Reseñamos el documental de Tom Petty: ‘Somewhere You Feel Free:The Making Of Wildflowers’
“Realmente no hay reglas en lo que estamos haciendo ahora, las canciones son lo que importa”. Eso decía un excitado Tom Petty cuando estaba grabando Wildflowers, un álbum con el que quiso ser totalmente libre de los constreñimientos de una banda, The Heartbreakers, que aunque tocaba sus canciones, le condicionaba al tener que contar con otras opiniones. Wildflowers fue el disco que siempre había querido hacer, el que siempre había sabido que podía hacer sin ayuda de nadie.
Bueno, eso de sin ayuda de nadie es relativo. Realmente la tuvo en la forma de un tipo barbudo al que, por consejo de su siempre fiel amigo y colaborador Mike Campbell, acudió para que fuera el productor del proyecto. La trayectoria de Rick Rubin le avalaba como un sincero amante de la música que siempre ponía al artista y su arte por delante de todo. Con él iba a hacer historia. Uno de los mejores discos de rock de todos los tiempos.
Verdaderamente, Tom Petty tiene mucho donde mirar si queremos escoger un sólo álbum de su discografía. Compositor prolífico, docto en rock and roll y especialmente afinado a la hora de alumbrar canciones infalibles, sus álbumes importantes no pueden contarse con los dedos de una sola mano (y quizá tampoco con los de dos). No obstante, sobre todos ellos, Wildflowers tiene algo especial. Una tensión emocional que ninguno de los demás -quizá menos personales- tiene tan acentuada. Es un disco de aristas. Por momentos muy roquero y en otros, tremendamente sensible. Un disco en el que él echó el resto. Y le salió especialmente bien.
El documental Somewhere You Feel Free:The Making Of Wildflowers, dirigido por Mary Wharton, parte de un material inédito filmado a 16 mm entre 1993 y 1995 y a través de ello cuenta el proceso de realización de este álbum. El film se lanzará de forma gratuita en You Tube este mismo 11 de noviembre de 2021, dentro de la serie You Tube Originals. Una excepcional oportunidad para contemplar la génesis de un artefacto musical descomunal.
Wildflowers quizá no descubriera la rueda al ser editado en 1994, un año en que el rock and roll prácticamente ya lo había dicho todo, pero está hecho con el corazón abierto y de alguna forma, consigue resumir todo (o casi todo) lo acontecido hasta su momento en el mundo del rock. Es algo difícil de hacer, sin caer en la pretenciosidad y sobre todo, con enormes canciones. Él lo consiguió. Por eso, ver este proceso relajado de producción, de amistad entre los implicados, de música pura floreciendo minuto a minuto, es algo realmente precioso.
Petty, al llevar a cabo este proyecto, lo hace al margen de su banda, pero cuenta, no obstante, con ella. Benmont Trench y Mike Campbell están presentes en todas estas imágenes -entonces y ahora- y se nota la estrecha colaboración con el jefe. Petty no era ningún dictador. Era un hombre bueno, relajado y de enorme talento, que no temía colaborar de forma generosa con los demás para lograr un objetivo superior al que obtendría encerrándose en sí mismo. Poder contemplar esa sinergia es uno de los grandes valores que nos aporta un documental que maneja el blanco y negro y el color para distinguir las imágenes de entonces, las de archivo y las actuales.
La narrativa es ágil y el montaje es cuidadoso. Se respira paz y buen rollo a cada minuto. Además, hay un empeño por que conozcamos mejor al artista, o mejor dicho, al artista en el instante de producción del disco. Y es que Petty, en el momento de componer estas canciones que terminaron formando parte de Wildflowers, empezaba a sentir que su matrimonio con su mujer de toda la vida –Jane Benyo– se desmoronaba. Muy valiosas son, por cierto, en este punto, las aportaciones de la hija de Petty, Adria, que vivió aquél proceso (y además, ha sido el factótum en la sombra de este documental, al desempolvar los viejos archivos de su padre). El disco, por tanto, es un disco inconsciente de ruptura. Es un disco muy personal y quizá por eso, su autor decidió que debía ser un disco en solitario.
Son detalles que, poco a poco, van aflorando en la narración. Se construye así un castillo de naipes que fundamenta el porqué este disco es tan importante. Es un disco de rock and roll hecho con el alma encendida, con total sinceridad. Creo que el gran valor de Tom Petty en la historia del rock es precisamente este, el compromiso que tenía con la música que amaba. La asumió siempre con el corazón en la mano. No era un trabajo. Y quizá su obra capital, en ese sentido, sea este Wildflowers cuyo proceso de grabación muestra a las claras ese compromiso, ese amor profundo por un trabajo que no es tal y ese reflejo de su vida y sentimientos en unas canciones perdurables.
El año pasado aparecía la excepcional caja recopilatoria Wildflowers & All The Rest (gracias también al empeño de Adria Petty) y este documental se me antoja como un complemento perfecto y necesario a todo aquél material inédito que afloró entonces. Pocos discos tienen tanto que contar. Incluso si no se es fan del músico, este documental es valioso para contemplar un proceso de creación y también como vía de descubrimiento de un artista magnífico. Para los fans, por supuesto, una orgiástica puerta de entrada al mundo interior de su ídolo.
Tras la edición del disco, Petty pasaría por su pequeño infierno particular. Musical y profesionalmente, su edición le reportaría ventas millonarias, premios y distinciones. Pero personalmente, el desenlace en divorcio de su crisis matrimonial le traería depresión y caída en las drogas, algo que seguramente causó que le perdiéramos de una forma tan prematura. No obstante, él siguió siendo hasta el final un tótem impecable del rock, un artista al que siempre se podía acudir para recuperar la esencia. Un auténtico rocker. Por eso perderle fue muy duro, pero bien está que estas pequeñas ventanas al pasado se sigan abriendo. Y si son tan bonitas y bien hechas como esta, pues mejor que mejor.