Hablamos con The Death of Robert, que presentan álbum
The Death of Robert es un grupo barcelonés que nace a finales del año 2018. Te los presentamos en 2019 en nuestra sección 7 Minutos al Día, y unos meses después te hablamos también de su primer álbum, Casablanca. Ahora el trío formado por Lara Giardina, Pablo Salvadores y Robert Panadés acaban de publicar su segundo disco, The Deer. Se trata de un trabajo con un toque de oscuridad y elegancia que muestra influencias de la teatralidad de Angel Olsen, del glamour oscuro y posmoderno de The Last Shadow Puppets o Arctic Monkeys, y de figuras notables del pop-rock más nebuloso como Radiohead, Nick Cave o Leonard Cohen. En cuanto a las letras, el grupo se adentra en el pantanoso terreno de las relaciones y las emociones, la vulnerabilidad y la falta de comunicación.
Aprovechando que The Death of Robert estarán esta semana presentando su nuevo disco en la sala Taro de Barcelona (25/11) y que harán lo propio en la sala Maravillas de Madrid (09/12), hemos querido hablar con ellos sobre este nuevo trabajo de reciente aparición.
Para empezar, os podríais presentar a nuestros lectores. Ya hablamos de vosotros en Muzikalia hace unos años, pero creo que ha habido novedades desde entonces. ¿De dónde sois? ¿Cuándo se forma el grupo, cuáles son sus componentes y qué instrumentos toca cada uno?
Hola, buenas!!! Pues el grupo en sí somos 3, aunque a nivel de directos somos 4 (Albert, el batería). Nosotros somos Lara, Robert y yo (Pablo). El grupo lo formamos a inicios de septiembre del 2018. Lara (la cantante, que es de Sicilia y había recién llegado a Barcelona) y yo (Pablo, guitarrista, que soy de Coruña, pero llevo en Barcelona trabajando de arquitecto desde el 2016) conectamos a través de Vamp, que es una app para encontrar músicos con los que tocar o formar un grupo. A partir de ahí fuimos componiendo, tocando con otro batería y bajista hasta que encontramos más adelante en la misma app a Robert (de Barcelona), que ahora es bajista y que además da nombre al grupo jeje. Y a partir de ahí hasta ahora 🙂
¿Cómo definiríais vuestro estilo de música? ¿Qué artistas o bandas tenéis como referentes?
Yo creo que somos un grupo con muchísimas influencias, escuchamos todo tipo de música y creo que se aprecia bien en las canciones. Diría que entramos dentro del género pop rock alternativo, y a partir de ahí se pueden escuchar arreglos orquestales que nos llevan a lo barroco, algunos dejes mas sucios que nos acercan al post punk… un poco de todo.
Algunos artistas que nos han influenciado a la hora de componer pueden ser quizás Nick Cave, Angel Olsen, Arctic Monkeys, PJ Harvey… pero cada año escuchamos más y más artistas o grupos, que nos hacen crecer como músicos.
Debutasteis en 2020 con Casablanca. ¿Cómo ha evolucionado vuestra música desde entonces? ¿Qué novedades respecto a vuestro primer álbum podemos encontrar en The Deer, vuestro reciente trabajo?
Sí, la verdad es que hemos crecido para bien creo. Ahora somos mejores músicos, a nivel de producción nos hemos involucrado muchísimo más y se nota bastante en las composiciones. Este álbum es más maduro, oscuro y reflexivo, al contrario que Casablanca que era más visceral y sentimental. A nivel de producción también se aprecian más influencias de los 80s (sintetizadores, teclado DX7…) En general partimos de la misma base de Casablanca, sin perder la esencia básicamente.
La producción está muy cuidada, hay un ambiente muy logrado y bastante coherente a lo largo de todo el disco. ¿Cómo ha sido el proceso de grabación? ¿Qué tipo de sonido buscabais?
Muchas gracias!! 🙂 El disco fue grabado en dos partes con una diferencia de 1 año más o menos. Más que nada por dinero, ya que las canciones llevaban compuestas desde hace bastante tiempo. Hemos vuelto a trabajar con Alberto Pérez de Sol de Sants, que es nuestro productor de siempre y con quien más cómodos estamos. Salió todo mucho más fluido y fácil que con el primer disco, ya que teníamos las cosas más claras y ya sabíamos a lo que íbamos. Si en aquella grabación fue más dejarnos llevar y sorprendernos por lo que estábamos haciendo, en este todo ha sido muy directo. Queríamos partir de la base de Casablanca y a partir de ahí experimentar un poco en la producción y arreglos.
Vuestra música se sale de los típicos cánones establecidos hoy en día para lo que se supone que tiene que “triunfar”. ¿Cuál es vuestro objetivo en este difícil y muchas veces desagradecido mundo de la música?
Tienes toda la razón, jaja, pero nos da igual. Es decir, nosotros hacemos lo que nos gusta y nos sale hacer, no vamos a cambiar ni el idioma de las canciones, ni a empezar a grabar en digital ni a hacer composiciones más digeribles por el hecho de que puedan llegar a más gente. No quiere decir que sea mejor ni peor, al final es arte y a cada persona le llega diferente, pero es lo que a nosotros nos hace feliz y con lo que nos sentimos más orgullosos. Nuestro objetivo de base es disfrutar, y si podemos vivir de esto en un futuro pues mucho mejor.
Habladnos de esos dos interludios instrumentales, de poco menos de un minuto, que habéis incluido al principio y a la mitad del disco. ¿Dividen de alguna manera el álbum? ¿Está The Deer planteado a la vieja usanza, con cara A y cara B?
No lo habíamos pensado de esa manera en un principio pero yo creo que sin querer algo tiene que ver. Además de melómanos somos coleccionistas de vinilos, y desde pequeños hemos seguido el canon de escuchar los discos de inicio a fin, y valorar el trabajo de un grupo o artista de esa manera.
La idea era crear una intro para la primera canción, «Cameron», y después un interludio en medio del disco para dejarlo respirar un poco. No queremos hacer 482929 canciones por separado y juntarlas para hacer un disco de popurrís, sino un álbum en toda su esencia. Además, desde un punto de vista lírico, sí es cierto que el disco es un viaje de emociones, usando el elemento del ciervo como signo de evolución, fortaleza, crecimiento y vuelta al hogar y confort. El disco empieza oscuro con la intro y «Cameron», y acaba abriéndose a un futuro esperanzador con «The Deer», la última canción del disco. Esa era la idea.
En vuestras canciones habláis bastante de relaciones personales, de emociones. En estos tiempos donde todo va tan deprisa, ¿qué espacio queda para cultivar una relación con paciencia, sensibilidad y empatía respecto a la otra persona?
Es un poco lo que te comenté antes. Nosotros hemos hecho un disco para escucharlo tranquilamente en casa, ya sea tumbado en la cama, tomándote un vino en la terraza o yendo en bus de camino al trabajo con tus cascos de hace 10 años. La música hay que tomársela con calma, disfrutar de cada canción y no lo que se lleva hoy en día de escuchar 15 segundos de 1000 canciones distintas al día. En cierta manera nos la estamos cargando. Pasa algo parecido, como dices, con las relaciones. Tendemos a conocer a muchísima gente pero no profundizamos en las relaciones que pueden ser más importantes o con la gente a la que realmente le importas. La empatía hoy en día brilla por su ausencia, y para mí es la base de todo.
El disco se cierra con la canción «The deer», que dura más de seis minutos. Me parece muy valiente y atrevido hacer una canción larga, con muchos minutos de placidez instrumental, y situarla al final del disco donde ya casi nadie llega. ¿Qué pensáis de la forma en que se escucha la música hoy en día, y también de la forma en que se comercializa? ¿Creéis que se acabó la era de escuchar un disco en orden, desde el principio hasta el final?
En la respuesta anterior ya te lo comenté. A nivel personal no me gusta cómo se consume ni cómo se comercializa. Obviamente cada uno hace lo que quiere, y cada uno lo disfruta de la manera que considera mejor, pero estoy seguro de que no se disfruta como antes. Por ponerte un ejemplo, mi padre me ponía el álbum rojo de los Beatles desde que era pequeño. Lo escuchaba una y otra vez sin parar y disfrutaba cada pequeño giro de voz que se hacía. Valoraba la música que estaban haciendo en todo su esplendor. O el primer CD que me compré en una tienda de pequeño, que fue el Dookie de Green Day. Incluso el Caribe Mix 2001, jajaja, por ponerte un ejemplo extremo, lo disfrutaba de una manera que hoy en día ya no. Pero bueno, como en todo el exceso de información nos juega una mala pasada, y hay que vivir con ello (de momento).
¿Cuáles son vuestros planes para el futuro? Creo que en breve estaréis presentando el disco en vivo, ¿cierto? ¿Cómo son vuestros directos?
Pues ahora con la salida del disco estamos en periodo de promo, y en poco ya empezamos con los conciertos. Nuestra idea ahora es tocar, tocar y tocar, donde nos dejen, jajaja. De momento hemos confirmado el 25 de noviembre en la sala Taro en Barcelona junto al grupo madrileño Pleens, y el 9 de diciembre en la sala Maravillas de Madrid junto a Pleens y Semana Santa. Os invitamos a que vengáis porque serán unos conciertos muy chulos. Manteniendo la esencia que nos caracteriza, vamos a intentar darle una vuelta de tuerca a los directos y tenemos cosillas nuevas, así que pronto lo veréis 🙂
Para terminar, ¿os atrevéis a decirnos cuál es vuestro disco favorito de todos los tiempos, y por qué? Podéis elegir uno distinto cada componente si no os ponéis de acuerdo.
Claro!! Os ponemos uno de cada uno:
Pablo: Radiohead – OK Computer
Este disco me cambió la percepción de la música en general. Creo que es uno de los discos padre del rock alternativo que ha influenciado a multitud de grupos posteriores. Además de mezclar otros géneros como el jazz, electrónica, etc, Jonny Greenwood (el guitarrista) ha sido mi referente a nivel compositivo y su manera de tocar la guitarra me la ha transmitido bastante.
Lara: Angel Olsen – My Woman
El primer disco que escuché de Angel, que pasó a ser una de mis cantautoras preferidas. Romántico, de sabor amargo y muy sincero.
Robert: Elliot Smith – Either/Or
Lo escuché por primera vez cuando tenía 15 años al ver la película Paranoid Park. Una vez lo escuché entero, tuve la certeza que la música tendría un gran papel en mi vida.
A continuación puedes escuchar el recomendable nuevo disco de The Death of Robert, The Deer.