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La cantera de la industria musical en peligro. Hablamos con miembros de la escena para analizar la situación

Llevamos más de una década hablando de piratería, descargas ilegales, eMule, Napster y Megaupload. Ahora la escena underground lanza desesperado un grito de socorro. Nuestro país asiste al cierre masivo de salas de conciertos y se prohíbe de la música en la calle. De la quema de brujas no se libran ciudades como Madrid, Granada o Barcelona, famosas por haber sido epicentros culturales de los movimientos más importantes de nuestra historia musical más reciente. ¿Está en peligro la cantera de la industria musical española?

La inmensa mayoría de las grandes estrellas de la música comenzaron siendo pequeñas. En otros países, no se entiende la vida cultural de una ciudad sin música, ni se concibe la industria musical sin la base de la escena underground. Sales a tomarte una cerveza y asistes al concierto de un artista anónimo ante una audiencia reducida, o entras en una conocida sala a ver al grupo emergente de moda. Pero no ocurre así en España. Por lo menos, ya no. En los últimos años, hemos asistimos al desmantelamiento de los circuitos de música en vivo, el único modo de subsistencia del músico medio. Los locales de música en vivo de pequeña y mediana capacidad están en peligro de extinción. Pero los grupos y los dueños de las salas han dicho basta.

Todo estalló en Granada. Durante los últimos diez años, esta ciudad ha conocido cierres, multas y precintos a los locales que ofrecían música en directo, con alguna que otra pena de cárcel para alguno de sus dueños. Además, la policía municipal tiene orden de no permitir a los músicos tocar en la calle. Todo ello en una ciudad famosa por su movimiento universitario, por su atractiva escena musical y por su equilibrio entre tradición y nuevas tendencias. De ahí son Enrique Morente, 091, Miguel Ríos, Los Planetas oEskorzo.

Los músicos granadinos han sido los primeros. Hace poco más de un año, crearon la plataforma Granada En Off para denunciar esta situación ante los medios de comunicación y presionar a la clase política. Organizaron un macroconcierto al que asistieron grupos como Los Planetas, Napoleon Solo o Niños Mutantes entre otros muchos, y que logró un gran éxito de convocatoria. Actualmente organizan talleres y seminarios para concienciar al público de lo necesario que es el circuito local. Para ellos está claro; la criminalización de la música en vivo no solo es un mazazo a la escena cultural de la ciudad, también atenta a la industria musical en su conjunto. Nada grande sería posible sin los pequeños locales de conciertos, sin los concursos y sin los medios de comunicación que apoyan a los grupos emergentes. “Al final lo más importante es que los grupos puedan defenderse en los directos” apunta Arturo Enríquez, responsable de Ernie Producciones, sello y agencia de management responsable de grupos como Niños Mutantes yRusos Blancos. “Cuantas menos posibilidades tengan para tocar y mejorar en ese aspecto, menos posibilidades tendrán para crecer como músicos, por mucho Internet y grabaciones baratas que haya”.

En las ciudades más pobladas el problema adquiere otra envergadura. Hay muchos grupos esperando una oportunidad y demasiadas salas de conciertos dispuestas a aprovecharse de ello. El cierre de locales está reduciendo al mínimo los circuitos de salas con programación propia y como consecuencia estos circuitos se hacen cada vez más inaccesibles y exclusivistas. “En ciudades como Madrid se están cerrando locales míticos, donde todos nosotros hemos empezado a tocar. En este país dedicarse a la música no es difícil, es casi un milagro. No hay circuito, apenas hay salas” explica el músico y productor Ale Acosta, actualmente volcado en su proyecto Fuel Fandango. Además Ahora se impone la ley del alquiler; pagar por tocar. Se obliga a los músicos a ejercer de promotores musicales y, por supuesto, la sala se desentiende de cualquier tipo de promoción. A veces no se puede recuperar el dinero invertido.Si no llegas a un mínimo de público, algunas salas se quedan con toda la recaudación y no le da nada al grupo. Cosas de la oferta y la demanda. “Cuando vienen músicos de fuera y les cuentas que para tocar tienes que pagar, no lo entienden. La industria de la música en España se está desprofesionalizando”.

Pero a nadie se le escapa que la crisis económica planea sobre cualquier intento de regenerar la industria tanto a pequeña como a gran escala. Hasta hace bien poco, la música en vivo presumía de ser el único sector de la industria musical que no había sido afectado de lleno por la crisis discográfica. Pero el encantamiento se ha esfumado de golpe y la realidad de la crisis económica se ha impuesto. Cuando la economía va mal, el público deja de acudir a los espectáculos en vivo y los ayuntamientos dejan de organizar conciertos en sus fiestas municipales. Ahora el negocio de los conciertos también hace aguas. “Hemos sentido por primera vez los rigores de la crisis económica” explicaba hace un año el presidente de la Asociación de Promotores Musicales Pascual Egea. “Por musical que fuera nuestra industria, no podíamos ser la excepción para siempre, y finalmente nos ha tocado enfrentarnos a la difícil situación que atraviesa el país”. Ahora el sector se enfrenta a una profunda reconversión basada en la gestión privada de la cultura. Todo ello, además, en un contexto general de crisis. Los empresarios advierten de que sin escena local no se puede sostener a largo plazo una escena de música en vivo autóctona, es decir, que no se limite a organizar macroconciertos con grupos extranjeros. “Las salas y bares de pequeña capacidad que programan conciertos son fundamentales, y deberían fomentarse con todo tipo de ayudas y facilidades por parte de las distintas administraciones” explica Isaac Vivero, de la promotora murciana Factor Q. “Ningún artista empieza tocando en un estadio ante miles de personas” explica Isaac Vivero. “Los locales de pequeño aforo son donde los artistas comienzan su carrera, y sin ellos la música no tiene futuro”.

Mientras la industria de la música se tambalea, los circuitos locales subsisten a duras penas. Las salas pequeñas dejan de ofrecer conciertos y las salas grandes son desterradas a las afueras de la ciudad en los polígonos industriales, donde los alquileres son más baratos y donde no abundan los vecinos molestos. Las visitas de la policía motivadas por llamadas de vecinos molestos por el ruido son algo que los dueños de los pubs conocen muy bien. Algunos de ellos han invertido mucho dinero en insonorizar sus locales para poder ofrecer conciertos. Pero al final, siempre acude la policía. Es el caso de Velvet Underground, que durante años ha sido uno de los únicos pubs en Málaga que organizan conciertos en el centro de la ciudad. “En mi caso llevo diez años solicitando al Ayuntamiento permiso para hacer conciertos. Mi local está muy bien insonorizado y no molesta a ningún vecino. Pero esta sigue siendo la principal excusa que te dan”comenta Juan Diego, el dueño del local. Hace un año, la policía intervino en mitad de un concierto a causa de la denuncia de otro local. La excusa fue, una vez más, el ruido. “Hay muchas ganas de música en vivo y la gente responde bien, pero hay una oferta ridícula. Y esto es porque si lo haces, lo haces de forma ilegal, y nadie quiere arriesgarse o pelear por ello”.

Casos como este se multiplican por toda la geografía urbana española. La diferencia de mentalidad con el extranjero es aplastaste. Allí la música forma parte del paisaje. En ciudades como Dublín, Londres o Nueva York, los conciertos en los pubs son una cita ineludible para los turistas más inquietos. Pero España es diferente. Aquí ciudades turísticas como Málaga ocultan sus conciertos a las afueras como si de fuesen eventos moralmente reprobables se tratasen. Todo ello pese a que la Costa del Sol cuenta con un considerable núcleo de población extranjera muy aficionada a los conciertos en locales reducidos, y que por suerte ha logrado contagiar y construir un pequeño circuito de jam sessions en algunos pueblos costeros. En otros lugares como Granada o Madrid, se prohíbe la música en la calle. Si alguien se lleva la guitarra a la plaza, se entiende que está molestando o que intenta ganar dinero con ello. ¿Por qué en España los músicos callejeros y los circuitos locales de música en vivo son vistos como un problema y no como un atractivo turístico?“Los extranjeros que vienen a Málaga son de Europa, y están acostumbrados en sus países a que en los bares haya una banda tocando en directo. ¡Aquí no pueden ver ni siquiera un show flamenco! Es algo increíble” explica Juan Diego. “Las normas municipales respecto a los locales de música en vivo son ridículas para una ciudad turística como Málaga. Todos lo entienden, hasta en el mismo Ayuntamiento. Pero hasta ahora nadie ha hecho nada para cambiarlo”.

El tiempo pasa y la crisis económica ahoga a todos los sectores de la sociedad. Mientras tanto, la industria de la música sigue ensimismada en su propia crisis de valores, incapaz de hacer frente al súbito cambio de mentalidad del público, a una nueva generación de consumidores de música con distintos hábitos de consumo. Hace bien poco una filtración reveló que tan solo se necesitan vender unas míseras 75 copias físicas para entrar en el Top 50 de nuestra lista de éxitos. Claro está, estas estadísticas no tienen en cuenta las ventas de cedés en los circuitos de música en vivo. ¿Qué van a hacer las entidades de gestión y las asociaciones de promotores y discográficas mientras la sangría se ceba con las pequeñas salas de conciertos? Si descuidan la cantera y centran el foco de atención en las descargas ilegales, ¿están empezando la casa por el tejado? “Si no hay pubs con música en vivo, no hay conciertos a nivel local. Si no hay conciertos locales se priva a los músicos de una mínima recompensa y no se le inculca al público el gusto por la música” asegura Artin Safarian, del grupo de rock independiente V de Vodka. “Están jodiendo la cantera. ¿Se imagina alguien al FC Barcelona o a la Selección sin cantera, o que se prohibiese a los niños jugar al fútbol en el recreo? No habría ni Masía, ni Copa del Mundo, ni Eurocopa, ni hostias”.

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