestras tradiciones vernáculas más rancias»

Te centras además en los aspectos musicales, dando pistas sobre las técnicas de grabación y los peajes que tuvisteis que pagar, algo que se echaba de menos en este tipo de textos más o menos biográficos. Aunque lo tuyo no vaya de ti sino de un disco, que puede ser similar.

Efectivamente, sobre las técnicas de grabación y la tipología de los estudios hay muy pocos textos en español, no así en inglés.

En los párrafos que le dedicas a la tan traída y llevada movida madrileña, no queda claro si la cosa era tan guay como algunos cuentan o hubo y hay mucha leyenda al respecto y todo fue un espejismo sin trascendencia alguna.

Primero fue la nueva ola madrileña, luego la movida madrileña (porque era Madrid la ciudad que irradiaba aquel movimiento, primero musical y a continuación bajo-cultural) y luego ya La Movida (así con mayúsculas), una vez que se institucionalizó el concepto y los poderes públicos hicieron presa en el artefacto. Al principio solo eran una serie de grupos raros a los que no les parecía bien el concepto ya pasado del rock con raíces (Cataluña y Andalucía), el heavy suburbial (mesetario) ni mucho menos las starlettes de “Aplauso” (Los Pecos, Camilo Sesto o el dúo Pimpinela).

¿Revindicábais lo autóctono, la tradición cultural hispana, frente al cosmopolitismo según tus propias palabras “impostado” de la mayoría de bandas contemporáneas?

Más que reivindicar, yo creo que intentamos recuperar, o utilizando un término dylaniano, “revisitar” esa tradición nuestra, una vez desinfectada de los virus del anterior régimen franquista: Los toros, el fútbol, los bares, los pepinillos en vinagre y las copas de Anís del Mono. Todo eso no se encontraba (ni se encuentra) en New York City, ni en Carnaby Street ni en Groenlandia.

Hablas en repetidas ocasiones del concepto de álbum como unidad artística, con un principio, un final y un desarrollo en el que es igual de importante el último arreglo de viento como la propia portada, que hoy se considera algo casi anecdótico. La de Camino Soria es sencilla, sobria y sin fotografías, relegadas al interior y bien ampliadas en la reedición. ¿Qué nivel de implicación teníais en ello, es decir, seguisteis los parámetros de la discográfica u os dejaron hacer y deshacer a placer?

Efectivamente, la palabra clave es Álbum. Un concepto ya perdido de la industria discográfica. El formato estándar para el discurso del pop y también del rock. Diez canciones, dos caras, un soporte físico y un envoltorio atractivo. En definitiva, un objeto pop, no una entelequia virtual. En cuanto al concepto de la portada de Camino Soria fue una idea nuestra en exclusiva (de Gabinete Caligari) en la que nos servimos del concurso de dos amigos con talento, Alberto García-Alix (fotos) y Pablo Sycet (tipografía y maquetación).

«Veo altamente improbable una resurrección práctica de Gabinete Caligari»

La prensa hoy os trata, un poco a toro pasado, como la banda imprescindible que realmente fuisteis, con un respeto y admiración que en su momento igual echasteis de menos. Lo dices en algún capítulo, ¿fueron los medios, en especial el estatal, justos con vosotros, o se trataba simplemente de que los métodos no fueron los adecuados?

Con los muertos siempre se suele ser benevolente en las necrológicas y Gabinete Caligari es hoy un bonito cadáver. España gusta de encumbrar artistas para luego allí atizar al ídolo con el juego del pim-pam-pum. En su momento llegamos a ser únicos y muy personales para la prensa (hasta el 89), luego después de “La culpa fue del cha cha cha” ya no éramos tan modernos y nuestras camisas dejaron de llamar la atención. Y ya en plenos años noventa los medios hip simplemente nos ignoraron. Ahora parece que el propio paso del tiempo nos ha devuelto a un lugar más justo.

A la promoción de disco y libro estáis acudiendo los miembros del grupo por separado, en tu caso con doble motivo por ser el autor de este fantástico libro. Con Ferni sabemos que la relación es cordial y cercana, pero con Jaime es notorio que las diferencias que os separaron aún no se han acortado. ¿Es imposible una reconciliación, no ya para reactivar el grupo, sino para que ambos, o los tres, os sentéis simplemente un día a comer juntos como los grandes amigos y compañeros que una vez fuisteis?

En esta vida la única certeza es el principio (tu madre) y el final (la muerte). Todos los episodios intermedios son susceptibles de cambio y rectificación. En cualquier caso, veo altamente improbable una resurrección práctica de Gabinete Caligari.

Para concluir: ¿En qué andas metido ahora, aparte de la promoción del libro? Después de grabar con Parafernalia y hacer bolos con tu banda, la pista de Edi Clavo parecía perdida, no sé si consciente o inconscientemente. Siempre es bueno saber por dónde se mueve uno de los nombres míticos del rock español, si se nos permite el halago.

Sigo tocando la batería con amigos, en casa y en el local de ensayo, pero por el puro placer del sonido eléctrico y para no abandonar la técnica y el instrumento, sin ningún interés profesional. Ahora mismo prefiero desarrollar mi faceta de investigador e historiador del rock y sus vericuetos y estoy trabajando ya en un nuevo libro al respecto.

 

3 comentarios en «Entrevista Edi Clavo (Gabinete Caligari)»

  • Aprovecho este espacio para reivindicar el primer LP de Gabinete. «. Siempre que se habla de Gabinete se habla del «Cuatro Rosas» y el «Camino Soria», y creo que «Que Dios reparta suerte» está a la altura de esos dos.

  • Impresionante y más que completa entrevista de J.J. Caballero a Edi Clavo de Gabinete Caligari, para mí uno de los 10 mejores grupos de la historia del pop-rock español. Para mí todas las épocas de esta banda son buenas. Un saludo.

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