Sonorama Aranda 2013. Asistimos a una nueva edición del festival burgalés
Intro
La más exitosa, en cuanto a asistencia de público (unas 10.000 personas cada día estimadas por la organización) de las dieciséis ediciones del Sonorama ha sido, paradójicamente, una de las más complicadas de sacar adelante, a tenor de lo que contaban el director, Javier Ajenjo y uno de sus colaboradores en la sala de prensa anexa al escenario principal; perdida de patrocinadores, falta de crédito por parte entidades bancarias, adelantar los caches de los grupos foráneos que usualmente cobran por adelantado, y el incremento del IVA son sólo algunos de los obstáculos que han tenido que superar para que el Sonorama se haya saldado exitosamente.
El festival arandino, además de seguir con sus escenarios de siempre, las actuaciones diurnas en el casco histórico de Aranda y las ya clásicas rutas y almuerzos gratuitos por las bodegas, ha ampliado la oferta de música en directo al añadir otro pequeño escenario en el camping. Estuvimos los tres días y te lo contamos aquí.
Jueves 15
Jorge Martí Climent y Hadrien Fregnac, acompañando al cantautor «postindie», Luis Brea, fueron los primeros en estrenar el escenario principal de la edición 2013 del Sonorama. Guitarra, bajo, batería electrónica y algún recurso pregrabado fueron suficiente para comenzar a hacer moverse a los acólitos del festival arandino. El cantante y guitarrista de la localidad madrileña de Alcorcón volvió a hacer gala de su sentido del humor corrosivo con las letras y composiciones de su álbum debut, Hipotenusa. Tal y como dice su canción, Luis Brea no lleva crestas pero su actitud escénica e ironía son «Bastante Punk».
Es imposible no rendirse a los pies de unos tipos como los Tiki Phantoms, con sus máscaras, chaquetas inmaculadas y ese sonido recién salido del infierno, como si hubieras cruzado a los Beach Boys con unos primerizos Dead Kennedys, eso por no hablar de sus continuas ganas de juerga que hacen de cada uno de sus conciertos una fiesta en bucle. Este año el cuarteto de Surf se había ganado uno de los escenarios principales gracias, en gran parte, al público que los vio en pasadas ediciones en el escenario Future Stars, y no decepcionaron. Decidieron darlo todo desde el primer minuto de actuación hasta el último, con esa versión del clásico de A-Ha, «Take on Me», en clave Surf, pasando por su particular y ya clásico «Sacrificio», que consiste en que una chica del público cruce desde el escenario a la mesa de sonido subida en una colchoneta inflable, para finalizar de nuevo en el escenario. ¡Tiki o Muerte!
Acercarse al escenario principal e ir escuchando el clásico de Gabinete Caligari, «Golpes» era señal inequívoca de que Jaime Urrutiahabía comenzado su set. El oficio y la banda con la que se hace acompañar el artista madrileño ya son valores suficientes como para levantar cualquier concierto a cualquier hora del día y en cualquier situación, si a eso añadimos las composiciones a prueba de bomba de la formación que le llevó a la fama, los mencionados Gabinete, y sobre las que se basó el grueso de su actuación, pues tenemos eso; un clásico básico de nuestra historia musical y que además suena bien. Momento cumbre de la actuación y uno de los momentos del festival: Jaime y su banda cantando «Camino Soria». Perfecto.
Como ya hiciera su padre, el gran Enrique Morente con Lagartija Nick, la cantante granadina Soleá Morente unió su arte flamenco a los sueños eléctricos de Los Evangelistas (Los Planetas y Lagartija Nick) para entrar en ese particular homenaje a su padre. El concierto comenzó con una intro de Los Evangelistas hasta que se presentó Soleá, que empezó a atacar las bellas composiciones con mucho menos atino de lo que cabía esperar de la portadora de ese apellido. Cosas del directo puede pensar uno, pero lo cierto es que el concierto pareció una prueba de sonido y no acabó de arrancar en, prácticamente, ningún momento, hasta tal punto que mucha gente que había apostado por los granadinos fueron abandonando posiciones en beneficio de otros puntos del festival. Habrá que disfrutar de ellos en un recinto cerrado.
Llegaba la hora de uno de los platos fuertes del festival y uno de los supuestos cabezas de cartel del jueves, esa legión de músicos escoceses sobre el escenarios llamados Belle & Sebastian, tal era el número de músicos sobre el escenario que las bromas se sucedieron por parte de parte del público el resto del festival, memorable el momento en el que, a la mañana siguiente en la Plaza del Trigo, un chaval gritaba, al ver una multitud de personas ir hacia la plaza, «¡Cuidado, se acercan Belle & Sebastian!». Tonterías aparte, el grupo escoces (¿qué tendrá esa tierra?) suelen ser infalibles sobre las tablas y no hay nada que les doblegue, y así lo demostraron, a pesar de no ser una de las mejores noches en lo tocante a la voz de Stuart, que daba la sensación de no poder llegar en muchos temas. Con todo y con eso Belle & Sebastian dieron uno de sus conciertos espectaculares en el que no faltó de nada: bailes de Stuart en todo momento, intercambios de instrumentos entre los miembros de la formación, bajada hacia el público, invitación para invadir el escenario a parte del respetable… Comenzaron con la instrumental, «Judy is a Dick Slap», para continuar con otros dos hits: «I´m a Cuckoo» y «Another Sunny Day», el momento relax llegó con «The Stars of Track & Field», para seguir con la preciosista «I Want to Stop the World» y así hasta el infinito y más allá, porque el concierto de Belle fue un repaso a su carrera con sus temas más emblemáticos, sin duda; un regalo inolvidable para todos sus fans.
Haciendo honor al título de su disco, El Apocalipsis según Mucho (Marxophone) los toledanos salieron a comerse el escenarioCastilla y León es Vida, en tromba, sin pedir permiso y con la actitud que merecen sus composiciones en las que el espíritu del Rock & Roll parece haber cobrado más protagonismo en directo. Temas como: «Como si no hubiera un mañana», «Sal de la Tierra» o «Motores» atestiguan que el grupo de los ex Sunday Drivers está en mejor momento que nunca y que entran, por derecho propio, dentro de los directos más contundentes del panorama Rock patrio.
De guitarras afiladas a otras no exentas de cuchillas en sus cuerdas, era la hora de Loquillo y Amigos rindiendo tributo a El Ritmo del Garaje en la conmemoración de los treinta años de su edición. Independientemente de lo que cada uno pueda pensar de Loquillo, personaje que genera simpatía y animadversión a partes iguales, lo cierto es que el disco en cuestión tiene temas que han marcado generaciones de aficionados a la música de todo pelaje de este país, y eso se notaba en la diversidad de público congregado en el escenario Ribera del Duero. «Rock & Roll Actitud» fue el primer disparo del Loco, acompañado de su banda en la que figura su inseparable guitarrista Jaime Stinus, siguiendo con algunos clásicos de otros discos, para comenzar con temas del mencionado L.P, y ahí llegó la sorpresa de la jornada, porque no éramos pocos los que pensábamos que los invitados de Loquillo iban a ser de su generación, pero no, el primero en salir al escenario fue Ramón The New Raemon a interpretar una accidentada versión de Barcelona Ciudad, lo siento Ramón; pero se te notaba que no te sabias la canción. A Sr Chinarro le tocó ser una «Rock & Roll Star», Magadesenfundaron sus guitarras en «Pégate a mí» y, como no podía haber sido de otra manera, Sabino Méndez, sin el cual Loquillo no estaría donde está, se subió al «Cadillac Solitario» que él mismo compuso hace más de treinta años. Decididamente el lugar de Loquillo son los escenarios, fuera ya es otra historia.
«Hola, somos Triangulo de Amor Bizarro, sí, somos gallegos y venimos a explotar cabezas». Así de simple y directo comenzaba su directo Isa al frente de Triangulo, con una propuesta radicalmente opuesta a la vista en el otro escenario y con muchos asistentes ya dados de baja de la primera jornada, después de los cabezas de cartel, y con unas guitarras y efectos sonoros por encima de las voces, que pasaron a un segundo plano en beneficio del muro de sonido que despliegan los gallegos. Si tuviera que definir el concierto del ya cuarteto (después de la incorporación definitiva del guitarrista del grupo SRASRSRA) en una sola frase, esta sería: «No hay tregua». Aun con disco nuevo debajo del brazo, tuvieron tiempo para tocar temas imprescindibles como: «De la Monarquía hasta la Criptocracia» o «El Crimen. Cómo ocurre y cómo remediarlo».
Concierto sin paradas, aprovechando al máximo el poco tiempo que se tiene en un festival, tan rudos como evidentes, pero tan efectivos como la Navaja que, como sabéis, siempre es conveniente llevar encima. Bien.
Viernes 16
Con un sol de justicia y unas horas inadecuadas para el Rock & Roll comenzaban a repartir cera de la que sólo Tokio Sex Destructionsaben dar en uno de los escenarios principales. Poca gente para disfrutar de los decibelios y los saltos de a ritmo de su Soul Punk revolucionario, con reproche incluido por haberlos programados a esas horas y en ese escenario. No es país para los Tokio.
En el escenario Ribera del Duero comenzaban con un público ya más numeroso, Cyan, cuya propuesta se me antoja facilona y ramplona a más no poder, y ahí puede que radique su inexplicable éxito. Nada más que añadir.
León Benavente tomaron el escenario mientras el sol abandonaba lentamente su lugar en el cielo, para presentar su reciente disco en un horario más tempranero del que merecen las espléndidas composiciones incluidas en dicho debut homónimo. A pesar de su corta vida como banda, el cuarteto compuesto por Abraham Boba, Luis Rodríguez (Nacho Vegas), Eduardo Baos (Tachenko) y César Verdú (Schwarz) demostró lo extenso de un bagaje personal que, cargado a pulso sobre las espaldas y puesto en conjunto, resulta una bomba de relojería sobre el escenario. La banda se mostró convencidamente violenta y enfurecida a la hora de retratar las historias corruptas, apocalípticas y turbadoras definidas en León Benavente (2013), apostando sin opción por una agresividad arrolladora capaz de respetar toda la fidelidad implícita en canciones en permanente ebullición como «Las Ruinas», la sangrante «Ser Brigada», «Rey Ricardo», la radiada «Ánimo Valiente», o ese himno en que se convierte en directo «La Palabra». Un concierto sólido que elevó enérgicamente el de por sí generoso impacto conseguido en su versión de estudio, protagonizado por la ardorosa intensidad de una ejecución sin fisuras y cargada de personalidad, presencia y actitud. Una velada provocadora que comenzó penetrante para crecer exponencial e incansablemente hasta terminar en absoluto éxtasis destructivo, con el propio Boba cebado con sus teclados mientras el público resultaba rendido ante tan descomunal exhibición de fuerza y poder.
Con un recinto ya prácticamente abarrotado el toledano ex Sunday Driver, Jero Romero y Charlie Bautista (el 50% de este proyecto) comenzaban su concierto sin sorpresas, ni falta que le hace, su público sabe lo que hay y Jero y Charlie saben lo que quieren. Los temas de su disco, Cabeza de León encandilaron a un público, que ya abarrotaba el recinto a poco más de las 21:00, con ganas de bailar a pesar de lo pausado de sus temas. Además de la particular forma de tocar la guitarra de Jero y su reconocible voz, los músicos adicionales de la banda no son baladíes, la batería contundente de Nacho Cooper así lo atestigua. Curioso el homenaje que se marcaron con «Adelante Bonaparte» de Standstill.
The Corner son una banda de Canadá con reciente predicamento por nuestro país, a base de notas promocionales tipo «La Nueva Revelación Indie», «La Gran Esperanza Blanca»… En honor a la sinceridad absoluta, he de decir que el que esto suscribe no habia escuchado ninguna de sus grabaciones, pero puedo decir que su directo en el Sonorama se me antojó, cuanto menos, cansino. Con influencias que van desde el Grunge a la Psicodelia o el Space Rock, su espectáculo en vivo se va diluyendo poco a poco entre pretensiones demasiado épicas. Han pasado grupos españoles por el escenario Future Stars mucho más interesantes, la verdad.
Los conciertos de Travis resultan siempre garantía de satisfacción, aunque en su nueva visita al Sonorama los escoceses se mostrasen ligeramente menos enérgicos que en anteriores giras, sin llegar a perder con ello un ápice de su efectividad. La banda liderada por un envejecido pero igual de encantador Fran Healy se enfrentaba a la siempre delicada situación de colocar canciones aún inéditas para el público –Where You Stand (2013) se publicaba tres días después de su paso por Aranda de Duero- entre los habituales clásicos del set. El cuarteto (convertido en quinteto sobre el escenario con la presencia de un teclista adicional) solventó la tesitura con solvencia e inteligencia, gracias a la férrea empatía de una banda que puede presumir de haberse ganado a pulso los lazos vigentes con sus seguidores. Así composiciones del nuevo álbum como la preciosa «Where You Stand» que da título al nuevo álbum o el espléndido sencillo «Moving» encajaron sin estridencias entre una ininterrumpida corriente de disfrute formada por clásicos como «Turn», «Sing», «Flowers In The Window», «Closer», «Side», «Writting To Reach You», «All I Wanna To Do Is Rock» o la definitiva «Why Does It Always Rain On Me?», mientras el creíble manejo de la velada por parte del vocalista y la diversión recíproca de toda la formación mantenían vigente la efusividad de los asistentes. El combo de Glasgow demostró ser poseedor de una de las colecciones de canciones más bonitas del festival, interpretadas siempre con amplia corrección y descomunal conexión con el consumidor final. Una fiesta continuada en la que un pop tan nostálgico y conmovedor como sólido, divertido y entrañable fue claro protagonista y responsable a la hora de emocionarse y disfrutar sin pausa ni prejuicios.
Buen momento para acercarse a dicho escenario (Future Stars) a ver los últimos coletazos del concierto de los madrileños Pantones y su Punk al más puro estilo del defenestrado sello californiano Lookout Records, sin vergüenza, sin espacios muertos y con las ideas claras. No inventan nada nuevo y lejos de avergonzarse se enorgullecen de ello, lo cual los hace más grandes.
Buen rollismo edulcorado y positivismo de anuncio de Cocacola hasta límites insospechados, como en un libro de Paulo Coelho, en el segundo escenario principal a cargo de los catalanes Delafé y las Flores Azules. Innegable, eso sí, es su poder de convocatoria y la facilidad para meterse en el bolsillo a un público con ganas de bailar.
Pero si hablamos de poder de convocatoria, sin duda uno de los grupos que más saben esas lides son los granadinos Lori Meyersque congregaron a la práctica totalidad del festival a esas horas, las 00:45, más o menos. Noni y los suyos comenzaron el concierto con una serie de éxitos de los que nunca les fallan: «Explícame«, «Luciérnagas y Mariposas», o «Corazón Elocuente», para continuar con una selección de temas de Impronta, los cuales no tienen el mismo gancho entre el público masivo. Da igual, Lori Meyers ya juegan en esa liga peligrosa en la que da igual el sonido, los temas, si está granizando o si les da por cantar Jotas, ellos tienen ganado a su público antes de salir al escenario.
En el escenario Future Stars le tocaba el turno a una banda difícil de ver por la península, ya que proceden de Tenerife, y eso, por desgracia, en este país es como si fueran del Reino Unido, me refiero a la hora de amortizar vuelos a la hora de organizarlos bolos. Hablo de Pumuky o lo que es lo mismo; Jaír Ramírez al frente de su banda que, después de algunos problemas con el sonido, casi inherentes (este año) a la carpa Future Stars, ofrecieron un concierto en familia y prácticamente para unos pocas decenas de fans (es duro competir con Lori Meyers) a la altura de lo esperado; atmosferas envolventes, letras cripticas a la par que evocadoras y canciones sosegadas con repentinos estallidos de violencia sonora. Geniales.
Otra banda española de las más «potentes» en cuanto a poder de convocatoria y fans eran Dorian, que, quien sabe si por las temperaturas, horario o cansancio, no congregaron la misma cantidad de almas que los granadinos Lori Meyers. Imaginaciones mías o no, las primeras sensaciones del concierto fueron una banda, quizás, demasiado preocupada por lo que pasaba sobre el escenario que por ofrecer un buen concierto, bien es cierto que la calidad del sonido del escenario principal no les acompañó, con todo y con eso Dorian tienen canciones incontestables para salvar lo insalvable y así lo hicieron en momentos mágicos con temas como: «La Tormenta de Arena», «El Temblor» o «Cualquier otra parte».
Los argentinos Capsula se encargaban de poner el broche de Garage y Psicodelia bastarda, con más de media hora de retraso sobre el horario previsto, en el escenario Future Stars, presentando su disco Solar Secrets, haciendo que una carpa abarrotada se subiera prácticamente por las paredes gracias a la potencia de su música vitalista y urgente, dejando claro, así, que mucha afición por el Pop lánguido pero lo que en los festivales la mayoría de la gente quiere es un poquito de diversión, un poquito de Rock & Roll.
Sábado 17
Para un servidor es incomprensible que un grupo con la calidad y el bagaje de los catalanes Stay sean relegados a tocar a las 19:40 de la tarde en el escenario, aunque sea principal, con unas temperaturas difíciles de soportar y con pocas sombras en las que cobijarse, y así fue; sólo unos pocos locos se atrevieron a desafiar los rigores impuestos por el Astro Rey para llegar a primera fila del escenario y disfrutar de la psicodelia de Stay y la práctica totalidad de los temas que conforman su excelente disco The Fourth Dimension.
Havalina protagonizaron el «incidente de escenario» de la jornada al seguir tocando su último tema («Incursiones») a pesar de haber agotado el tiempo que tenían sobre el escenario Castilla y León es Vida con el sonido totalmente apagado y con sus instrumentos sonando sólo por amplis y monitores, lo que dejó patente dos cosas: la falta de delicadeza por parte de la banda hacia la gente que está trabajando en labores técnicas y la fidelidad de sus fans a la hora de quedarse enfrente del escenario a pesar de que no se oía prácticamente nada. Comportamientos discutibles aparte, lo cierto es que el trio liderado por Manuel Cabezalí ofreció uno de los mejores conciertos de la jornada si no el mejor, con temas infalibles como: «Norte», «Tu Ciudad», «Imperfección» o «Viaje al Sol», con una interpretación desprovista de cualquier artificio y con la rabia sonora que se merecen.
Cuando todavía no había terminado el concierto de Havalina, al menos de manera oficiosa, Xoel López y su ejército de músicos joviales invadían el escenario principal al ritmo del tema «Hombre de Ninguna Parte», canción con la que pone de manifiesto su nueva etapa emprendida al otro lado del charco, al desplegar todo el potencial instrumental y vocal de su banda. Le siguieron temas que fueron coreados al unísono por los fans que casi llenaban la explanada del escenario, canciones como: «Caballero», «Desafinado Amor» o «La Gran Montaña» elevaron la temperatura del recinto unos grados más, aunque a mí con lo que me parece que la gente vibró más fue con el recuerdo a Deluxe con el tema «Historia Universal», por algo será.
«Turista ven a Sevilla» es la mejor carta de presentación que puede hacer un grupo como Pony Bravo en el escenario, la guasa y la acidez de su letra; «Cada sevillano es turista en su ciudad, la tradición aprieta los dientes. Turista, te queremos, tú trae el dinero», así como los ritmos y la fusión desvergonzada de Flamenco, Jazz y Rock, te dan una idea de los tipos que tienes enfrente. El cuarteto sevillano ofreció uno de los conciertos más divertidos de todo el festival, con: «El Político Neoliberal», «Superbroker» y «Eurovegas» demostraron que el baile y el cachondeo no están reñidos con la disección de ciertas políticas, con «El Rayo» dejaron constancia de su fuerza instrumental en directo, homenaje a Pérez Prado incluido, o con «Mi DNI», tema con el que retratan con mucha habilidad el «mundillo» de la música, volvieron a dejar constancia de que lo suyo es de lo más original que se hace actualmente en suelo patrio. Canela en rama.
Standstill se encuentran girando con su nuevo espectáculo llamado Cenit, en el que interpretan canciones, sobre todo, de su discoDentro de la Luz, y así lo hacían pasadas las 23:00 en el escenario principal del Sonorama. Encomiable es la labor de la banda y el personal técnico que les acompaña (el propio grupo recordó lo complicado que es montar un espectáculo así) al montar un escenario de esas características; unas pantallas en forma ventanales de catedrales soportaban unos visuales para cada tema y esos rayos láser, enemigos de cualquier sensor de cámara fotográfica digital, apuntando al público, no se sincronizan en un rato, pero mal vamos si el espectáculo quita protagonismo a las canciones, y eso fue lo que pasó en algunos momentos, en parte por el sonido deficiente del escenario, incomprensible para una actuación de esa altura. Aun así, la banda catalana ex hardcore (ni una sombra queda ya de aquella formación potentísima de ese género) salió victoriosa de su actuación.
No sé si la conjunción de algunos astros propiciaron la hermandad entre The New Raemon y Maga, pero sí sé que es una de esas suertes necesarias que ocurren de vez en cuando en el universo musical. El catalán Ramón se presentaba en el escenario Castilla y León es Vida con la totalidad de los músicos de la banda sevillana Maga, a eso de las 00:00, con un público entregado de antemano y con una complicidad digna de ver entre los dos guitarristas y cantantes. Así, pudimos disfrutar de temas como: «Marathon Man», «La Cafetera», «Astrolabios», «Sucedáneos» o «El refugio de Superman».
Supersubmarina tuvieron su revalida en el Sonorama del año 2010 y su concierto supuso un gran «empujón» en su ascensión meteórica a la primera división del panorama «Indie» nacional, quizás, por ello, quisieron hacer un set sorpresa en la Plaza del Trigo en señal de agradecimiento, con resultado de plaza llena, fans muy contentos y algunas versiones de algunos de sus artistas favoritos como: Iván Ferreiro o Franz Ferdinand.
En lo tocante a su actuación del sábado en el escenario principal, lo de Supersubmarina con sus fans hay que verlo en directo, la pasión que levanta José El Chino entre su público, mayoritariamente femenino, es inversamente proporcional a la originalidad de su credo musical y su directo, que se va convirtiendo minuto a minuto en una colección de manidos clichés más propios de una banda pasto de listas de éxitos que de una supuesta banda revelación de Indie Rock. Independientemente de apreciaciones particulares, el concierto de los de Baeza fue el más multitudinario de todo el festival, bastante por encima que, incluso, las estrellas internacionales, y canciones de Pop Rock descafeinado como: «Eléctrico», «Canción de Guerra» y «Supersubmarina» lograron atrapar al respetable desde los primeros minutos de actuación.