San Miguel Primavera Club 09. Recorrimos el festival que se celebra en Madrid y Barcelona
Un lugar para (des)enterrar desconocidos.
Durante 5 días (del 9 al 13 de diciembre) Madrid y Barcelona han llenado buena parte de sus salas de música en directo, tanta, que abarcarla toda se antojaba imposible (pese al “doblete” de varios grupos); tan variada, que ha habido espacio para sorpresas, confirmaciones, decepciones…
Hubo quién se confeccionó su propia hoja de ruta, independiente a la proporcionada por la organización. No era para menos, ante tal avalancha musical se tienen dos opciones, la citada, o el dejarse llevar por los momentos de cada show…
En resumidas cuentas, San Miguel Primavera Club 09 ha tenido momentos musicales más que notables con salas a la altura (y capacidad) de lo programado, aunque también con otras de difícil (o imposible acceso). Una amplia oferta musical para elegir dónde pisar y qué escuchar.
Nacho R. Piedra
A Place To Bury Strangers
Los norteamericanos dejaron un estupendo sabor de boca, augurando un futuro no muy lejano de incontables seguidores. Su puesta en escena, jugando con el humo, las luces y las sombras, le viene que ni pintada a estos oscuros neoyorquinos que dieron uno de los mejores conciertos de la semana. El grupo se encuentra en un momento dulce, si es que tal apelativo se le puede poner a algo tan siniestro y sensacional.
Nacho R. Piedra
Beach House
Se presentaron Victoria Legrand y Alex Scally, con un batería completando la formación en directo, en una sala Sidecar absolutamente abarrotada (e incluso con gente que se quedó en la calle). Venían a presentar su próximo disco Teen Dream, que aparecerá a principios del 2010 y demostraron que su propuesta de dream pop a medio camino de lo oscuro y lo hippy se defiende muy bien sobre el escenario, ya que lo que podría haber sido un set monótono, al final fue un bonito paseo por sonido sedosos aderezados por la exquisita voz de Legrand. Mucho más rotundo e impactante que en disco. En algo menos de una hora de concierto, se centraron en presentar ese Teen Dream, emocionando con «Zebra», convenciendo con la esperada «Norway» y agradando con «Used to be». Los juegos vocales preciosos, el sonido bastante bueno y el público, entregado. Un muy buen concierto.
Raquel García
The Black Heart Procession
La sala se vació de una manera sorprendente para recibir a uno de los nombres más esperados, The Black Heart Procession, los ecos de la sala (y del concierto anterior), añadieron desencanto, algo que sumado a la falta de feedback del grupo, terminó por crear uno de los momentos menos destacables de todo el festival. Decepción.
Nacho R. Piedra
Cass McCombs
En Barcelona la mayoría vimos a McCombs el domingo a las diez de la noche. Los días de festival ya eran muchos, las horas se acumulaban, los dolores se repartían precisos por todo el cuerpo y la imagen de la cama era tan hermosa como la visión de la Tierra Prometida. Pero algo nos empujó, arrastrándonos, hasta el Apolo; el recuerdo de uno de los mejores discos del año, el “Catacombs”. Pero Cass McCombs destiló su pop preciosista de una manera un tanto diferente del disco. Quizás le dio un matiz más maduro y contenido, sin los excesos de los que hace gala en el disco. Y a decir verdad este nuevo aire le dio una patina estupenda a sus canciones. Por lo demás, sin duda fue de menos a más. Inició el concierto un pelín frío, sin apenas hablar y tocando un tanto planas sus canciones para poco a poco ir ganándonos casi sin darnos cuenta. Locuaz y divertido al final, llegó a contar un par de chistes calculadamente malos y a pelearse con exquisitos modales con el técnico de luces que seguro le envía un cordial saludo. Una excelente manera de cerrar el festival para los que madrugábamos al día siguiente.
Jordi Dalmau
Chiquita y Chatarra
“Aúpa la merienda-cena!” exclamó la batería. Para que luego digan que el punk ha muerto. Al acabar el concierto la sensación era agridulce, como cuando sales de un bazar árabe habiendo comprado cualquier cosa. Te has divertido aun sabiendo que casi seguro te han estafado. La propuesta de estas asturianas se cae de puro simple, un punk básico y elemental con la mayoría de las canciones tocadas con una batería y un bajo. Muchos diálogos con el público, e incluso algún insulto, baquetas perdiéndose, cuerdas de guitarra rotas y agua escupida al público, todos los elementos canónicos que forjaron la leyenda de un movimiento que quizás nunca fue como lo hemos imaginado han sido adoptados para esculpir un recital que creó profundas opiniones al respecto. Desde defensores de su autenticidad a críticas por su poco variado repertorio. Aunque todos admiten que fue un concierto ante el cual no se pudo quedar indiferente.
Jordi Dalmau
Cymbals Eat Guitars
Llegaron con más energía en el cuerpo que en sus canciones. Rápidamente se diluyeron en una sucesión de temas con aires de instituto norteamericano, más cercanos a Blink 182 o sucedáneos, que a cualquier otra “corriente musical”. Concierto incoherente y atropellado, sin más. A pesar de todo, el público se mostró más receptivo que en otros shows.
Nacho R. Piedra
Devendra Banhart
El indiscutible cabeza de cartel, ni que sea en términos de popularidad, logró el fácilmente predecible lleno en la sala Apolo en la hora estrella del festival. Aún resultando asombrosamente amplia la representación de supuestos detractores del cantante, con vagas excusas de estar acompañando a alguien que conoce a alguien, todavía era más grande el número de personas que esperaban expectantes a una de la figura más populares de la música alternativa de los últimos años. Ante tal audiencia Devendra tenía ganada la partida de antemano. Sabedor de esto y de las limitaciones que el formato del festival le imponían, el texano no quiso arriesgar demasiado, dentro de sus estándares weirdos, y ofreció un setlist donde tenían cabida canciones de la mayoría de sus álbumes. Optó por decantarse hacia un recital hedonista y sin querer demostrar nada a nadie. El público, o al menos la mayoría de él, pareció entender el mensaje y se dejó llevar bailando algunas de sus canciones más conocidas. Volvió a mostrarse muy locuaz en su peculiarísimo idioma tan parecido al castellano y se ganó más de un suspiro, lo que hizo que muchos decidiéramos puntuar bajo su concierto. Pero, rindiéndonos a la evidencia, hay que decirlo claro, quizás Devendra no sea un grande pero que me aspen si no es un músico excelente y sabe como contentar a su público.
Jordi Dalmau
Furguson
Estos chicos no engañan a nadie. Saben de sus limitaciones y no intentan conquistar el mundo ni escribir su nombre en los libros de Historia. Ellos de momento se están divirtiendo y lo único que buscan es hacernos pasar un buen rato. Pero ojito, que entre broma y broma la verdad asoma. Estos catalanes ofrecieron un concierto divertido, resultón y muy entretenido; afortunadamente tienen las canciones justas, aunque como ellos mismo advirtieron tampoco andan sobrados de ellas, para ofrecer una media hora larga de baile sin complejos. Practicando un frenético pop-rock psicodélico supieron defender su inclusión ante una retahíla de nombres que asustaría al más pintado. Nos dejaron con la curiosidad justa para obligarnos a seguirles la pista en el futuro.
Jordi Dalmau
HEALTH
Con el que seguramente es su mejor disco recién sacado del horno, los de Los Ángeles eran uno de los grupos que despertaban más interés en un cartel ya de por sí sobrecargado de buenos nombres. Enseguida los pocos despistados que todavía no habían tenido el placer de conocerlos entendieron que era mejor quitarse el sueño tonto que entra un miércoles a las once de la noche y empezar a disfrutar del frenético post-punk que desplegaron sin miramientos ni remordimientos. Dejándose caer a su gusto entre pasajes más psicodélicos y momentos mucho más frenéticos, ofrecieron un concierto que, si bien dolorosamente breve, no aflojó en intensidad en ningún momento. Aunque quizás les falte un cantante con más fuerza y expresividad y saber ofrecer un concierto de más minutaje sin caer en la repetición y el artificio vacuo, HEALTH demostró que están disfrutando de un momento excepcional y cuyos directos son una garantía casi absoluta. Algo me dice que volveremos a saber de ellos muy pronto…
Jordi Dalmau
Jeffrey Lewis & The Junkyard
Jeffrey Lewis es un hipster de cajón. Vive en Williamsburg, Nueva York, tiene una banda de música, muchos de sus discos son auto-editados, dibuja cómics y con treinta y tantos sigue vistiendo como un chaval de veintipocos. Pero, la verdad por delante, de música sabe un rato largo. Acompañado por la formación habitual, su hermano Jack al bajo y David Beauchamp a la batería, tuvo que lidiar con la difícil papeleta de actuar después de todo un Devendra Banhart, con la sala Apolo a rebosar. Tomándose a broma la situación, firmaron la que sin ningún tipo de dudas fue una de las mejores actuaciones de todo el festival. Y eso a pesar del ¿curioso? ¿absurdo? e ¿innecesario? momento didáctico de la canción apenas susurrada sobre Toro Sentado, que fue acompañada de una proyección de dibujos hechos por él mismo. Los que venían pensando en una actuación de anti-folk como anunciaba la hoja de promo, se encontraron con un concierto libre y enérgico, más cerca del rock más sucio, esa guitarra electro-acústica tapizada de pegatinas era toda una declaración de intenciones, que de la anunciada psicodelia. En lo que refiere al público nacional, se graduaron con todos los honores. A partir de ahora ya no necesitarán a Devendra para anda.
Jordi Dalmau
Kurt Vile and the Violators
Kurt Vile parece que es de culo inquieto. Aún jovencísimo ya dispone de un currículum envidiable tanto en calidad como en cantidad. La mejor prueba la vimos nada más entrar en la sala Sidecar, llena hasta los topes y con gente que se quedó en la puerta sin poder ver a uno de los últimos niños prodigio del folk. Viniendo bajo su propio nombre, y no como su anterior vez siendo uno más de los The War on Drugs, quiso desmarcarse del folk pulido y fronterizo de estos para sonar más sucio y garajero. Aquellos que nos esperábamos un concierto sosegado donde Kurt se centraría en las letras nos equivocamos de lleno. Kurt quiso sonar a bar de rudos moteros, dejándose la piel en dejarse oír y no tanto en que lo escucháramos. Y bien que lo consiguió. En ningún momento pareció que estaba impostando su discurso, ahí vimos al, parece ser, auténtico Kurt Vile. De todos modos, recurrió a demasiados lugares comunes y en algunos instantes parecía que se lo estaban pasando mejor ellos que nosotros. Por momentos, la sensación de déjà vu dejaba de ser eso, una sensación, para convertirse en certeza. Quizá otro formato y otro escenario le hubieran sentado mejor a su propuesta pero desde luego no puede decirse que causara una profunda impresión.
Jordi Dalmau
Marissa Nadler
Los que vimos a Marissa Nadler nos quedamos con la sensación que fue el artista que peor lo ha pasado encima un escenario. La reciente muerte de su amigo y mentor Jack Rose y la ausencia de su banda por motivos presupuestarios incomodaron demasiado a la cantante que se tuvo que esforzar mucho para lograr sacar a relucir la belleza de sus canciones. Se la veía sobrepasada y fatigada, con más orgullo profesional que ardor artístico. El concierto pasó en un suspiro gracias a las innegables cualidades de sus composiciones que resultan hasta difíciles de tocar mal, pero de ninguna manera alcanzaban las cotas que conseguían en su último disco. Los que la veíamos entendíamos sus sentimiento, que ella dejaba expresar como una hermosísima Virgen doliente, y sufríamos con ella oyendo canciones que recordaban el lado amargo de la vida en medio de esa celebración festiva. Un concierto difícil pero en cierto modo necesario.
Jordi Dalmau
Pájaro Sunrise
La media de edad que se congregaba en el Jamboree minutos antes de su actuación indicaba al Sherlock de turno que quienes iban a tocar a continuación ya llevaban unos cuantos años dando vueltas con la furgoneta. Hypes esta vez no, gracias. Aunque fundados hace apenas cuatro años, su máximo responsable, Yuri Méndez ya es todo un veterano de la escena nacional y seguro que las ha visto de todos colores. En su nuevo proyecto, Pájaro Sunrise, practican un pop-folk lleno de instrumentalización no muy habitual, como violines o acordeones, y ofrecen unas melosas y melódicas canciones que son un excelente purgante de tanto ruido descontrolado y muchas veces poco justificado. Canciones simples con temas comunes que no cambiarán la vida a nadie pero la endulzan ni que sea por algo más de media hora. Muy profesionales y agradables.
Jordi Dalmau
The Pastels
Si había una banda en el cartel con un largo recorrido a sus espaldas, esa era The Pastels, que ofreció en Caracol un bonito directo con “melancólicas” proyecciones adecuadas para cada canción. Al bajo Gerard Love, de Teenage Fanclub, lo que no hizo sino sumar puntos (y escoceses) sobre el escenario. Los temas instrumentales se intercalaron con los cantados, consiguiendo un estupendo resultado audiovisual.
Nacho R. Piedra
Port O’Brian
Los californianos terminaban su gira de más de tres meses en Barcelona. Después de esa noche se volvían para casa y como ellos mismos confesaron no estaban demasiado entusiasmados por la perspectiva. Quisieron hacer un concierto especial, sobre todo para ellos mismos, muchas bromas privadas y un deseo de exprimir al máximo lo que les quedaba. A decir verdad, buena parte del público salió muy contenta pero a nosotros nos dio la sensación que algo en el concierto no terminó de funcionar. Desde luego no fue por las ganas que le echaron que de eso había de sobra pero no lograron transmitir ese algo que contienen sus excelentes discos. Por el aprecio que les tenemos, el concierto más decepcionante del festival.
Jordi Dalmau
Scout Niblett
La Niblett se encontró siendo Mick Jagger en el festival de Altamont de 1969. No me voy a aventurar a decir que la inocencia delPrimavera Club ha muerto delante de los ojos de esta mujer pero sí que si hay que contar anécdotas negativas del Primavera Club este concierto protagonizará unas cuantas. Aforos superados más allá de la cordura, una parte del público muy egoísta (habrá que explicar que en un espacio común imperan normas comunes), otra muy poco educada (algunos de los que precisamente tendrían que dar ejemplo, y por tripoi.. triplicado) y mucha gente que vimos poco o nada a la Niblett. Además la Niblett actuó como Dios la trajo al mundo. Sola. Se echó mucho en falta que viniera sin su batería habitual. Pero a pesar de todo este karma negativo, supo ofrecer, como no podía ser de otra manera, un concierto lo suficientemente atractivo como para que todo lo dicho hasta ahora se compense. O casi.
Jordi Dalmau
So Cow
Ah! Sí! Nos habíamos olvidado. La música también puede ser divertida. Basta de fruncir el ceño y mover la cabecita arriba y atrás. A veces solo hay que bailar. Con tal noble fin, So Cow, grupo irlandés de power pop liderados por Brian Kelly, un chaval que podría pasearse sin desentonar por Hogwarts, se convirtió en una de las revelaciones del festival. Cierto es que no tienen nada de original, y precisamente ahí tienen su valor. Basta ya de poses torturadas y exploración de nuevos sonidos. So Cow saben que si el cuerpo te pide marcha, marcha le debes de dar. Divertidos (“Es la primera vez que he estado en España pero nunca he estado en Francia” es el chiste del festival, puro humor irlandés) y cañeros cuando tenían que serlo, su concierto pasó en un suspiro y nos dejó con muchísimas ganas de más. La verdad, no obstante, es que debería mejorar su trabajo con la banda porque las canciones que tocó en solitario fueron el único momento aburrido de su actuación y tampoco sus compañeros se encuentran a su altura. A partir de ahora un fijo en la quiniela.
Jordi Dalmau
Sr.Chinarro
Sr. Chinarro regresaba al pasado haciendo un impecable recorrido por su larga trayectoria musical. Sobresaliente en su set list, casi casi cronológico, donde más de uno asistió a la banda sonora de su vida, tras 15 años de escuchas de discos. Notable en la ejecución, con una voz de Antonio Luque más poderosa, segura y audible que en los discos que repasaba. Se echaron de menos algunos coros y, sobre todo, algunas melodías adaptadas al violonchelo para la ocasión. Pero una de las virtudes de Sr. Chinarro en directo es precisamente la diferente forma de plasmar sus canciones, cada concierto del de Sevilla y su banda (nueva en esta ocasión) ofrece algo diferente, una revisión particular, muy acorde con el momento personal, musical, del genial Luque.
Nacho R. Piedra
Tara Jane O´Neil
La cantante norteamericana volvió a dejar al personal con la boca abierta en otra de sus grandes actuaciones (y van ya unas cuantas) en nuestro país. La sala Joy Eslava se rindió ante su encanto personal y musical. Finalizó el show como nos tiene acostumbrados, repartiendo instrumentos de percusión entre un público que ya tenía ganado.
Nacho R. Piedra
Ted Leo & The Pharmacist
Ted Leo & The Pharmacist abrieron el jueves 10 el escenario del Neu! Club. Su contundencia, energía y experiencia hicieron posible un concierto de lo más compacto, con un sonido envidiable, ya característico de la sala, que no decayó durante el resto de la programación.
Nacho R. Piedra
Za!
Ir a un concierto de Za! es como subir al tren de la bruja. Uno sabe que se lo acabará pasando bien pero sigue teniendo un miedo absurdo ante lo que se le avecina. Con ausencias dolorosas, uno de sus miembros se encuentra en la otra punta del mundo por cuestiones amorosas, el habitual trío se improvisó en dueto. Si bien algunas partes sonaron algo cojas, en general la ausencia se superó con fluidez por la increíble dedicación que la banda demostró de principio a fin. Lleno de bizarrerías varias, como llegar al escenario arrastrándose por el suelo cual lombriz, imitar los efectos de una guitarra o una batería únicamente con la voz o prestar sus instrumentos al público, los Za! demostraron que la leyenda era cierta, que existían en la realidad y sus hazañas son verdad. La pregunta sería si esta fórmula puede aguantar la sucesión de conciertos sin marchitarse demasiado pronto. Recursos para componer temas interesantes parecen tenerlos de sobras pero quizás acertarían si prestaran más atención al concierto que al show. O puede que no, que no todos hemos de ir por el mismo camino. Por lo pronto, los responsables del Jamboree no los olvidarán en una buena temporada. Algo es algo.
Jordi Dalmau
Zs
Después de Za! Zs. La broma la hizo todo el mundo que estaba por allí, no os engañéis. Y si bien alfabéticamente no pueden ser dos grupos más parecidos, sus propuestas no juegan ni al mismo deporte. Zs es un grupo para perfeccionistas. Sus miembros vienen de corrientes muy dispares, desde el jazz al math rock, pero han formado esta banda para desplegar un elenco de canciones donde hasta el vuelo de la mosca más insignificante ha sido diseñado, practicado y ejecutado de forma obsesiva. Era sorprendente la destreza técnica de todos sus miembros, su absoluta coordinación y concentración. Por unos momentos parecía que iban a lograr crear algo realmente grande pero enseguida se desplomó el castillo el naipes. Su propuesta es inmejorable desde el punto de vista técnico pero no logra captar la atención ni emocionar más allá de los sorprendidos primeros minutos. Una propuesta más enfocada a profesionales, obsesos de la precisión y amantes de la seriedad alemana.
Jordi Dalmau