The Unfinished Sympathy – Avida Dollars (Subterfuge)
The Unfinished Sympathy es un grupo que cae bien. Eso de que luzcan camisetas de Anthrax en los festivales tope indys en que tocan o reivindicar a Iron Maiden en alguna entrevista, son actos que dinamitan el sustrato de pose y prejuicios de toda la generación moderniqui.
Y, por supuesto, al margen de ello está su tremendo historial: Tras un prometedor debut firmaron un binomio de obras con An investment in logistics (03) primero y Rock for food (04) después que les enmarcaron para siempre entre lo mejor de la escena nacional. Su rock, crudo y elegante a la par, les hizo convertirse en una suerte de The Afghan Whigs hispanos, y eso es decir mucho.
Pero lógicamente no sólo se vive de las rentas, y la prometedora carrera de los catalanes sufrió un frenazo en seco. La causa no fue otra que la publicación de We push, you pull (06), descalabro de escándalo que les apartó de sus postulados iniciales y les acercó peligrosamente a las aguas del rock de baile más de garrafa, auténtica lacra musical de la década que ha llevado a la ruina a más de un grupo –todos pensamos en el mismo, ¿verdad?-. Y, por desgracia, no es sólo capricho mío esta afirmación, un gran núcleo de fans de The Unfinished Sympathy frunció el ceño.
A pesar de ello, sus buenas maneras en directo y su militancia íntegra en lo profesional no les hizo perder esa imagen de grupo auténtico en el que poder confiar, pese al tremendo revés. Y en esta tesitura aparece su quinto trabajo, Avida dollars (09), título inspirado en el sobrenombre que adoptó Salvador Dalí tras ser acusado al triunfar en América por André Breton, que ideó ese apodo jugando con las letras de su nombre.
Y, bueno, si bien estamos lejos de los grandes triunfos, sí es cierto que encontramos momentos disfrutables como en el single “Homedrunk”, recuperando el nervio de antaño o en la épica pretérita de “We’re gonna be parents”. Eso nos hace olvidar el giro de timón previo, pese a que su musculado legado flaquea en favor de unas melodías muy apegadas al pop en ocasiones. Fruto de ello, naderías del tamaño de “Continental drift”, o temas tan inofensivos como “Girl, you don’t have a heart”, hacen convivir la paja con el grano.
Por hacer un símil futbolístico, The Unfinished Sympathy fueron un Barça y se convirtieron en un Sabadell. Esperemos que, al menos, nunca sean un Mollerussa.