Discos

Platz – Calprotectina (Autoeditado)

Como al resto de los mortales, me encanta tener razón. Y es que ya lo dije nada menos que en 2020, cuando hablaba de: “un debut compacto, altamente disfrutable y que hace augurar gran futuro a este trío tan joven, que si no se aparta de esta senda y se dejan influir bien por su contexto, seguro que será capaz de hacer grandes cosas en un futuro no lejano”. Aquél debut de Platz nos llegaba en formato EP, se titulaba Todo El Mundo Tiene Sueño y estaba pero que muy bien, sobre todo para unos chavales que por entonces tenían una media de 15 años. Prometía, como suele decirse.

Y al hacerme eco de tal promesa, repito, yo tenía razón. Porque, efectivamente, el tiempo ha pasado, los chavales ya no son tan chavales, han seguido por el buen camino, han captado nuevas influencias, y suenan como un cañón. De hecho, antes del disco del que vamos a hablar, llegó Prochaska y Diclemente (2023), disco por el que estuvieron nominados a los prestigiosos premios Carles Santos como mejor disco de rock valenciano.

Calprotectina llega ahora tan sólo un año después, pero con una serie de grandes cambios a cuestas. El año ha sido duro, los miembros de este cuarteto encabezado por Massad Kassab (voz, guitarra) y que completan Daniel Biot (batería), Lucas Calpe (guitarra) e Izan Navarro (bajo), han pasado por ansiedades, desamores, enfermedades crónicas y relaciones líquidas. Angustias adolescentes (o post-adolescentes) que no por el hecho de serlo deben ser banalizadas. De hecho, aquí son elevadas a la categoría de arte a través de 13 canciones que huelen a carga de profundidad.

De nuevo a las órdenes de su productor Uve Martínez, la banda ha extraído todo su potencial y suena extraordinariamente bien en un conjunto de composiciones desgarradoramente sinceras a través de las cuales el cuarteto da muestra de una madurez y una evolución que ya quisieran para sí la mayoría de las bandas que inundan esta sobresaturada escena nuestra.

Calprotectina inaugura con “Estás tan raro” una rotundidad eléctrica que esta vez se halla matizada mediante tejidos de guitarras que combinan el feedback con el sonido cristalino y jangle de determinadas influencias post-punk que se les empiezan a apreciar y señalan la distancia de este disco con el clasicismo rock del que hacían gala en anteriores entregas. Algo que se acentúa aún más con “Dejarlo pasar”, más pop aún, más lírica aún y también más melancólica.

De hecho, la melancolía, o esa angustia post-adolescente de la que hablábamos, es algo que sobrevuela casi todas las canciones, pero sin indulgencia ni autocompasión. Total sinceridad para presentar un retrato fiel de su momento, de su ahora. Lo vemos en una galería de personajes presentados como lo que son: vehículos de una historia. La protagonista de “Polvo” o el tipo que pone nombre a la extraordinaria “Juanma”; pero sobre todo hay una tendencia a la introspección generalmente más propia de gente con una edad más avanzada que la de los Platz, que en canciones tan rotundas como “Fantasmas”, “Involución” o “Mente fría” hacen gala de una insólita madurez, tanto musical como lírica.

Lo imaginativo de los arreglos, los desarrollos, las complejidad de estructuras, la capacidad interpretativa, casi teatral por momentos, lo inclasificable, estilísticamente hablando, de su propuesta, hace definitivamente de este un álbum verdaderamente relevante, no sólo para la nutrida escena de su ciudad natal, Valencia, sino para todo un panorama rock nacional que necesita de más juventud como esta, que lo da todo por su arte y genera resultados tan sobresalientes como Calprotectina. Un disco de maestros hecho por gente con edad de ser aprendiz. Se nota que han hecho los deberes. Y de qué manera.

Escucha Platz – Calprotectina

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