Conciertos

Madonna – Estadio Vicente Calderón (Madrid)

La segunda parte de la gira Sticky and Sweet recalaba en la capital tras 19 años sin un concierto de la diva. Un Vicente Calderón que no terminó de llenarse acogía el nuevo tour de Madonna con más expectativas de lo que terminaría por encontrarse.
Eran las 22.00 horas y la maquinaria se puso en marcha para brindarnos 120 minutos cronometrados al milímetro, donde cada paso, cada efecto, cada coro están perfectamente calculados. Así, lejos de lo que de un concierto se espera y más cercano a una atracción de parque temático, asistimos a un espectáculo donde pantallas que levitan, coches de lujo, rings de boxeo u orquestas zíngaras tienen cabida. “Candy Shop”, canción que abre su último trabajo Hard Candy a la que le siguió “Beat Goes On”, con la compañía de Kanye West en las pantallas, encendieron la mecha. Comenzaba así un show dividido en cuatro partes, sin improvisaciones, sin sorpresas, respaldado por un montaje escénico apabullante al que, sin embargo el público tardó en entrar. No fue hasta la cuarta canción, “Vogue”, a la que siguieron dos hitazos de antaño: “Into The Groove”y “Holiday”, cuando el respetable realmente comenzó a disfrutar. A mitad de esta última, llegó el consabido homenaje a Michael Jackson, con los acordes de “Billie Jean” y un bailarín disfrazado y bailando como el rey del pop, algo que más que emocionante, se vio como demasiado “previsto”.

A partir de ahí poco más que destacar, quizá el guiño a “God Save The Queen” en “Dress You Up” con la Ciccone a la guitarra (¿estaría enchufada?) como si estuviera jugando a Guitar Hero. Una insípida “Music” o las horribles “Spanish Lesson”, “La Isla Bonita” (¿Por qué la toca siempre?) o “You Must Love Me” de la película Evita, fueron lo más flojo del set list, por no hablar de la orquesta de rumanos, a la que como un amigo comentó, sólo le faltó la cabra.

El tramo final fue para “4 Minutes” (con Justin Timberlake también cantando desde las pantallas), una “Like A Prayer” que volvió a enloquecer al público, la animada “Ray Of Light”, “Frozen” (cuya nueva versión destroza el original) y su nuevo single, “Give It 2 Me” tras el cuál un GAME OVER ponía el broche a dos horas demasiado impostadas, donde hasta los “oe oe oe” del respetable durante 30 segundos desconcertaron a la artista, que quedó circunspecta como si estuviera pensando: “espero que hayan dado al pause…”.
 

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