Libro: ‘Algo que sirva como luz’ de Fernando Navarro (Aguilar)
La historia de la música española está salpicada de tristes percances en carretera que nos dejaron sin Nino Bravo, Cecilia, Eduardo Benavente, Bruno Lomas, Tino Casal, Pedro San Martín… Supersubmarina tuvieron suerte, mucha suerte, porque cerca estuvieron de no contarlo. Pero afortunadamente siguen con nosotros.
El 14 de agosto de 2016 la banda de Baeza tuvo un serio accidente de tráfico regresando de actuar en el Medusa Sunbeach Festival de Cullera (Valencia), cuando su furgoneta colisionaba con otro vehículo de frente. Uno de sus componentes, Pope, resultó herido leve, pero su vocalista José Chino, su batería, Juanca, y su guitarrista Jaime, se llevaron la peor parte. Especialmente el primero, que sufrió un grave traumatismo craneoencefálico cuyas secuelas le han provocado una anosognosia que impide a quienes la padecen, ser conscientes de sus propias limitaciones y de identificar la nueva realidad a la que se enfrentan. Tuvieron que ser intervenidos en varias ocasiones y desde entonces, fueron evolucionando de distinta forma, sin dar más explicaciones que las meramente formales que su entorno iba filtrando con cuentagotas. Todo lo envolvió un largo silencio interrumpido en muy pocas ocasiones, hasta que recientemente la banda decidió volver a la luz.
Durante este tiempo el periodista Fernando Navarro mantuvo el contacto con su mánager Ernesto Muñoz, para informarse de su estado e insistir con el paso de los años, en la intención de reunirse con Supersubmarina para entrevistarles y sacarles de ese silencio. Una misión que cada día parecía más difícil, hasta que llegado el momento accedieron y lo que en un principio iba a convertirse en un reportaje para El País Semanal terminó mutando en este libro. Lo que iba a ser un artículo periodístico, se transformó en una historia de alto componente emocional, pero también musical. En una obra coral con las voces de los cuatro, además de las de su entorno más cercano, su familia, pero también los médicos que les trataron durante ese largo periodo. Un duro relato en el que se reconstruyen de manera brillante el antes, pero sobre todo los difíciles durantes y el ahora.
Para conectar con Algo que sirva como luz da igual la afinidad que tenga el lector con las canciones de Supersubmarina. Es difícil no sentir empatía con la amarga tragedia que les golpeó tras el accidente. Con cómo cada uno de ellos tuvo que afrontar sus miedos, su incapacidad y sus difíciles retos, para volver a construirse como personas en una nueva vida que no eligieron. De qué manera el paso de los días, meses, años… y las catarsis que prendieron, les empujaron a querer contar su hoy, y a invitarnos a acompañarles en el incierto y desconocido camino hacia un mañana que aún está por escribirse.
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