La Perra Blanco – Get It Out (Folc Records)
¿Es Alba Blanco, gaditana de nacimiento y sentimiento, la nueva musa del rockabilly patrio? Más bien sí. ¿Es además el estandarte que reivindica una forma de entender la música más propia del tiempo de sus padres y abuelos que de una mujer que aún no ha llegado a la treintena? Definitivamente, respuesta afirmativa. Lo que hace La Perra Blanco en este segundo disco largo titulado Get It Out, desde cuyo título parece querer asomar la pata por debajo de la puerta a menudo demasiado cerrada de un género que en sus manos y su voz sobrepasa a su propia idiosincrasia.
La época a la que debió pertenecer ya quedaba suficientemente enmarcada en su primer trabajo y en los dos EPs previos a la publicación del presente, en los que se adivinaba ya una intención aperturista sin renunciar a su esencia ni mucho menos a su presencia. En el escenario es una auténtica bomba, pero el poderío y el conocimiento profundo del material que maneja se traslada de manera impecable a las bobinas del valenciano Estudio Elefante, en el que se aposenta desde hace tiempo el gran Mike Mariconda (para más referencias, guitarrista de bandas potentísimas como The Raunch Hands y los no menos enérgicos The Devil Dogs). A él se encomienda, o puede que sea mutuo, para que el norteamericano pula los diamantes implícitos en las composiciones del huracán linense. En esta ocasión decide empezar el espectáculo sonoro con una tremebunda “Treat me (like a man should do)” para dejar claro que es ella la que se encarga de romper corazones y no al contrario. Cuestión de clase. Como la que destila el doo-wop de “Dream about” o los posos rhythm and blues de la colaboración con Tarque en “Came back home”, donde el murciano se arranca con un inglés más que digno, o “Why don’t you love me”, que es más que una plegaria una reivindicación de estatus y sentimiento. El capítulo de baladas, con la base rítmica poderosísima de los habituales Guillermo González y Jesús López, secundados por las teclas de Gerard Vercher, lo completa el estándar fifties de “Don’t break my heart”, que si escuchamos como extra en la banda sonora de American Graffitti no estaríamos sordos en absoluto. Pero los ingredientes básicos de su receta siguen ahí, afianzados y ampliados, en sendos ejercicios de estilo como “New lover new sweetheart” y “Sitting here”, donde conserva su esencia e incita al baile como otra de sus señas de identidad.
La nota concordante que señala alguna dirección nueva y adyacente a la transitada hasta ahora la ponen “I got cats” y “Starry nights”, un par de deliciosos instrumentales, más cercanos al jazz en estructura y concepción, y quizás el tema titular, un “Get it out” que podría aparecer como tema extra en algún disco de Guadalupe Plata. Sí, porque a lo de acelerar el blues pocos le ganan hoy a La Perra Blanco, y tampoco en inventarse nuevos cócteles donde agitar el country, el rock and roll de base y todo aquello que pueda resultar en un destilado único y envasado al vacío. Hacen falta más artistas así, aunque sólo sea para que intentemos conservar un tesoro como el que nos ofrece.