The Pains Of Being Pure At Heart – Círculo de Arte de Toledo (Toledo)
En un tour de cuatro fechas y en conciertos solo para ellos, sin teloneros. Así se está presentando la formación neoyorkina en esta última gira, propiciada por el éxito de su anterior visita a nuestro país y por mor de la conocida cerveza.
El Circulo de Arte de Toledo, otrora sede de la Inquisición y lugar de culto religioso, ya que está ubicado en la antigua iglesia de San Vicente, era el escenario elegido para el concierto de la bella ciudad de Toledo. Una sala que si ya de por si es curiosa por el hecho de estar ubicada dentro de una iglesia del siglo XVI, no lo es menos por los precios asequibles, el buen sonido y la amplia programación cultural. Ya la quisieran para sí muchas grandes ciudades, y que conste que no llevo comisión ni nada por el estilo.
No serian las once de la noche cuando The Pains of Being Pure at Heart salían al escenario. Aun extrañado por no poder sacar fotos durante la primera canción y a petición expresa de la banda, el cantante y guitarrista Kip Berman se me antojo un poco despistado en el primer tema; “This Love is Fucking Right”. Segunda canción y ya se veían focos y flashes ya preparados para los de Brooklyn, y todavía preguntándome (y no solo yo) el porqué de esa graciosa y a la vez extraña costumbre de no dejar hacer fotos en los primeros minutos, y si en el resto del concierto.
“103” y “Young Adult Friction” fueron los siguientes del set, con los que ya se empezaba a notar que Kip y los suyos ya le iban cogiendo el pulso al escenario y a la sala. Primero de los hits de la noche; “Come Saturday”, para regocijo de sus fieles fans que casi abarrotaban la sala y primer tema en pasar con notable alto la dura prueba del directo. Sin apenas tiempo para nada, “Teenager in Love” fue la siguiente que nos haría sonreír y mover los pies al compas. Y es que estos chicos parecen haber encontrado la fórmula perfecta del “pildorazo pop”; sencillas melodías a una velocidad rápida y efectiva y canciones cortas sin apenas tiempos muertos entre ellas. Tal y como deber ser y mandan los cánones de la urgencia de: el Punk, el Power Pop, el Rock & Roll, en definitiva el espíritu juvenil que un día esgrimieron otras grandes bandas de Rock sea cual fuere su estilo.
“I Wanna Go All the Way”, que originariamente solo se saco en la edición australiana del single “Say no to Love” y “Higher than the stars” serian los últimos temas del primer bloque de canciones. A continuación, Peggy Wang, una de las teclistas más simpáticas que haya pisado un escenario, presento en cuasi perfecto castellano los siguientes temas; “Heaven´s Gonna Happen Now” y “Heart in Your Heartbreak”, que dejan patente su capacidad para sorprender y no hacen sino dejarnos con ganas de escuchar ese nuevo LP que saldrá en el 2011.
“Stay Alive”, que desde la primera vez que la escuche siempre me recordó a unos chicos de Linares que se llamaban The Automatics (¿Alguien se acuerda?) y “Everything with You” ambas de su único disco grande, sirvieron para enlazar con su homónima carta de presentación; “The Pains of Being Pure at Heart”, con la Fender Jaguar de Kip Berman a tope de Fuzz y Feedback como si de unos Jesus & Mary Chain se trataran, mucho mas simpáticos y sonrientes que los hermanos Reid, eso sí.
Ya en los bises, Kip Berman se marco una versión en acústico de “Contender” mientras sus compañeros se agenciaban unas botellas de vino tinto de reserva para hacerse unos calimochos. Estos norteamericanos no respetan nada. Para terminar otra porción de intensidad guitarrera con: “Say no to Love” y “Gentle Sons”.
Es evidente que el cuarteto (quinteto en directo) de la ciudad de los rascacielos no ha inventado nada nuevo. Sus influencias saltan más que a la vista y no las disimulan, porque ellos ante todo también son fans. Pero verlos en directo te hace subir a un viaje de sensaciones con billete directo a capítulos emocionantes del pop de las últimas décadas; My Bloody Valentine, Jesus, The Cure, Teenage Fan Club, The Smiths… y además con un estilo propio que condensa multitud de matices, sobre todo en las guitarras. Exceptuando algún problema con el monitor de Kip y la voz de Peggy, que apenas se oía en algunas canciones, por lo demás todo perfecto. La buena música y las buenas bandas siempre dejan huella, y The Pains of Being Pure at Heart son de esos.