Teenage Fanclub (Teatro Albéniz) Madrid 10/10/23
Por diversos avatares de la vida, Teenage Fanclub había sido una banda que se me había resistido a poderla ver en directo. Por fin, este pasado martes logré quitarme la espinita melómana con el concierto que los escoceses ofrecieron en el coqueto Teatro Albéniz de Madrid.
Alguno pensará que cómo fui capaz de hacer pasar tanto tiempo hasta hacerlo y que, tras la marcha del grupo de Gerard Love y la cuestionable calidad de sus dos últimos trabajos de estudio, el momento no era precisamente el mejor.
Pero, desde mi punto de vista, se equivocan. En cuanto al primer punto, poco podemos hacer salvo lamentarnos por no contar en vivo con las canciones compuestas por su ex –bajista y en cuanto al segundo, soy de los que opinan que Nothing Lasts Forever (23), sin ser un disco notable, muestra bastantes signos de mejoría con respecto a Endless Arcade (21), con los músicos acuciando todavía posiblemente la marcha de su anterior compañero.
Ellos, desde luego, están convencidísimos de las virtudes de su nuevo largo, siendo con diferencia el gran protagonista de la velada; eso sí, con una defensa escénica mucho más eléctrica que la que muestran en estudio a día de hoy.
El entusiasmo de Norman Blake y el nervio decibélico de un Raymond McGinley subterráneamente intenso ejercían de perfecto contrapunto el uno con el otro, junto al acompañamiento de una solvente y compacta banda a la que se unió en numerosos lances a la guitarra acústica e instrumentaciones varias el telonero Sweet Baboo, alias artístico del británico Stephen Black.
Un sonido grande, por momentos demasiado aparatoso para quien les escribe, erigía sus temas más directos y coreables a una dimensión espléndida; así sonaron viejos clásicos como “About you”, “What you do to me” o “The Concept”, si bien yo disfruté especialmente los pasajes más íntimos, de belleza realmente alarmante.
Sirva como ejemplo su nuevo monumento hecho canción, “I left a light on”, capaz de hacer olvidar de un plumazo todo lo anterior tras su llegada en vivo y una muy bonita y delicada “My uptight life”. Mención especial a los rescates de Songs From Northern Britain (97), uno de los discos de mi vida sin atisbo de duda, del que sonaron tres de sus temas: “It’s a Bad World”, “I Don’t Want Control of You” y la que más me emocionó, “Your Love is the Place Where I Come From”.
A destacar un bis que atestiguó el desarrollo al alza del concierto, inaugurado con la gran sorpresa de la noche por la nitidez y seguridad con que sonó “Back in the day” de su penúltimo trabajo, mejor momento de la noche para servidor, y finiquitado con la orgía electrizante de “Everything Flows”, dejando patente que entre sus inicios y su presente es posible que algo se haya ido en el camino, pero lo que queda merece mucho la pena para que, quizás, nosotros no perdamos algo más.
Fotos Teenage Fanclub: Blanca Orcasitas
Fue un conciertazo… la única pega, las escasas 19 canciones… deberían haber ido a 25, incluyendo Neil Jung, Winter, Start Today, alguna de Thirteen…
Dicho esto, un concierto mágico…
Digno de reflexión lo que apuntas. ¿Son tan buenos los temas recientes e íntimos vs. los himnos? Pues… para empezar, no desmerecen.
En el anfiteatro el sonido era infumable.
Tofalmente de acuerdo, muy malo el sonido.