The Disciplines – La Lata de Bombillas (Zaragoza)
El inquieto Ken Stringfellow (mitad pensante de The Posies) regresaba por enésima vez a la ciudad, segunda al frente de The Disciplines, proyecto ideado junto a tres jóvenes noruegos para dar salida a instintos primarios. La formación acaba de publicar su segundo disco Virgins Of Menace (2011), superando el resultón experimento inicial para ejercer como realidad incuestionable.
La (justificada) leyenda acerca de las intensas virtudes y salvajes maneras mostradas por los escandinavos hace dos años animó a un público que prácticamente completó el aforo de la sala, a pesar de una temprana hora inhabitual para este tipo de eventos, fijada para evitar interferir con cierto partido de fútbol.
Convertidos en estrellas casi inmediatas en Noruega, la banda está trabajando fuera del país a base de incontestables conciertos, resultando además que Virgins Of Menace (2011) es mejor disco que Smoking Kills (2009), con composiciones que aúnan melodía y violencia en la mezcla perfecta para trasladar al directo con precisión y volumen. El cuarteto ha mejorado notablemente y ejerce su poder con certeza y seguridad, funcionando como un todo bien engrasado hasta canalizar protagonismo en la mítica presencia del norteamericano. Stringfellow libera en plena forma física e interpretativa al convulso y eléctrico animal escénico latente en su interior, vociferando canciones categóricas sobre la contundente base instrumental tejida por sus pupilos (especial mención para el excelente guitarrista Bjørn Bergene).
Destacaron “The War´s Not Over!!!”, la espléndida “Virgins Of Menace”, el single “Kill The Killjoy”, “Fate´s A Strong Bitch”, el ramalazo power-pop de “Some Kind Of Sickness” o “Emily”, junto a “Yours For The Taking” y “There’s A Law” recuperadas de su debut, mientras el vocalista golpeaba paredes, retozaba por (y con) el suelo, practicaba el lanzamiento de sus habituales salivazos, compartía micro (y casco) con sus seguidores, o cruzaba toda la sala hasta cantar sobre la mesa… de la terraza, regresando después al local a cuatro patas hasta alcanzar extasiado el escenario. Plena demostración de actitud creíble y ardorosas consecuencias, con músico y seguidores compartiendo botes y sudor.
The Disciplines ejercen con tal convicción y eficiencia, que la contención del vendaval resulta ya imposible. Máxime cuando Ken Stringfellow sigue siendo el puto amo.