Thurston Moore – By The Fire (Daydream Library Series)
Como el autobús de ese clásico llamado Speed que protagonizó el inefable Keanu Reeves en los noventa, da la sensación de que para Thurston Moore bajar el ritmo nunca es una opción. Si con Sonic Youth complementaba un ritmo de publicación bastante intenso con constantes escapadas en solitario, desde la trágica -en términos musicales y sentimentales- disolución de la banda no ha parado, cultivando esa dualidad que tan bien se le da entre el experimentalismo mainstream y el ruidismo más melódico. Así, si hace poco menos de un año publicaba esa ida de olla en triple cd llamada Spirit Counsel ahora vuelve con un disco más convencional, menos abstracto, pero en absoluto sencillo o simple.
By the Fire, que así se llama el doble álbum que nos ocupa, se mueve en las coordenadas sonoras de los aún recientes The Best Day (2014) y, sobre todo, Rock n Roll Consciousness (2017), alternando composiciones puramente pop con esos hipnóticos bucles de guitarra marca de la casa que empiezan a enredarse y nunca sabes qué derroteros van a tomar. 82 minutos de Thurston en estado puro repartidos en 9 canciones de las cuales 4 superan los 10 minutos de duración. Asistido en esta ocasión por un grupo de escuderos de auténtico lujo (entre otros, Deb Googe de MBV al bajo y su inseparable Steve Shelley en la batería), cada canción merece una escucha pausada y atenta para ser degustada en plenitud. No es fast food musical, desde luego.
“Hashish” y “Cantaloupe” abren el disco por todo lo alto. Dos canciones concisas que encajan a la perfección en el canon de pop ruidista de Moore. Las cristalinas guitarras de la primera recuerdan a la época del estupendo e infravalorado Sonic Nurse (2004) mientras “Cantaloupe”, más dura y cortante, encajaría sin problemas en The Eternal (2009) e incluso en discos como Daydream Nation (1988) o Dirty (1992). Melodías hipnóticas que anticipan el primer tema largo, una intensa y casi instrumental “Breath” que suena estupenda, sobre todo cuando coge aire en sus desarrollos, pero a la que un poco de tijera le vendría bien. Bajando un poco el ritmo, “Siren” se recrea en desarrollos más preciosistas sin caer en la repetición y mantiene el interés a lo largo de su minutaje, preparando el terreno para “Calligraphy”, melódica, minimalista y preciosa canción, de belleza desnuda, una de las mejores del álbum -si no la mejor-.
En el tramo final, “Locomotives” es experimental, larga y, por qué no decirlo, un tanto aburrida aunque por suerte logra enfocarse y despegar en el minuto 13 y su final es arrollador. La paciencia en la escucha a veces da sus frutos. “Dreamers work” acaricia el folk con la punta de los dedos y en “They believe in love (when they look at you)” vuelve a aparecer por momentos la sombra de la juventud sónica que tanto echamos de menos. Cierra el disco “Venus”, una sinfonía instrumental de distorsión que, personalmente, no pincharía en una primera cita pero que si te pilla in the mood puede hacerte flotar en el espacio un buen rato.
En definitiva, By the fire es un gran disco, otro más, del imprescindible Thurston Moore, un estilo en sí mismo a estas alturas de su carrera. Una buena recomendación tanto para los que quieran reengancharse a su carrera si le tenían en barbecho, como para quienes se adentren en su mundo por primera y, por supuesto, para quienes le seguimos fielmente desde el principio de los tiempos. Que nunca pare el autobús, por favor.
¡Que no pare!
Muy de acuerdo. El disco se deja escuchar, a pesar de lo largo que es. La verdad es que con los artistas que son tan prolíficos, uno tiende siempre a desconectarse… Pero con este tipo, al menos en mi caso, siempre tengo un poco de curiosidad por saber qué ha perpetrado.