Nudozurdo (Ocho y Medio) Madrid 20/04/17
Fotos: Oscar Carreño
El pasado jueves Nudozurdo presentaba en la noche madrileña su nuevo trabajo, Voyeur Amateur (17). Este disco pasa por estar a caballo entre un intento por aglutinar las virtudes de toda su carrera y, a su vez, por explorar nuevos territorios. Una primera impresión puede llevarnos a pensar que se encuentra finalmente en tierra de nadie, pero, si le damos las suficientes escuchas, descubriremos una obra detallista de considerable recorrido.
Quienes hemos seguido el rastro de Nudozurdo desde sus inicios sabemos que el directo es un medio en el que se lucen de manera notable con independencia de la mayor o menor brillantez del nuevo lanzamiento a defender sobre las tablas. Esta vez, desgraciadamente, iban a tener que lidiar desde el minuto uno con una sonorización más que deficiente que ahogaba por completo la voz de Leo Mateos. Una pena porque este detalle deslució bastantes canciones y quitó lustre a una nueva velada soberbia.
El terrible sonido, saturadísimo como debe ser en este caso, pero completamente castrador para su cantante, nos pilló por sorpresa y dejó en anécdota los primeros lances con “Bondage belcanto” y “Estás tan perdida”, seguidas de dos anecdóticos rescates de su lacio Rojo es peligro (15). Ahora bien, la irrupción de “Dentro de él”, profunda, obsesiva, impecable fue un auténtico puñetazo en la mesa que dejó todo patas arriba. Desde ese momento tremendos picos de tensión, fuerza y nervio como los vividos con “Ha sido divertido”, el apabullante poderío de “Voyeur amateur”, la penetrante ”Viaja hacia mí” o la deleitosamente sádica “Prometo hacerte daño”.
A todo esto, añadir los cojones que demostraron por defender ese nuevo clásico desgarradoramente bello que es “Úrsula, hay nieve en casa” sin la presencia del abrigo de las cuerdas y no salir mal parados. Tras la tormenta dislocada del descarnado desarrollo de “La ruta de los Balcanes”, regresaron para rendir con un bis un pequeño tributo a su obra magna y capital para quien les escribe, Tara Motor Hembra (11), con una abrasadora “Conocí el amor” –mejor momento de la noche- y la vaporosa tristeza fatua de “Dosis modernas”, rematando otra actuación de bandera que les sigue ubicando en primera fila de la resistencia respetable frente al conservadurismo inofensivo de la actual escena independiente española.