Shoplifters of the World, la carta de amor a The Smiths de Stephen Kijak
La sobredosis de nostalgia ochentera continúa en auge. Si los fans de The Goonies tienen su Super 8 o su Stranger Things, quienes crecieron con films de la factoría John Hughes como El Club de los Cinco o La Chica de Rosa y fliparon con episodios de Black Mirror como San Junipero, tienen en Shoplifters of the World un nuevo pasatiempo con el que rememorar esas historias juveniles aquí con las canciones de The Smiths como hilo conductor.
Pongámonos en antecedentes: «Denver, verano de 1987. Cuatro confundidos adolescentes no saben que sus vidas están a punto de cambiar para siempre en el curso de una sola noche. Cleo es la más inquieta; no sabe qué hacer con su vida y sueña con escapar a París. Dean, que trabaja en la tienda de discos local, está perdidamente enamorado de ella, pero claro, no sabe cómo decírselo. Un día, su banda favorita, los icónicos The Smiths, se separan. Para lidiar con la tragedia que supone, Cleo decide salir a buscar la fiesta de la década y Dean, que se toma las cosas demasiado en serio, ha tenido la brillante idea de armarse con una pistola, ir a la emisora de radio de Denver y obligar al DJ a pinchar únicamente música de The Smiths. Durante toda la noche. Estos cuatro amigos se van a embarcar en un viaje de autodescubrimiento del que no habrá vuelta atrás».
Shoplifters of the World, dirigida por Stephen Kijak contó con el beneplácito de los responsables la banda para poder incluir hasta 20 canciones de su catálogo, todo un hito dadas las habituales reticencias de Morrissey y compañía para poder usar sus composiciones. Recordemos que no aprobaron cederlas para el film England Is Mine que narraba los primeros pasos en la música del cantante.
Entrando en materia, la película ante todo es un homenaje apasionado a la banda de Manchester sobre la que se construye una historia llena de tópicos y clichés. Cleo, chica inadaptada con un trabajo precario que ansía cambiar de vida con The Smiths como ese clavo al que agarrarse; ese faro que ilumina su día a día a través de canciones que hablan de su vida y sueños. Unos amigos con las habituales crisis de identidad de la adolescencia, le acompañan en una noche de desenfreno. En paralelo, la historia de Dean, ese empleado de una tienda de discos enamorado de ella en silencio, que mira para otro lado cuando entra a robar casetes y decide realizar un acto heroico para captar su atención. Poco más donde rascar.
Los seguidores de The Smiths disfrutarán de la selección de temas y la gran cantidad de guiños a sus letras en muchos de los diálogos. En el film hay referencias constantes no solo a Morrissey y Marr, que también aparecen hablando en diversas entrevistas, sino que hay guiños a Siouxsie, Madonna, Duran Duran o The Cure, dejando en el lado malo de la historia no solo a Kiss y a los referentes del simpático (y finalmente redimido) DJ heavy secuestrado, sino a Bon Jovi, Boston, Bryan Adams y «el puto Michael Bolton«, artistas favoritos de los enemigos de nuestros protagonistas.
Por mucho que Morrissey se emocionara con la cinta: «Me reí, lloré, me comí mi propia cabeza. El pasado de The Smiths todavía suena como las frustraciones de hoy y las liberaciones de mañana», Shoplifters of the World termina decepcionando por ser una historia demasiado facilona, trufada por esa mencionada colección de tópicos tan manidos sobre la identidad sexual, el hacerse vegetariano, el rechazo, la depresión… y un final tan esperado.
Si no sois fans de The Smiths, no la disfrutaréis. Pero si lo sois, ese romanticismo épico, esa inocencia, las canciones o guiños como los paseos en bicicleta emulando el vídeo de «I started something I couldn’t finish», terminarán por sacaros una sonrisa rememorando sensaciones que ya no volverán.
Escucha las canciones de The Smiths de la banda sonora de ‘Shoplifters of the World’
Shoplifters of the World de Stephen Kijak está disponible en Filmin.
es mala, mala, malísima
Gracias por la lista de canciones, eso sí 🙂
Como película carece de tensión narrativa, conduce a ninguna parte y los actores están terribles. Como homenaje, en cambio, todo el rato suenan los Smiths, puedes jugar a buscar fragmentos de canciones en cada diálogo y posee cierto reconocible desamparo adolescente.
Café para muy cafeteros, yo digo SÍ.
¿Es peor que England Is Mine? Pretenciosa y coñazo a no poder más.
Es peor, sí. Y ya es decir
Es muy mala, cada 3 minutos suena una canción de los Smiths sin venir a cuento y se olvidan de las dos más cinematográficas, Please, please… y Last night I dreamt…
Una película sumamente mala, pretensiosa a más no poder y que no la salvan ni las canciones de The Smiths que, aunque siempre se agradecen en una soundtrack, aquí resultan pedantes y fuera de lugar.