Midnight Mystery Theatre – Golgotha (Insect Records)
Midnight Mystery Theatre es una banda formada en Yecla (Murcia) hace ya veinte años, cuyos componentes actualmente responden a los nombres de M. Rubio, Darthmon, Cyrus y M. El nombre de la formación está basado en los antiguos seriales radiofónicos norteamericanos de terror, misterio y ciencia ficción. En su música, junto al rock alternativo, hay elementos de Música Industrial, Electrónica, el Kraut Rock o Dark Ambient. Además suelen usar samples de vanguardias artísticas del siglo XX como el Dadaismo o Futurismo, a modo de collage. Los propios Midnight Mystery Theatre confiesan que su intención con semejante combinación de sonidos es el de crear paisajes sonoros de inspiración cinematográfica, ambientales, sin perder de vista el concepto de canción pop aunque basando su trabajo en la experimentación e investigación.
Hace unas semanas publicaron su nuevo álbum, Golgotha (Autoeditado, 2020). Un disco en el que siguen apostando por unas señas de identidad que, por otra parte, ya llevan mucho tiempo con ellos. A saber: guitarras potentes, experimentación, atmósferas opresivas y oscuras, letras si cabe más apocalípticas y crípticas. Sobre bases electrónicas rayando en lo industrial, desarrollan unas canciones que en general resultan inquietantes, incluso amenazantes para oyentes poco dados a salir de su zona de confort. Combinan retales de aquí y allá, sampleados de música o voces, para crear canciones como “3:33” que parecen salidas de una pesadilla. No es de extrañar que entre sus referencias mencionen a The Cure, Depeche Mode o Portishead pero sobre todo a David Lynch, Aphex Twin, Einstürzende Neubaten, Tom Waits, Cabaret Voltaire o Psychic TV.
Canciones como “1 de enero” combinan casi matemáticamente una letra oscura y desgarradora con un entorno sonoro igualmente tenebroso donde las guitarras tejen sin descanso telones de acero tras los que parecen aguardar amenazas escalofriantes. No es la única, basta escuchar atentamente canciones como “Insecticida” o “Narcosis”. Cada frase, esculpida sobre bases sónicas marmóreas, es como un estruendo, un golpe en la nariz, una zancadilla salida no se sabe de dónde. Hay que decir, sin embargo, que abriéndose paso entre esa perturbadora niebla que lo envuelve todo se encuentra cierta belleza melódica, restos en descomposición de lo que alguna vez fue una canción pop y hasta ritmos que incitan a disfrutar al menos de unos segundos de calma, una pausa en la tormenta. Tras contener la respiración durante los tres primeros temas, “Verano muerto” casi da ganas de bailar.
Si no te asustas fácilmente, es aconsejable escuchar lo nuevo de Midnight Mystery Theatre de noche, con auriculares, en soledad. La experiencia es sobrecogedora y extenuante, pero también un enérgico empujón hacia el lado oscuro, que a veces resulta más atractivo que la insípida luminosidad.