ConciertosCrónicas

L.A. (Sala La Trinchera) Málaga 08/12/17

Luis Alberto Segura y su maquinaria de rock afilado y melódico,  L.A., lucieron su notable estado de forma en la noche malagueña, bajo los tenues focos de la coqueta sala La Trinchera.

Encuadrado en la gira de presentación de su último trabajo, el ambicioso King Of Beats (17), el concierto resultó ser una muestra más de lo sólido de un cancionero que se mueve cómodamente entre la tradición americana de bandas que navegan por las aguas del sonido independiente y el AOR elegante de FM clásica, a la que se añaden nuevas vías exploradas en dicha entrega. Ya desde el principio, con la infalible “Rebel”, se advirtió la buena salud de una formación que sabe guardar las espaldas a un líder de voz privilegiada, capaz de acariciar y arañar en un visto y no visto. Los continuos viajes por todos sus trabajos, con especial mención a los fantásticos Dualize (13) y From The City To The Ocean Side (15), demostraron la confianza en un repertorio extenso y ya sobrado en números con los que ganarse a la audiencia desde el principio.

Pronto, el frío del invierno dio paso al calor proyectado por la música honesta y pasional de L.A., fruto del talento de un compositor mayúsculo. Desde la emoción de “Oh Why”, “Under Radar”, “Living By The Ocean” o “Higher Place” al desgarro en las interpretaciones acústicas de “Secrets Undone” y, sobre todo, “Mirrorball”, pasando por las descargas eléctricas de “In The Meadow” o “Heavenly Hell”, la hora y media generosa que entregaron se hizo corta y dejó con ganas de mucho más.

Estamos, sin duda, ante una de las mejores bandas del panorama nacional, jugando en la liga de algunos de los grandes nombres del otro lado del charco y dispuesta a crecer tras el salto dado con esta última entrega, de la que dejaron caer, entre otras, las notables “Helsinki”, “The Keeper And The Rocket Man”, “Where The Angels Go” y “Leave It All Behind”. El cuarteto sonó robusto y engrasado, conocedor de sus puntos fuertes y manejando la épica sin caer en la grandilocuencia. Tras el aclamado bis, nos dejaron con un inmejorable sabor de boca, esperando que se les valore como se merecen en su país. La media entrada registrada en un recinto relativamente pequeño, se antoja preocupante para un grupo de este nivel.

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