Grises – No se alarme señora, soy sovietico (Origami Records)
El indie pop de Grises suena a celebración, a épica de guitarras y sintetizadores en comunión melódica; supone una agitación rabiosamente adolescente y encendida.
No se alarme señora, soy soviético (13) es su segundo trabajo y se construye en base a una muralla sonora erigida con los sabios mimbres de una producción limpia y cristalina. Esa concienzuda pulsión es capaz de elevar unas canciones ya de por sí lo suficientemente valentonadas para servir como exorcismos de luz en tiempos oscuros a la manera que, en otros ámbitos, lo son las de M83 o Arcade Fire.
Los donostierras hacen suya la extraña costumbre de lograr que cada canción despida un aroma a himno:»Espíritu libre», «Wendy» o «Todo irá bien» explotan en tu cara henchidas de vida.
Recursos como el uso firme de vientos («Cactus») o el de coros infantiles contribuyen a que la paleta de Grises -menuda paradoja cromática- resulte completa y estable, si bien resulta imperioso empatizar con su cariz excesivamente naïf y homogéneo en un mundo donde nadie es capaz de ponerse en otro lugar que no sea el suyo. Suerte.