Entrevistamos a Eric Fuentes, que lanza ‘Hostia y perdón’
Conozco a Eric Fuentes desde hace casi veinticinco años y no esconderé que me parece un tipo lúcido y valiente como pocos. Su nuevo disco, Hostia y Perdón, le presenta como el músico más libre de nuestro país. Él nos cuenta que también lo quiere ser como persona y estoy seguro de que no está lejos.
Su infancia, la música pop que escuchó de niño en casa de sus padres, le marcó para siempre. Este disco es todo un acto de agradecimiento a aquellos años.
El músico catalán está de vuelta, pensarán muchos. Estar en “primera línea” no es su prioridad desde hace años. Su honestidad y sinceridad le avalan sobre todo lo demás. Y en este 2022, una vez más, también sus canciones le encumbran.
Respeto y admiración máximas.
“Pretendo ser libre como músico y también como persona”
Este disco llega casi ocho años después de aquel triple disco con el que diste un buen puñetazo sobre la mesa. Si no me equivoco, has estado bastante centrado en la producción de discos. ¿Cómo te va esta «nueva» vida? ¿Te dedicas a grabar a otr@s la mayoría del tiempo? ¿Dónde tienes la base?
Así es, aquél disco triple cerraba una etapa, posteriormente hice tres discos con tres bandas distintas, It’s Not Not, The Unfinished Sympathy y Mad Squad, pero ya con una visión de mi mismo más de productor que de “performer”, ya que en paralelo me había cruzado con una serie de grupos que me estimularon a centrarme en la producción. Yo soy productor artístico, haga una tarea concreta que no es necesariamente sentarme delante del multipistas y grabar. A eso llamémosle hacer de técnico de estudio, ya que puedes limitarte a grabar y, como mucho, sugerir mejoras interpretativas para obtener las mejores tomas. Hacer un diseño de producción de sonido ya empieza con la banda en el local de ensayo, y ahí es donde entro yo. El grupo me toca sus temas, yo tomo mis notas y empezamos a trabajar. Las tonalidades, los tempos, las estructuras, arreglos, etc se deciden ahí. También el nivel de distorsión en las guitarras y bajos, el orden en los patrones rítmicos, las secuencias de platos para crear dinámicas, el rol de las voces, el espacio para los teclados, etc… De ahí vamos al estudio donde el técnico local nos aporta todavía más cualidades, las de su oido, su experiencia, sus trucos. Finalmente superviso las mezclas y el mastering para dejar la obra lista para su publicación. Ese es mi papel de productor artístico, que es el que ha sido mi principal ocupación en los últimos años, aunque también en ocasiones yo mismo hago de técnico de sonorización, tracking y mezclas, y eso lo hago en mi estudio en Barcelona, que se llama Lluerna y que comparto con mi hermano Pol, ya que él es también realizador audiovisual y así tenemos un sitio donde guardar todos nuestros trastos… 🙂
Me parece que con este «Hostia y Perdón» dejas muy claro que eres uno de los músicos más libres del país.
Me alegra mucho que lo veas así. Yo pretendo ir más allá y ser libre como persona. Desde hace tiempo no tengo jefes, no tengo horarios… por suerte o por desgracia no tengo hijos… tengo muy pocas ataduras en la vida, y eso ha sido un proceso muy largo, sin duda buscado y trabajado, que ha conllevado sacrificios en lo referente a la vida social, a la inestabilidad laboral, a la economía precaria. Lo mismo he hecho con la música, encontrar la manera de hacer siempre lo que me da la gana, pero mi precio a pagar es una inestabilidad vital intrínseca, tanto en lo material como en lo emocional.
Daría para varias horas lo de la inestabilidad intrínseca. No depender de lo material es un éxito rotundo, eso lo sabes bien. Lo emocional es otro asunto bien distinto. ¿Crees que has cambiado mucho como persona en los últimos veinticinco años?
Desde hace poco tengo la sensación de ya haber llegado a un pico en lo que respecta al ser distinto, a haber cambiado, y ahora siento que estoy volviendo poco a poco a un “yo” anterior incluso a mi etapa como músico. Me imagino una campana de Gauss donde l punto más alto son los 40 años; ahora tengo 46 y la curva está descendiendo hacia el reencuentro con la juventud, adolescencia e infancia. Siento más cercanos mi infancia y la música pop de los 80 que a los últimos 20 años de mi propia vida.
Recuerdo bien que la música de los 80 es y ha sido importante para ti, te marcó de alguna forma… Me parece maravilloso que llegados a este punto (2022, no tengo nada que demostrar y me siento libre para hacerlo), te hayas atrevido con este disco. No te descojones, sabes por dónde voy. Pienso defender este disco ante quien sea capaz de atreverse… Ahora en serio, cómo te sientes con estas canciones?
Nací en una casa llena de discos de vinilo, mi padre los coleccionaba desde los ’60 y se fue actualizando hasta los ’90, con lo cual en 1981 entró el Unknown pleasures de Joy Division en casa, el 84 el Some Great Reward de Depeche Mode, el 1985 el Steve McQueen de Prefab Sprout… en paralelo, a partir de 1983 en que tenía 8 años empecé a aficionarme a mirar los programas de videoclips que hacían en la tele, Tocata, Estoc de Pop, Pleitaguensam… así que yo mismo descubría a Ultravox, Duran Duran, A Flock of Seagulls, Human League, OMD, New Order, Spandau Ballet, Buggles, Tears For Fears… Y consumí esa música hasta los 11 o 12 años en que me hice heavy… pero eso ya es otra historia… 🙂
Vamos, que te sientes fenomenal 🙂 Quiero ahora preguntarte por la industria, Eric. ¿Llegaste a sentirte decepcionado con ella en décadas pasadas?
En la pasada y en la actual. Todo el mundo gana dinero menos los músicos, la hipocresía impera en todos los rincones, los egos de los no-músicos de la industria son todavía más bestias que los de los artistas, y lo peor viene de los que van de íntegros y de honestos, vestidos de underground y militancia, que en lo único que se diferencian de la industria mainstream es que al menos los del mainstream te dicen a la cara que están ahí por el dinero.
Entiendo tu postura. ¿Consideras que el músico es el eslabón más débil de la cadena? Sin embargo, sin músic@s no hay industria.
Sí, la industria musical parece que ha convertido el músico en el más prescindible de los integrantes del mundo musical. No hay ninguna manera de evaluar cuántos músicos son necesarios en un país para que ese país sea, digamos más feliz. Pero si ahora todos los músicos en activo paráramos, como ha medio pasado en la pandemia, pues no pasa nada. Los músicos dejan de disfrutar de poder ir a tocar y la gente de asistir a un concierto, pero el directo es solamente una manera de comunicar la música. Tenemos a nuestro alcance horas de música de calidad para vivir cuatro vidas escuchándolas, y es la industria la que se encarga de ofrecer servicios de streaming, por ejemplo, para que tu y yo seamos felices con nuestro Wi-fi y el Spotify y el Youtube. La música no desaparece ni desaparecerá, eso es imposible porque siempre que haya un sonido ordenado en la naturaleza tendremos música. Por eso, hacer música es fácil, barato, casi todo el mundo puede hacerla y además tenemos un acumulado histórico que no desaparece de toda la música que ya se ha hecho hasta el momento. También es fácil, según como se mire, el trabajo de la industria musical. La diferencia es que el músico hará música aunque no le paguen, por simple vocación. Pero el trabajador de Spotify, el que alquila backline, el contable de la discográfica, o el maquetador de la revista musical probablemente lo primero que evalúen de su trabajo es si se les paga bien, y creo que en las mayoría de casos nadie trabajaría gratis en ninguno de esos puestos. El músico sí. La industria sabe que eso es así y por eso, como tu bien dices, el músico acaba siendo el eslabón más débil de la cadena, porque es el único que aceptará currar sin cobrar.
En este 2022 se retoman los grandes festivales. El músculo financiero de los grandes ya lo conocíamos, pero qué sucede con los muchos agentes (técnicos, promotores, músicos…) pequeños que no han podido sobrevivir? ¿Qué sucede con las salas? ¿Cómo van a poder l@s artistas que empiezan foguearse en directo?
Pues que con suerte para ellos abandonarán la música y probablemente encontrarán en su nuevo entorno laboral una vida más estable, saludable mentalmente y con menos hipócritas y aprovechados a su alrededor de los que hay en la “industria” de la música.
En 2018 disteis algunos bolos con The Unfinished Sympathy. ¿En qué quedó eso?
Ahora mismo la actualidad de Unfinished pasa por el documental que hemos publicado en mi canal de Youtube, HangTheDjTV (echadle un ojo, está lleno de arqueología musical de primera), sobre cuando fuimos a la BBC de Londres a grabar nuestra primera Peel Session. Os recomiendo que lo veáis, dura poco y está hecho con mucho ritmo y mucho mimo por Jordi Sanglas (también conocido por su faceta como novelista) y por Jordi Castells (responsable de célebres videoclips de Za!, Betunizer o Joan Colomo).
¿Te veremos este año presentando este disco en directo? ¿Qué plan tienes?
Lie and wait, cual leona que acecha a un ñu.
En más de una ocasión he leído tu opinión sobre el tipo de sociedad que hemos llegado a ser. Me gustaría tocar tocar el tema… A nuestra forma de consumir sin límite, a necesitar estímulo tras estímulo para finalmente no valorar nada. Ya no hablo de nuestr@s políticos… Da la sensación de que hemos fracasado y que nuestros hij@s no lo van a tener nada fácil dentro de veinte años.
Intento aferrarme siempre a un dogma que yo mismo me he impuesto: la bondad es la juventud. La vida es un declive absoluto, no me parece un camino de arriba abajo sino lo contrario. Lo que hacen los jóvenes acostumbra a ser nuevo, fresco, distinto. Tanto en el terreno artístico como científico, el conocimiento aumenta y las nuevas generaciones siempre son mejores que las anteriores, a mi parecer. Obviamente es una arbitrariedad por mi parte pensar así, no hay hechos demostrables o falseables que indiquen que estoy en lo cierto. Pero sí tengo esta percepción de que, desde siempre, los viejos sienten que la nueva sociedad es peor y creen que dejan un mundo peor a sus hijos y que todo les va a ir peor. Eso lo pensaba un viejo del siglo 3 d.c y un viejo de ahora. Por eso huyo de ese pensamiento y confío plenamente en las capacidades y virtudes (muchas de ellas desconocidas o inapreciables por nuestra parte, los viejos) de la juventud.
Para terminar, tú que tratas con bandas jóvenes, danos algunos nombres que nos ayuden a salirnos de los clásicos y a ampliar miras.
Los Yolos, Hotel de las viejas glorias, Les Salvatges, Goa, Pol Granch, Robot Emilio, Aaron Rux, Mendra, Las Remedios, Wood, Calendula, Casi Reptil, Lanzallamas, Ovvo…
Foto Eric Fuentes: Júlia Olivé