Tulsa (Teatro Infanta Isabel – Inverfest) Madrid 15/01/2022
Hay ocasiones en las que la espera merece la pena. Es el caso de la presentación del último álbum de Tulsa, el estupendo Ese Éxtasis (Intromúsica, 2021) –disco nacional del año en Muzikalia- que a pesar de haber sido lanzado el pasado mayo, entre pandemia y algún que otro problema de salud, ha ido retrasando su llegada a los escenarios y salvo alguna pequeña excepción, apenas hemos podido disfrutar de sus canciones en directo.
El pasado sábado, el ciclo madrileño Inverfest desfacía el entuerto programando a los de Miren Iza en un más que apropiado Teatro Infanta Isabel, bonito emplazamiento para acoger una propuesta de ese calado. Junto a ella, la guitarra de Clara Collantes, la batería de Mariana Mott y los teclados y sintetizadores de Javier Carrasco Betacam, para abordar un viaje por la discografía de Tulsa con especial protagonismo para su última entrega, que sonó casi al completo.
Aprovechando las características del espacio, tomaron el escenario en una salida muy teatral, casi oscuras, para llevarnos a tiempos de Espera la pálida (2009) y arrancar con esa frágil «A mis brazos», versión de «Into My Arms» de Nick Cave & The Bad Seeds. Tras ella, el suspiro doliente de «Ay», que dio paso a una «Atalaya» que con su ritmo sincopado y sus sintetizadores, nos terminó de ambientar hacia los otros caminos a los que nos llevaría la noche.
La primera canción de Ese Éxtasis que llegó fue «La Boda», a la que le siguieron la emocionante «Gran fuerza domadora», el poso folk de «Dinero caído del cielo», una «Os oigo follar» que sonó majestuosa, amplificando todas las virtudes de su versión en estudio y esa genial «Autorretrato», claro. No faltaron algunos temas de su pasado más reciente como «Bilbao»,»Verano Averno» -una de las tres piezas del proyecto cinematográfico/musical llamado Ignonauta-, ni esas otras dos gemas de La Calma Chicha (2015) que son «En tu corazón sólo hay sitio en los suburbios» o la bonita «Oda al amor efímero» con la que terminó la primera parte del concierto.
Tras un pequeño interludio musicado por Betacam, llegó la traca final con una elegante y glamurosa puesta en escena. Las infalibles «Destrucción mutua asegurada», «Tres venenos» y «Centauros» llenaron de pulsión el teatro, que en otras circunstancias nos hubieran levantado de nuestras butacas. Finalizaron con «Yo no soy penélope» y la esperada «Los volcanes avisan» con la que como no podía ser de otra manera cayó el telón, abriéndose de nuevo con un bis exigido por el respetable en el que volvimos a trasladarnos al pasado con los aires country de «Matxitxako». Se completaba así, una noche mágica sustentada en un inapelable setlist con el que Miren y compañía disfrutaron tanto, como nos hicieron disfrutar a nosotros.
Una pasada de concierto, clase, elegancia, ternura y mucha sensibilidad