Fruit Bats + Vetiver – Sala Sidecar (Barcelona)
Apuesta doble de folk y pop americano la que se vio obligada a acoger la sala Sidecar tras su traslado de una Bikini que, cosas de la crisis y un noviembre plagadito de conciertos, se quedaba un poco grande para ver a una de las bandas folk más importantes de la actualidad, Vetiver, y el estreno en nuestro país de una interesante banda de pop-rock, Fruit Bats.
Y es que, aunque parezca mentira, después de 10 años tocando juntos y con cinco discos en el mercado, Fruit Bats visitaban por primera vez nuestro país. Y lo hacían para presentar su último trabajo, The Rumiant Band, aparecido este mismo año, que es un luminoso compendio de rock y pop a-la-Shins. Y justo eso vimos encima del escenario: mucho pop de guitarras con algunos toques de rock de raíces americanas, una banda muy compacta y con tablas, entretenida y con unos temas pegadizos y tarareables. “Tegucigalpa” nos hizo entrar el gusanillo y “Being on your own” sonó simplemente perfecta. Treinta minutos que se hicieron cortísimos y la esperanza de que repitan en breve en solitario.
Y tras estos teloneros de lujo, Andy Cabic volvía a Barcelona, con su Tight Knit aún fresco, a satisfacer la curiosidad que sentíamos por ver qué tal se desenvolvía la nueva banda de la que se acompaña: batería (gran batería! Éste sí, el de siempre), moog, guitarras y bajo. Y es que aunque éste segundo disco sea un punto menos inspirado que los anteriores, los americanos facturan siempre trabajos enormes un sonido impecable.
Así, siendo Vetiver una banda que se caracteriza por la suavidad y la delicadeza, fue toda una sorpresa que encararan la primera parte del concierto con un sonido tan roquero. Abrieron el set con “Another reason to go” para continuar con mucha fuerza en “Luna Sea”, “Down at el Rio” y una espectacular “You may be blue” que simplemente bordaron. Sobre el escenario, mucha guitarra y una inusitada potencia, aunque la voz de Cabic se pierde un poco y le falta fuerza cuando el resto de instrumentos suben el volumen (el sonido regulero de la sala y algunos problemas con el micro, tampoco ayudaron demasiado). Aún así, consiguieron arrancarles a los temas un sonido magníficamente pulido.
A mitad de concierto se cambió Andy Cabic la guitarra eléctrica por la acústica y entonces le dio la vuelta al set para ofrecernos esa cara dulce y cadenciosa que todos asociamos a Vetiver, con sus temas más pop y el sonido ensoñador que se esperaba de ellos. En esta segunda parte cayeron “Rolling sea”, la televisiva “Everyday”, “More of this” o la celebrada (y pedida por el público) “Been so long”, con la que consiguieron algún escalofrío. Encararon el fin del concierto con “I know no pardon” y “Maureen”, que hicieron las veces de un bis que ya dijeron que no harían y se despidieron entre aplausos y un Cabic sutilmente sonriente.
Concierto notable de los americanos en un lugar poco apropiado y con un sonido que no les hizo demasiada justicia. Esto mismo, en otras circunstancias, podría haber sonado celestial.