Jay-Jay Johanson (C.C. Condeduque) Madrid 17/02/24
Fue obvio desde que Jay-Jay Johanson enfiló las escaleras que conducen al escenario del Centro Cultural Condeduque, recibiendo la cálida y entusiasta bienvenida del mismo público que había agotado entradas con generosa anticipación. El sueco es, sin duda, un ídolo para aquellos seguidores de largo recorrido que llevamos tras sus pasos desde sus comienzos allá a finales de los noventa con Tattoo (RCA, 99). Eran los inicios de una trayectoria poco menos que intachable y extendida de manera ininterrumpida a lo largo de un cuarto de siglo, que ha confirmado al menudo músico como infalible cuando de mezclar peculiaridades de crooner y poeta con diferentes mutaciones de electrónica se trata. Una mezcolanza que, en sus manos, ha derivado en estilo reconocible y un catálogo que suma cerca de veinte referencias.
La nueva visita de Jäje Johansson a Madrid tenía como motivo oficial la presentación del reciente Fetish (29 Music, 23), su último álbum hasta la fecha. Una excusa que, en la práctica, derivó en concierto mágico, sedoso e hipnótico, perpetrado por un autor tan delicado en aspecto como lo es su propia música, así como capaz de emocionar en base a todas y cada una de las seleccionadas. Una noche capitaneada por la ejecución vocal del de Trollhättan, tan exquisita y plagada de detalles y matices como alejada de cualquier alarde ostentoso que pudiera restarle distinción, durante la que el protagonista se amparó en el teclista/pianista Erik Jansson y bases pregrabadas entre las que caben trazos de trip-hop, downtempo, bossanova, avant-garde y jazz.
Precisamente, la presencia algo remarcada (e innecesaria a tal volumen) de esas bases podría señalarse como (leve y único) lunar de una velada que, en cualquier caso, resultó absolutamente reparadora. Sonaron, en efecto, algunas piezas de la última referencia del escandinavo como “Finally” y “Seine”, acompañadas de una degustación impagable extraída de entre todo su cancionero, con destacadas del tipo de “So Tell The Girls That I Am Back in Town”, “You’ll Miss Me When I’m Gone”, “Not Time Yet”, “Milan Madrid Chicago Paris”, “She’s Mine But I’m Not Hers” (con único acompañamiento del piano), “Smoke”, o una “Heard Somebody Whistle” que cerraba el grueso de la actuación. Por su parte, “Whispering Words”, la eterna “Believe In Us” y “I’m Older Now” ejercieron como lujosos añadidos.
Una secuencia sin altibajos y al amparo del auditorio de Condeduque, uno de los mejores escenarios de Madrid para disfrutar con el detalle y la pureza de la música. Jay-Jay Johanson volvió a convertir nostalgia, tristeza, miedos, rupturas sentimentales e inseguridades en un tipo de belleza tan específica que resultó complicado contener la lágrima. Es el superpoder de esa silueta que parece flotar sobre un escenario con el que compartió elegancia, luciendo el aspecto de un frágil y andrógino extraterrestre durante algo menos de hora y media. El epílogo (a la altura) a una actuación con tal sentimiento tuvo como motivo a Johanssonrepartiendo saludos, abrazos y, en definitiva, luz vital, por toda la sala, mientras el “My Way” en la versión de Sid Vicious tronaba por los altavoces y quedaba ratificado un concierto para guardar en el corazón.
Fotos Jay-Jay Johanson: Blanca Orcasitas