Click ‘n Roll, Fotos Icónicas (IX): Lou Reed + Mick Rock = Transformer
No será la última vez que tiremos del impresionante catálogo del recién fallecido Mick Rock para alguna de nuestras entradas en Click ´n Roll. De hecho, tampoco es la primera. Ya hablamos en otro artículo del punto de inflexión estético que ejerció su trabajo para Queen. Hoy, volvemos inevitablemente a él a través de Lou Reed, una de sus musas más queridas. Como el mismo fotógrafo proclamaba, la icónica portada de Transformer se convirtió en el alma visual del cantante, una imagen que le acompañará de manera imperecedera durante el resto de su trayectoria.
Tras el descalabro del álbum debut, Lou Reed puso a los mandos de la producción del nuevo disco a David Bowie y Mick Ronson. El primero, a lomos de Ziggy, era ya uno de los Dioses del momento en UK. Junto con el segundo, fiel escudero, y el resto de las Spiders, eran los abanderados del candente glam rock. Bowie, que ya había pasado por la lente de su amigo Mick Rock, fue, además, quien puso en contacto al de New York con el fotógrafo.
El verano del 72 londinense supuraba purpurina y la locura era más que palpable. Uno de los sitios en los que tenías que estar era el King´s Cross Cinema (después la Scala), convertido en templo de rock and roll los viernes y sábados. En particular, sería el viernes 14 de julio, el que de comienzo a un fin de semana inolvidable, que, si hubiese podido, lo habría pasado sin pestañear.
Celestino Bowie se acercó con su mejor versión y con su amigo Mick Rock a ver a Lou Reed, en su versión más su – de él -, en un rincón del camerino, sentado y sin hablar. Ya sea por los nervios antes de actuar, el zumo de naranja o la meditación trascendental, el caso es que el alicaído Reed sucumbió a los encantos del Duque y se encaramó en el escenario dispuesto a comenzar el show. Cada uno en su posición, realizaron su trabajo de la manera más profesional.
Acordaron verse de nuevo, una vez las fotos estuviesen reveladas. Antes de imprimirlas, Mick enseñó a Lou la hoja de contacto, en la que el cantante redondeó la foto que nos atañe. No obstante, la sesión dejó otras instantáneas del directo muy interesantes.
Como solía hacer en aquellos tiempos, era el mismo fotógrafo quien revelaba e imprimía las fotos. Todo transcurría con normalidad, pero un error en el proceso produjo que la imagen quedara fuera de foco y sobreexpuesta. A pesar de ello, a Mick le hizo gracia el contratiempo y decidió incluirla en el lote a enseñar a Lou, junto con otras versiones bien impresas de la misma fotografía.
Y entonces, ¡match! Será desde ese preciso momento en el que se funde una sólida y duradera relación entre ambos artistas. Lou seleccionó de entre todas, por lo que sea, la rara, la diferente, la especial.
El viaje no terminó aquí. De error a portada de álbum. Pero no fue nada fácil. Fueron necesarios 12 intentos para poder reproducir el efecto creado accidentalmente en la impresión final de la portada. Hay que matizar, según ha aclarado el fotógrafo en varias ocasiones, que con esas imágenes no se buscaba premeditadamente una foto portada, sino simplemente un reportaje del concierto.
De hecho, la idea inicial para la cover quedó relegada a la contra, la cual merece también una mención. En la misma aparece a un lado del cuadrilátero la modelo Gala Mitchell, supermodelo de finales de los sesenta. En el otro extremo, el por entonces road manager de Lou Reed, Ernie Thormahlen, cuyo minutero marca poderosamente las 4 en punto. Dada la magnitud del asunto, asistentes a la sesión han confesado posteriormente que no es pene todo lo que reluce. En realidad, es un plátano forrado con un calcetín, para dar textura. Un clásico. El autor de ambas fotos fue Karl Stoecker, creador de las tres primeras portadas de Roxy Music.
Con la resaca del viernes en todo lo alto y sin tiempo para pejiguerismos llegó el sábado 15 de julio. Mismo escenario, pero encima IggyPop. Puñetazo en tu cara. Mick Rock fue el encargado de cubrir el directo y, de nuevo, fue capaz de sacarse otra portada de la manga, en este caso, la de Raw Power.
El cámara las considera un mentiroso, pero valioso díptico, ya que ambas imágenes no parecen ser de actuaciones en vivo y, además, muestran miradas perdidas que evocan calma dentro de la vorágine, sobre todo en el caso de los shows de la Iguana.
Para cerrar el círculo y el intenso fin de semana, nos tomamos la licencia – Mick nos perdone -, de convertir el dueto de imágenes en un tríptico. Para ello, cambiamos de localización y nos situamos en el Hotel Dorchester de Londres. En dicho lugar, David Bowie convocó a la prensa americana para introducirles a Ziggy Stardust, su nueva y flamante persona. Lo más granado de la farándula musical pululó por allí, dejando un puñado de imágenes que hacen las delicias de los más curiosos. De todas, es, sin duda, mi favorita – y aseguraría que la del autor también -, la que mostramos a continuación.
R.I.P. Mick Rock