Class Actress – Rapprocher (Green Ufos)
Class Actress, trío de Brooklyn, son el resultado de una evolución artística que llevó a Elizabeth Harper, su voz principal, de actriz a cantante de rock y, finalmente, a contactar con el teclista y productor Mark Richardson, que adivinó en sus canciones cierto potencial para ser remezcladas, revestidas con efectos electrónicos y propulsadas a la pista de baile. Los primeros resultados les agradaron a ambos y así nació el grupo, al que poco después se unió Scott Rosenthal.
Su synth pop es un homenaje al periodo glorioso del género, digamos entre 1982 y 1983. A diferencia de otros grupos similares, como Chromatics, su pincelada es más gruesa (aunque más elegante que la de Lady Gaga) y poco sutil. Su punto de partida es la radiofórmula de la época, con ecos a grupos como Human League o los Depeche Mode de su etapa de transición. Unos teclados muy vintage, con unos riffs que juraríamos haber oído mil veces, refuerzan la impresión de deja-vu.
La primera impresión es inmejorable: «Keep you» se queda pegada como una lapa, más todavía si el oyente vivió aquella época y la recuerda con nostalgia. El problema viene después, cuando se empieza a apreciar la escasísima diferencia entre unos temas y otros, la constante repetición de riffs, construcciones vocales, estructuras, ritmos y armazón de los estribillos. Las letras se adhieren a esa configuración monolítica y casi robótica, hablando siempre de relaciones humanas frías, entrecortadas, gélidas como todo en aquellos años a los que Class Actress rinden honores.
En total se pueden encontrar en este Rapprocher unas cuatro o cinco ideas buenas que, eso sí, se repiten sin rubor en dos o tres canciones cada una, de manera que es difícil recordar alguna de ellas una vez completada la escucha. Bueno, sí: «Keep you» sigue ahí, en la memoria a corto plazo; pero el hecho de que, escucha tras escucha, ninguna canción sea capaz de desbancarla me da la razón. «Bienvenue», con su ritmillo más rápido y machacón, y tal vez «Need to know», algo más oscura, quedan como candidatas.
Este tipo de homenajes, sin un gran talento detrás, dan como mucho para un par de álbumes, como ya ocurrió con los prácticamente olvidados She Wants Revenge