Hooton Tennis Club – Big box of chocolates (Heavenly)
Hay grupos que hacen sencillo lo que para la mayoría de mortales sería muy complicado: tener un arranque de inspiración, escribir una canción, tocarla, grabar un disco. Uno de esos grupos es The Wave Pictures, que parecen sacar las canciones de debajo de las piedras además con una sencillez y efectividad pasmosa. Pero no voy a hablar de ellos, sino de los también británicos Hooton Tennis Club, bastante menos prolíficos aunque tienen excusa: hace poco más de un año que debutaron con Highest point in Cliff Town.
Desde finales de 2016 tienen segundo LP en la tiendas, plataformas de streaming, o como se llame ahora eso donde la gente compra / escucha música. Y vuelven a demostrar que Ryan Murphy y compañía son de esa misma escuela a la que pertenecen Tattersall y los suyos, la de cantar y tocar casi sin ganas pero consiguiendo de alguna extraña forma que la canción acabe por encajar en tu cabeza. Grabado en los estudios de Edwyn Collins, en esta enorme caja de chocolates Hooton Tenis Club siguen insistiendo con sus guiños a los 90, a grupos americanos de rock colegial como Weezer, al rock alternativo de Pavement, pero también al inequívoco sesgo británico de bandas como XTC. Un canto a la globalización musical, a una época en la que las referencias de los chavales ya no se ven condicionadas por factores temporales, sociales o geográficos.
Canciones como “Bootcut Jimmy the G” tienen esa dejadez lacónica que atrae irremisiblemente a los amantes del pop sin estridencias ni recovecos, los que flipaban hace 40 años con Modern Lovers y luego lo hicieron con Replacements o Nada Surf. “Katy-Anne Bellis”, “Lauren I’m in love”, “Lazers Linda” o “Statue of the greatest woman I know” demuestran como aprovechar al máximo dos minutos de canción. Claro que a ellos el tiempo les sobra, porque lo suyo no es crear himnos generacionales, lanzar proclamas ni retorcerse en la miseria y el dolor. No, lo de Hooton Tennis Club es lanzarnos un puñado de confeti en forma de canciones, confeti que acabará pisoteado y olvidado cuando acabe la fiesta. Pero menuda fiesta, mientras duró.