The Coathangers – Scramble (Suicide Squeeze Records)
La Real Academia Española define el término barullo como “confusión, desorden, mezcla de gentes o cosas de varias clases”; así se podría calificar, sin miedo a errar, el segundo disco de estas cuatro damas de Atlanta. The Coathangers despachan exitosamente Scramble en una anfetamínica media hora llena de garage, post-punk y experimentos entre el hardcore y los dibujos animados.
En The Coathangers casi todo es posible: cualquiera puede cantar la próxima canción, o puedes ver con la guitarra a la chica que había tocado la batería en la canción anterior y a la que creías guitarrista aporrear la caja. Ese descaro, que se pretende manifestar en un caos bastante evidente, se observa también en unas letras menos explícitas que las de su debut (con títulos como “Shut the fuck up” o “Don’t touch my shit”), pero igual de acertadas. Si bien no son su mejor baza, sus chispeantes versos entre lo naïve (“Dreamboat”, “143”) y lo irónico (“Bury me”, “Cheap, cheap”) engarzan a la perfección con el sonido de la banda.
Lo cierto es que, a pesar de aparentar estar de fiesta, su filosofía punk es muy eficaz y altamente adictiva. Prueba de ello son el buen puñado de canciones que acreditan en Scramble, y que cuadran una colección enérgica (“Stop stomp stompin’”, “Bury me” y “Gettin´ mad and pumpin´ iron”), oscura (“Toomerhead”), inocente (“Dreamboat”, “143”) y caótica (“Time passing”).
Así, en poco más de 30 minutos, estas chicas se ventilan un tracklist en el que sólo tres temas sobrepasan los 180 segundos, porque un disco de catorce canciones y 45 minutos de The Coathangers podría mandar a más de uno directo al manicomio. Sin embargo, con esta ración exacta divierten y apuntan a un directo vitamínico y sudoroso a partes iguales.