Visor Fest (Recinto Ferial de La Fica) Murcia
Visor Fest nació en 2018 como un festival diferente. Una propuesta que apostaba por contar con bandas nacidas en los 80 y 90, para hacer disfrutar a un público que reclama vivir este tipo de acontecimientos como se vivían antaño, cuando la música era lo verdaderamente importante. Lejos de eventos clónicos, influencers o de atracciones patrocinadas para hacerse la foto, nos encontramos ante una experiencia que se apoya en la nostalgia y triunfa por esa sencillez sin artificios.
Se ponía así fin a tres años de silencio obligado, dos por pandemia y un tercero (2019) que tuvo que ser cancelado por condiciones meteorológicas y se estrenaba sede en el recinto de La Fica de Murcia. La apuesta para su regreso, la misma con la que se inició el proyecto: Un escenario y cuatro bandas al día, una de ellas nacional, además de las correspondientes sesiones de Dj. Sin solapes, ocho horas de disfrute pleno con cuatro conciertos completos para sentir y rememorar.
Visor Fest – Viernes 16 de septiembre
El viernes arrancó con Lagartija Nick. Los granadinos son poseedores de un personal universo que durante más de tres décadas les mantiene en esos márgenes creativos tan ricos. Antonio Arias y Juan Codorníu, acompañados para la ocasión por a la batería por su fiel David Fernández (no estaba Eric Jiménez) y las guitarras de Víctor García Lapido (091), dieron un sólido concierto en el que viajaron por toda su trayectoria, trasladándonos a esos mundos únicos.
Momentos tan especiales como «20 versiones» se fundían con clásicos como «La Curva de las cosas» o «Nuevo Harlem». La dualidad de dos de sus tótems «Strummer / Lorca» sonó junto a «Europa, Europa», «Satélite», o una apoteósica «Celeste» con la que nos invitaron a descubrir al fotógrafo, inventor y director de cine Val del Omar.
Muros de ruido, electricidad, una base rítmica comandada por el implacable bajo de Arias, nos transportaban a través experimentación, post-punk y ecos flamencos, con los que se volvían a activar los engranajes del Visor Fest tras ese lapso de tres temporadas.
La jornada del viernes, más orientada a las guitarras, siguió con las leyendas de Seattle pre grunge Mudhoney. Los de Mark Arm pueden presumir no solo de haber puesto la primera piedra para que el fenómeno grungero de Nirvana estallase, sino que además han estado en activo desde que se fundaron en 1988 tras la disolución de Green River (1984-1987) en la que aparte de Arm, militaban Stone Gossard y Jeff Ament -luego en Pearl Jam– y su compañero de banda Steve Turner.
Los norteamericanos fueron al grano y durante hora y media abrieron el cajón de la contundencia para dar cuenta de ese punk garagero salvaje que se gastan, más cercado a artistas como The Stooges que a sus paisanos, repasando grandes momentos de su cancionero. Más que tirar de nostalgia, se agarraron a sus álbumes más reciente con visitas a Digital Garbage (2018) del que sonaron -entre otras- «21st Century Pharisees», «Nerve Attack» y «Oh Yeah» o a Morning In America (2019) («One Bad Actor»). De su referencia noventera Every Good Boy Deserves Fudge (1991) nos trajeron el single «Good Enough», y claro, no faltó su canción más popular, esa «Touch Me I’m Sick» con la que se estrenaron en Sub Pop y cuyo estribillo retumbó en todo el recinto.
Tras esta ración de decibelios, caímos rendidos ante el momento que más disfrutamos del día, la actuación de The Waterboys. Mike Scott nos comentaba en una reciente entrevista que los conciertos de su gira post pandemia serían «Rock and roll a toda máquina» y así fue.
El escocés y su banda, que ha virado en los últimos tiempos del folk a ropajes de rock más clásico, se mostró gigante sobre el escenario, donde dotó a sus nuevas y viejas composiciones de un toque añejo, sin perder su esencia en ningún momento. Pletórico y con una voz exultante, nos llevó adelante y atrás en el tiempo en canciones como la nueva y palpitante «Blackberry Girl» o la reciente «Where the Action Is», aunque todo el protagonismo se lo llevó su inmortal This Is The Sea (1985), del que sonaron hasta cinco cortes. Nos hicieron vibrar con la potencia de «Be My Enemy» y «Medicine Bow», nos emocionaron con la épica de «The Pan Within» y nos conmovieron con la pieza que le da título.
Tampoco faltaron clásicos de The Waterboys como «All the Things She Gave Me» o la bonita «How Long Will I Love You?», ni momentos tan esperados como esos dos temas que forman parte de nuestras vidas: la épica de «Fisherman’s Blues» y una «The Whole of the Moon» que hizo brotar más de una lagrimilla entre el respetable. Mágicos.
El viernes se cerró con el toque oscuro que aportaban unos clásicos como New Model Army. Su post-punk épico, heredero del sonido de formaciones como The Stranglers o The Damned arrancó a principios de los 80 para tocar techo en ese estupendo Thunder and Consolation (1989) y seguir entregando grandes obras. Los de Bradford vivieron su época dorada hace 25 años, per0 gracias a discos recientes tan recomendables como Between Dog and Wolf (2013), Between Wine and Blood (2014) o Winter (2016), mantienen una legión de fieles y una credibilidad intacta, como demostraron en su sólido concierto.
Los de Justin Sullivan no se andaron con florituras y fueron directos a epatar, abriendo con un tema infalible como la potente «I Love The World». A partir de ahí, los densos bajos de «The Hunt», bailamos con «Poison Street» o nos desgañitamos con esa la potente «Vagabonds», su pieza más popular. A mitad del show Sullivan había empuñado la acústica para interpretar su infalible «51st State», otro de esos básicos que no podían faltar. Hora y media vibrante de reencuentro con otra de esas leyendas que solo podríamos encontrar en un festival como este. Y que dejó al sonriente público para disfrutar de la sesión de clásicos de Fran Lenaers.
Sábado 17 de septiembre
El sábado fue el día del pop, una palabra que se repetirá unas cuantas veces en los próximos párrafos dada la cantidad de artesanos que desfilaron por el escenario de la Fica. Abría un grupo generacional, trascendentales en el paso del noise rock patrio al que fue primer indie. Los asturianos Australian Blonde, que aunque llevan largo tiempo inactivos de vez en cuando se reúnen para recordar sus grandes canciones y hacer feliz a sus seguidores allá por donde pasan. Discos como Pizza Pop (1993), Aftershave (1994) Lay it on the line (2002) o Canciones de amor y gratitud (2004) siguen dejando ese poso que no envejece, como el que nos une a todos los que acudimos a ver su concierto.
Bromeaba el gran Paco Loco sobre la edad del público: «en 10 años todos jubilados» preguntando igualmente quién era el más joven entre los asistentes. El caso es que tal y cómo demostró en su primera edición, este es un festival necesario y totalmente disfrutable para ese target de personas de mediana edad que suele frecuentar menos los eventos de este tipo, pero encuentra en Visor Fest esos conciertos que generalmente no podría ver en los habituales. Conciertos como el que dieron Australian Blonde, con un gran Fran Fernández y un Paco Loco en plan rock star que acabó en calzoncillos enseñándonos la herida que se había hecho en la rodilla en sus aspavientos.
Más allá de la consabida «Chup Chup», que como os podéis imaginar se convirtió en la priemera fiesta colectiva de la noche (spoiler: tuvimos muchas más), disfrutamos de otros clásicos como «Cool Dive», «I Want You», «Cosmic», «Like a Boy»… y así hasta que se despidieron con un «nos vemos dentro de 15 años», en los que por desgracia sí, algunos de los presentes estarán jubilados, pero a buen seguro que volverán a reencontrarse con sus canciones.
La sorpresa del sábado fue The Lightning Seeds. No porque nos sorprendieran sus canciones de sobra conocidas, sino por poder disfrutar en nuestro país del proyecto de un gigante del pop como Ian Broudie, conocido músico de la escena británica de finales de los 70 y primeros 80, por su participación en bandas como Big Japan u Original Mirrors. El de Liverpool, productor de artistas como Echo & The Bunnymen, The Coral o The Subways, arrancó en 1989 su proyecto más personal: The Lightning Seeds cuya mayor época de actividad fue la década de los 90. Tal era su popularidad por entonces, que en 1996 se les encargó componer el himno a la selección británica para la Eurocopa de ese año. En 2009 lanzaban Four Winds y en octubre de 2022 regresarán con See You In The Stars, su primera obra en 13 años.
Hablar de The Lightning Seeds es hacerlo de una máquina de pop, a medio camino entre Matthew Sweet y Pet Shop Boys. Sobredosis de estribillos para el recuerdo, como la que dejaron en el festival en el que deberían haber tocado hace tres ediciones. Del inicio con «Marvellous» a portentos como «Change», «What If…», «Feeling Lazy» o «The Life of Riley». De versiones ondulantes y geniales como esa de The Byrds que ya asuminos en la voz de Broudie («You Showed Me») a gemas pop mayúsuculo como «Lucky You» o «Pure». Sí, algunos echaron en falta «Three Lions», pero la ocasión no era muy futbolera que digamos.
Mejor sabor de boca imposible para afrontar el para muchos momento más esperado de la noche y quizá del festival, la actuación de James, quienes volvieron a demostrar que están hechos de otra pasta. Tuve la suerte de disfrutarles dos veces la misma semana, el miércoles en Madrid en una gran velada y el sábado ya en Visor Fest en uno de los mejores conciertos que les recuerdo (y les he visto unas cuantas veces).
Sea por el setlist, por el orden de los temas o por la energía que desprendía todo el recinto gracias a la complicidad del público con el inmenso Tim Booth (62 años tiene la criatura), que desde el tercer tema («Curse Curse») ya se mezcló entre la gente para recibir su calor, su bolo será largamente recordado. All The Colours Of You (Virgin, 2021) funciona de maravilla y demuestra la vigencia de un grupo que se mantiene en un gran estado de forma ya no solo encima de las tablas, sino a nivel compositivo como pudimos apreciar en el inicio con «Zero», seguida de «Isabella», el tema que le da título o la posterior «Beautiful Beaches», que encajaron con naturalidad en un repertorio tan rico y mágico como el suyo.
Esta vez no nos faltó nada de lo deseado y vibramos no solo con joyas tan preciadas como «Laid», «Born of Frustration», «Sometimes», «Top of the World» o «Getting Away With It (All Messed Up)», sino que pudimos desquitarnos y regresar a tiempos de Gold Mother (1990) con «Come Home» y con una «Sit Down» que cerró en éxtasis colectivo uno de los momentos que quedarán grabados en nuestra memoria para siempre.
La brutal descarga de energía dejó las cosas complicadas para el último grupo de la noche, unos Teenage Fanclub que a base de oficio no tardaron en devolvernos a la realidad y conectarnos con sus melodías. Más allá de que ya no esté Gerard Love con ellos, los escoceses tienen un arsenal suficiente de razones para que sigamos adorándoles. Venían a presentar el más que digno Endless Arcade (2021), pero traían bajo el brazo un ramillete de composiciones que desde hace más de tres décadas les ha convertido en referencia del power pop mundial.
Hitos recientes como «Home», «In Our Dreams» o «I’m in Love» se fundieron con otros eternos como «Start Again», «What You Do to Me», «I Don’t Want Control of You». El tramo final con las descomunales «The Concept» y «Everything Flows» nos dejó con una sonrisa en la boca que aún nos dura.
El público permaneció en el recinto charlando y pasándolo bien con la sesión de David Kano, como siempre bien escogida. Un ambiente inigualable de buen rollo para un festival que como decimos, volvió a demostrar lo necesario que es programar eventos para este target de público no tan dado a festivales masivos, pero sí a los que están pensados para ellos.
Este tipo de detalles son los que hacen a Visor Fest algo tan necesario.
Fotos: @luisperez.contreras y Toni Delong
Maravilloso el Visor Fest, el año que viene repetimos. El concepto no puede ser mejor. ¡VIVA MURCIA!
Fabuloso concierto de los James en Murcia. Están en forma y les queda mucha cuerda. Todavía después de tres días no me lo quito de la cabeza.
Ya estoy esperando la próxima vez que vuelvan por aquí.
Sonido increíble, ambiente perfecto y una gran organización.
Nos vemos pronto, VisorFest.