Das Ich (Sala Copérnico) Madrid 17/02/24

Se dice que el Neue Deutsche Todeskunst (Nuevo Arte de la Muerte Alemán) es un concepto que nace en 1991 de la mano del periodista aleman Sven Freuen, para escribir un artículo en la histórica revista Zillo. En este articulo nuestro colega germano trataba de lanzar un poco de luz sobre una entonces nueva corriente de bandas y artistas, que bajo el paraguas de diferentes sonidos oscuros; Gothic Rock, Darkwave, Electro, Industrial, tenían algunos denominadores comunes, como la puesta en escena, o las letras hablando sobre filosofía existencial, expresionismo, críticas a la sociedad y la religión, o la muerte.

En este artículo, entre muchos otros, se encontraban Das Ich, formados en 1989 y el pasado sábado nos disponíamos a verlos, gracias a la promotora Sturm Promotions, que ha propiciado el único concierto de la península en esta visita.

Bajo la atenta mirada de una nutrida legión de seguidores, Stefan Ackermann y Bruno Kramm, se presentaron en un formato íntimo, desnudando su alma sin la compañía de otros músicos, algo poco común en las últimas actuaciones que están dando en festivales de Europa, pero que sin duda añadió un toque de crudeza al concierto.

Desde el inicio, con la intro y la celebrada «Die Propheten» en la que Bruno sacó a pasear ese extraño instrumento entre melódica y calculadora, tanto él, como Stefan, se mostraron comunicativos y encantados de estar en Madrid.

Un escenario minimalista, apoyado únicamente por una proyección con el nombre de la banda, apenas sin backline, solo el teclado de Bruno, así como un portátil, no impidió que la actuación fuese una constante interacción entre público y banda.

Desde el inicio Das Ich nos llevó por un viaje a través de su discografía, abarcando tanto clásicos eternos, como “Kannibale”, o “Lazarus”, en la que Stefan instó a todos los presentes a corear, sujetando el pie de micro por encima de las primeras filas, como joyas menos conocidas, sorprendiéndonos casi al final (al menos a mí) con una pieza posiblemente inédita.

Con el típico teclado sobre ruedas, Bruno no paró de moverse prácticamente en ningún momento de actuación, paseando sus muecas por cada esquina del escenario, complementando a los bailes imposibles que el bueno de Stefan no paró de realizar.

Otras canciones clásicas como las celebradas “Engel” y “Gottes Tod” no solo nos recordaron que Das Ich han jugado un papel vital en la cultura gótica y la Dark Wave más industrial, también que fueron pioneros en fusionar el teatro, la literatura y la música en un grupo único.

Stefan no paró en todo momento de hacer el símbolo del corazón con sus manos, mostrándose agradecido de poder estar ahí y le quedó tiempo para mandarnos un mensaje acerca de este mundo que vivimos y del que solo tenemos uno, vivámoslo y respetémoslo pues.

El bis, en el que – por supuesto, si no; nos enfadamos – no pudo faltar “Destillat”, quizás su hit más conocido, fue especialmente emotivo con Albert Pavia (Sturm Promotions) siendo invitado al escenario para recibir un merecido aplauso. Un gesto por parte de la banda, que resalta la estrecha relación que hay entre esta y la promotora, con la que han trabajado en más ocasiones.

Stefan y Bruno demostraron que, incluso después de tantos años, siguen siendo capaces de capturar el espíritu humano en su forma más oscura, al tiempo que, en medio de esta oscuridad, siempre hay luz, arte y una conexión imperecedera entre ellos y sus fans. Grandes.

Fotos Das Ich: Fernando del Río

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