Christina Rosenvinge – Tu Labio Superior (Warner)
Tu labio superior (08) es un disco maduro. Esto no es una afirmación banal o tópica de crítico, esto es una realidad tangible. Chirstina Rosenvinge ha firmado un disco sincero, con surco, donde el nivel compositivo es altísimo y las letras cobran un valor impensable antaño. Verano Fatal (07), con el regreso al castellano, ya mostraba un crecimiento notable y el largo no es más que la confirmación.
Ni rastro de poso naïf o rebeldía juvenil, este trabajo está elaborado desde la perspectiva de la experiencia, supone una recolección de vivencias y emociones de alguien que entiéndanme, está de vuelta. Y es en esa plasmación viva y real donde Tu labio superior (08) alcanza su auténtico valor, donde cada rasguño está justificado desde un prisma poliédrico como lo es el de la existencia que no huye, ni de la contradicción, ni del conflicto.
Sí, nadie niega que las experiencias personales forjan muchas obras, pero estos cantos al amor reseco convencen, ya sean sensuales (“Tu boca”), resignados (“La distancia adecuada”), fatales (“Eclipse”), valientes (“Nadie como tú”) o irónicos (“El puñal y la memoria”). Una voz sugerente, susurrante y cálida siempre, hacen creíble cada uno de los episodios hasta desembocar en la carcomida expectación ante el enfrentamiento con “Alta tensión”.
En lo estrictamente musical nos encontramos ante un álbum sencillo y directo que, salvo apuntes, evita la aparente densidad del periplo anglosajón de Chirstina. El plantel de invitados, de lujo; ya saben: a destacar sus inseparables Charlie Bautista, Chris Brokaw, Jeremy Wilms y Steve Shelley. Cuando las guitarras raspan, convencen (“Tres minutos”) y cuando la Rosenvinge se parapeta tras el piano, también (“Nadie como tú”, escalofriante confesión).
La juventud está sobrevalorada. Al final va a ser verdad.