Astrud – Performance (Sinnamon Records)

Astrud es un grupo que, desde sus comienzos, no ha dejado indiferente a nadie. El dúo formado por Manolo y Genís siempre ha seguido sus propias reglas y se ha situado al margen de los caminos rectos marcados por la industria. Se les ha comparado mucho con el pop español de los ochenta y, concretamente, con su versión más cruda, callejera y marginal de grupos como Alaska o Dinamita pa los Pollos y en general se han ignorado otras influencias como Pulp, The Smiths o The Housemartins que quizás les habrían abierto más puertas en sus comienzos. Sin embargo, sea como sea, Astrud son ahora un grupo con un nombre importante dentro de la música independiente española, y sobre todo con ya ocho años de carrera, dos discos (Mi Fracaso Personal (99) y Gran Fuerza (01) ) y miles de seguidores a sus espaldas. El éxito sincero de este dúo es realmente elogiable sean cuales sean los gustos musicales de cada uno.

Su tercer y último largo, Performance, es un disco curioso. Comienza siendo lo que uno esperaba oír pero, poco a poco, tema a tema, se va convirtiendo en algo mucho más complejo, lleno de matices y sobre todo, profesional. En el mejor de los sentidos posibles de la expresión, Astrud se han vuelto más asequibles, y me refiero a que siguen siendo los mismos «bichos raros» pero ahora dan más sensación de «grupo», de músicos. Hay que tener en cuenta que, junto con Manolo y Genís, han participado nueve músicos más en la creación de este disco, que se grabó en cuatro estudios distintos (masterizado final en Abbey Road, Londres) y que cuenta en sus canciones con la presencia de quince instrumentos (cuatro sintetizadores, kazoo, flauta dulce y ukelele entre otros). Y todo esto se nota enseguida que va avanzando el disco…

«Masaje» abre Performance y uno intuye que está ante un disco de escucha complicada. El «ruído» aparentemente caótico del comienzo va dejando paso a un medio tiempo eléctrico, ecléctico y de rumbo incierto. Muy al estilo del Medulla de Björk o de los últimos Radiohead. Extraño pero atractivo. Las letras siguen siendo una hábil mezcla de acidez, patetismo, humor y honestidad. Son inteligentes y esa actitud de aparente inocencia hace que los dardos floten como plumas entre las notas. Canciones como el single «Todo nos parece una mierda», «Caridad», «Al futuro», o la buenísima «Quedamos así» suenan a pop electrónico fresco y urgente y, sobre todo, demuestran que en este Performance, Astrud suenan más a grupo que nunca.

«CD» es un tema de melodía agridulce y con un interesante ukelele distorsionado, uno más de los múltiples experimentos sonoros del disco. «He vuelto» es la más triste; un piano y una voz desesperada que se arrastra hasta convertirse en un falsete. «Soy futbolista» y «Vamos a un bar» son las que quizás más recuerdan a los primeros Astrud. Una especie de fiesta-pop electrónica en la que se puede esperar de todo menos previsibilidad.
Y para finalizar, las dos mejores en mi opinión: «Me desdigo» y «Todo da lo mismo». La primera es un dramático y depresivo chill out que no desencajaría en el Dummy de Portishead. La segunda, y última del disco, es un excelente tema que va in crescendo, desde una base de bajo y bombo, pasando por una jam session de efectos y sintetizadores, hasta explotar con una base que desgarra el tema como un látigo.

Astrud siguen en su universo propio y sonando más redondos que nunca. Un muy buen disco y, al menos para mí, una muy grata sorpresa.

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