The Flaming Lips – The Dark Side Of The Moon (Warner)
Hace 37 años un disco que comenzaba y terminaba con los latidos de un corazón se convirtió en uno de los grandes hitos de la historia del rock. Hoy esa obra con los mismos latidos ha sido reinventada. The Flaming Lips ha conseguido su propio The Dark Side of the Moon, fiel al espíritu que inspiró a Pink Floyd en 1973, pero con el sonido de Yoshimi Battles the Pink Robots (2002) y el reciente Embryonic (2009). Un mismo fondo, pero reinventado completamente en este tributo que sirve para redescubrir un gran disco con momentos de auténtica genialidad.
En el terreno de las versiones, los grandes grupos se distinguen de los demás cuando son capaces de hacerlas ofreciendo algo que incluso sus propios creadores no pudieron dar. Una revisión que convierte el original en algo nuevo, pero que recuerda a la primera versión. Los de Oklahoma se han atrevido a versionar este clásico fieles a su estilo entre guitarras psicodélicas, ritmos espaciales y electrónicos, y tiernas melodías. La estructura del disco es prácticamente la misma, excepto que The Flaming Lips junta en una misma canción «Speak to me» y «Breathe» y pasan de las diez canciones del original a nueve.
La versión de la banda capitaneada por Wayne Coyne comienza con fuerza con las frases «I´ve been mad for fucking years, absolutely years, been over the edge for yonks, been working me buns off for bands. I´ve always been mad, I know I´ve been mad, like the most of us…very hard to explain why you´re mad, even if you´re not mad…»; la tenebrosa sonrisa del mismo Coyne y un ritmo marcado por un compás de percusión firme, seguido por un riff de guitarra repetitivo y el canto: «Breathe, breathe in the air».
Una de las mayores sorpresas es la versión de la instrumental «On the run». Animada, eléctrica, trepidante y con muchos efectos espaciales. Después llegan los dos minutos más pesados del álbum con la canción «Time»: una respiración y una tos son las bases del ritmo y van apareciendo, poco a poco, unas guitarras distorsionadas y terroríficas. Sin embargo, dos minutos después surge de las cenizas la voz desgarrada y tierna de Coyne para seguir con «Time», consiguiendo una de las mejores melodías del disco. Otra de éstas es «The Great Gig in the Sky», que parece sacada directamente del Yoshimi Battles the Pink Robots. Es una versión histriónica de la dulce versión original.
«Money» se convirtió en uno de los hits del Dark side de Pink Floyd. The Flaming Lips la reconvierte en una canción metalizada, más pesada y la más floja. Le siguen la cálida «Us and them», muy al estilo de las canciones ambientales del grupo de Oklahoma, y la instrumental «Any colour your like», similar a «Fight test».
El disco termina con los dos grandes clásicos: «Brain Damage» y «Eclipse», cantados con gran ternura y que llegan a emocionar cuando Wayne fuerza la voz para cantar: «I´ll see you on the dark side of the moon». Las palabras «there is no dark side of the moon really. Matter of fact it´s all dark» cierran el disco seguidos por los latidos de un corazón.
El álbum ha contado con colaboraciones de la banda Stardeath y White Dwarf, además de invitados como Henry Rollins y Peaches y, de momento, sólo se distribuye por iTunes.
The Flaming Lips es una banda que se ha caracterizado, en parte, por sus excelentes versiones. Así lo demostraron en su enfermizo álbum: In a priest driven ambulance (1990), con «(What a) wonderful world», popularizada por Louis Armstrong o con «Can´t get you out of my head», de Kylie Minogue, y «Knives out», de Radiohead, incluidas en el EP Fight test (2003).
Los últimos meses de 2009 fueron una etapa trascendental para la banda. Su último álbum, Embronyc, volvió a introducir a The Flaming Lips de nuevo en la carretera después de sus buenos, pero excesivamente conservadores y continuistas discos. Esta versión de The Dark Side of the Moon certifica este estado de gracia del grupo y que éstos aún tiene mucho que aportar y sorprender.