Caroline Polachek – Desire, I Want To Turn Into You (Perpetual Novice)
La portada del nuevo disco de Caroline Polachek es bastante representativa del aislacionismo que se nos ha inoculado desde que la pandemia y los gobiernos nos recluyera en algún techo seguro (quien lo tuviera): la ex Chairlift intenta escabullirse de la multitud de un transporte público atestado de gente (en la pandemia los cuerpos subalternos debían trabajar arrojados al virus) mientras no sabemos si está escuchando algo en sus auriculares. En el suelo se puede ver una línea limítrofe que separa lo que bien podría ser un ambiente vírico a uno benigno, ese paraíso artificial que anida ese deseo al cual se refiere el título del disco.
Es una interpretación libre de una imagen, pero lo que sí que es del todo cierto -tal y como declara en la revista Crack Magazine en su último número- durante la primera ola de la pandemia su padre moría de Covid-19, y ella se despedía de él a través de un dispositivo digital. Y es que, como dice el filosofo Paul B. Preciado, el colapso sanitario ha hecho que mudemos de piel, y hemos pasado de una piel analógica (aquel que detecta el tacto, la respiración, la mirada…) a la digital, la misma que nos confina en horas interminables de teletrabajo, por ejemplo.
Esta maravilla de disco, Desire, I Want To Turn Into You (Perpetual Novice, 2023) es como ver mutar a una mujer de piel. Las letras hablan de deseos y anhelos analógicos, pero que al final se quedan atrapados entre los contornos de una música que se mueve entre el futurismo reciclado y la tensión provocada por los glitchs de los aparatos digitales que creemos infalibles.
Polachek junto al productor Danny L. Harle -vinculado al sello PC Music– han dado forma a un trabajo que supera con creces a su debut Pang (2019), y es la confirmación de una talentosa carrera como compositora de hits pop, a la vez que estar dotada de una poderosa inventiva a la hora de sorprender con los entramados rítmicos.
A capella abre “Welcome To My Island” una canción que narra los deseos de materializar el deseo dentro de la mente de ella; solo el deseo nos permitirá escenificar nuestra soledad vía TikTok y así reapropiarnos de nuestra nueva máscara hi-tech. Un tema potente con aires a lo Kate Bush que da paso a “Pretty In Possible” que es un trip hop mutante que finaliza con unos arreglos de cuerda a lo Massive Attack época Blue Lines.
Uno de los platos fuertes del disco es la tremenda “Bunny Is A Rider” con una producción digna de Timbaland, y que de nuevo nos cuenta la in-posibilidad del deseo, pero desde una perspectiva más mental que física, más digital que analógica.
Un guiño a Ennio Morricone le hace la neoyorquina en el popurrí estilístico de “Sunset” donde de igual forma llegan ecos de la Madonna más hortera. Un poso más oscuro y melancólico tiene “Crude Drawning Of An Angel” una balada en donde el amor (no sabemos si consumado) sirve de motivo narrativo.
Los ritmos hiperventilados de “I Believe” son un tributo a su amiga y gran artista SOPHIE, fallecida hace un par de años. La forma de entonar de Polacheck denota emoción a raudales y pone los pelos de punta. El rescate de Dido para la música no sé si es una buena idea, aunque su bonita voz empasta a la perfección con la de Grimes en “Fly To You” bajo una colcha de dubstep. Muy curiosa es la combinación de electrónica y folk en “Blood And Butter” en la que tiende puentes hacia sus ancestros ingleses a través del sonido de gaitas digitalizadas. Todo muy extraño y fascinante a la vez.
Las resonancias fantasmales a la muerte palpitan en la balada “Hopedrunk Everasking” cuyas similitudes con Enya son evidentes, y “Butterfly Net” es algo así como una canción-link entre “Sunset” y “I Believe”. El resultado es una hermosa balada con toques progresivos y cantada con la teatralidad de Celine Dion. “Smoke” -una de las primeras canciones que compuso para el álbum- tiene un bajo musculoso, y su aparatoso armazón me recuerda a Hudson Mohawke, mientras que el final llega con “Billions”, un cruce entre Björk, un coro de niñes, y unos My Bloody Valentine hibernando. Un disco faraónico.
Escucha Caroline Polachek – Desire, I Want To Turn Into You