The Waterboys + Freddy Stevenson – La Riviera (Madrid)
Mike Scott y sus Waterboys van finiquitando su visita española de seis fechas, y este miércoles daban su penúltimo concierto de la gira en la sala La Riviera de Madrid.
Antes se había encargado de calentar el escenario y de intentar poner en antecedentes al público, el cantautor, Freddy Stevenson que, en formato de trío, daba un corto concierto con oficio y ganas, muchas más de las que esgrimían los que tenía enfrente. Lo que hace pensar (otra vez) si es necesario poner a teloneros cuando se trata de conciertos de figuras como The Waterboys. Sea como fuere, el «folkie» escoces, hijo (por cierto) de uno de los creadores de Fraggel Rock, Jocelyn Stevenson, hizo lo que pudo para salvar su actuación ante un respetable más deseoso de ver a las estrellas de la noche que de descubrir nuevos valores.
El propio Mike Scott ya había dicho en una entrevista para esta casa, hace pocos días, que este último disco, el excelente Modern Blues, es poseedor de un sonido arrogante e ideal para el directo. Y eso se dejó notar en cada una de las canciones nuevas que el escoces disparó con ganas, acompañado por su incontestable banda, construida con músicos de esos que llenan un escenario cada uno con su sola presencia.
No había más que echar un vistazo al teclista, Brother Paul, que golpeaba las teclas como un poseso, sin fallar ni una, o ver en acción al bajista, David Hood, músico, entre otros, de: Frank Black, Percy Sledge o Bob Seger, y padre (no se asusten que no me he pasado al cotilleo) de Patterson Hood, de Drive-By Truckers. Y es que Mike Scott sabe rodearse de buenos elementos, si no que se lo digan a su lugarteniente en The Waterboys, el violinista, Steve Wickham, amigo de Mike desde hace años y culpable en gran medida del sonido del añorado Fisherman Blues.
No sólo hubo tiempo para las canciones más potentes de su último disco, como: «Destinies Entwined», la declaración de vida y de principios, «Still a Freak», el hit «Nearest Thing to Hip» o la soulera, «Rosalind», demostrando que a The Waterboys no les hace falta vivir de las rentas ni del pasado, también algunos clásicos tuvieron su lugar en el set, en beneficio del sector más «veterano» del público. Así que, «A Girl Called Johnny» sonó mucho mejor que en la propia grabación primigenia, «We Will Not Be Lovers» mostró a una banda que supura Rock por cada uno de sus poros, o «The Whole of the Moon» hizo que la sala se viniera prácticamente abajo.
Hasta los pequeños fallos como que Mike comenzará a cantar a destiempo en «Glastonbury Song» o que fuera el Propio Steve el que tuviera que avisar en un par de ocasiones a Mike de cuando tenía que entrar en «Don´t Bang the Drum», estupenda versión de directo, por cierto, dotaron a la actuación de más credibilidad, si cabe.
Ya en los bises era obligado comenzar con «Fisherman Blues», a la que la nueva banda ha dotado de un aire más «americano», sin renunciar al inconfundible sello del omnipresente violín de Steve. Para terminar, una sorpresa en forma de invitación, la cantante y guitarrista, Alba Cespedes, a la que The Waterboys han conocido en su actuación de Murcia, se subía al escenario a acompañar en la versión del «Purple Rain» de Prince.
Ganas de llorar, saltar, bailar, gritar, amar… en definitiva, la vida total condesada en una pequeña actuación de hora y media, esos son hoy por hoy, The Waterboys en directo.