Salamarte – Sala B CAEM (Salamanca)
Asistimos a la jornada final de este nuevo festival que, como si de un hermano pequeño del South Pop sevillano se tratase, contó con algunas bandas contratadas para la próxima edición del evento andaluz.
La forzosa cancelación por enfermedad de El Guincho hizo que tanto cartel como horarios tuviesen que ser modificados, pasando sus sustitutos, los madrileños Mantranoise, a inaugurar la cita. El trío, con una mezcla de bases electrónicas pregrabadas y aire soul recordó por momentos a los insulsos Marlango y, a pesar de las cualidades vocales de su cantante femenina, lo más destacable (por diferente) de su actuación, fue la performance que durante la misma hizo una actriz. Supongo que alguien lo encontraría interesante.
Afortunadamente, Digital 21 en su faceta de DJ, e instalado en el hall del recinto, nos rescató del sopor con temas de Simian, Radiohead o The Chemical Brothers, mientras en el escenario se proyectaban agradables imágenes, ambientando lo que sería la actuación de Soy un Caballo. Tras ese curioso nombre en castellano, encontramos a un dúo belga de chico y chica, presentando su debut «Les Heures de Raison», producido precisamente por el vocalista de High Llamas. Aurélie Muller (bajo y xilófono) y Thomas Van Cottom(guitarra), ofrecieron un concierto cándido, turnándose en la voz a lo largo de canciones afrancesadas que remiten a Françoise Ardí, Stereolab o los Air más escuetos. “La Raison du plus Fort”, “Au Ralenti” e incluso alguna composición nueva como “La Lune at le Loup”, hicieron de su participación algo dulce y entrañable.
Los veteranos The High Llamas fueron los encargados de echar el cierre al festival. Tras quince años viendo pasar a su lado infinidad de modas sin siquiera rozarles, son todo un seguro de calidad. Y precisamente un paseo por los ocho elepés de su carrera fue lo que el quinteto ofreció en la ciudad charra. Deudoras de Brian Wilson, sonaron desde “Giddy and Gay”, “Leafe And Life” con la que comenzaron, “Harpers Romo” o “Bach Ze” –ambas de su insuperado elepé “Snowbug”-, “Nomads”, “The Sun Beats Down”, hasta la celebrada “The Old Spring Town” de su último trabajo. Un concierto impecable, ante una audiencia que, sentada en el suelo y dejándose llevar por la afable y cristalina armonía vocal de Sean O´Hagan, se dividía entre los que rememoraban y los que descubrían por primera vez el pop detallista y elegante de los londinenses.
Por ubicación -la sala Marte es todo un ejemplo de diseño y acústica-, cartel y precio, resultó una propuesta justificada que esperemos tenga continuidad en los próximos años…