Pony Bravo (Sala Para·lel 62) Barcelona 26/04/24
Todavía con la resaca de la feria de abril y en un contexto (futbolístico) previo a un derbi sevillano, los Pony Bravo llegaban a Barcelona con las ganas de siempre de fustigar y diseccionar la Sevilla de sus amores. Habiendo tenido que buscarse la excusa de “volver a Barcelona para grabar otro disco”, aprovechaban para presentar su quinto álbum Trópico. Desde 2019 no sacaban ningún trabajo, cosa que no les impedía girar por España tocando los temas publicados desde 2008.
La música de Pony Bravo es una amalgama de muchos estilos, pero que cuentan con una identidad propia. En los primeros discos sonaban (como ellos mismos declaman irónicamente en el crítico tema «Mi Dni») “a los Doors y un poco a Triana”. En estos tres primeros álbumes tienen canciones ya icónicas como «Noche de setas», «La Rave de Dios», «El político neoliberal» o «Turista ven a Sevilla», que no dudaron en mezclar a la perfección con las del nuevo LP. En los dos últimos trabajos su sonido se acerca más al funk, italodisco y toques del krautrock de los 70-80, entre otros. Todo ello sin separarse un ápice de su origen andalusí, que tanto en la música, como en el arte audiovisual presente en sus conciertos, plasman constantemente.
El modo de cantar de Daniel Alonso (voz, teclados) le acerca en muchos momentos del concierto a una suerte de chamán, predicando ideas con las que van repasando la actualidad política, social y cultural de nuestro país. Siempre con una pincelada de humor ácido en sus letras, durante las más de 15 canciones que tocaron, viajamos desde «Ibitza» o «Chichén Itzá», hasta la Franja de Gaza, pasando siempre por la Torre del Oro y la Giralda. Pablo Peña es el encargado de, bien con la guitarra, bien con el bajo, hacer esos riffs que dan carácter a la música sampleada o acompañada rítmicamente por Darío del Moral. El cuarto en discordia es Raúl Pérez, que va tocando el instrumento que le toque, además de ser el productor de la banda.
El público de la sala no paró de moverse al ritmo de la música, sobre todo con «C’est Chic – C’est Bon» o con la sensual «Magic Feeling», dos temas del último disco. Había tiempo para contoneos, pero también para bailar con los ritmos electrónicos de «Totomami» y la ya citada «Ibitza».
La noche en la Sala Para·lel 62 se cerraba como una velada plagada de música diversa. Previos a Pony Bravo, entraban en faena Nerobambola, quienes pese a contar con muy poca información en la red y con un set-up renovado, dejaron a todos boquiabiertos con su capacidad musical y creativa. Lejos de atreverme a describir su estilo, prefiero simplemente recomendar ir a ver a este sexteto si hay oportunidad. Puede que estén cocinando algo que enseñar más pronto que tarde…
La fiesta musical la cerraron Los Voluble, dos hermanos djs que pinchan y proyectan una mezcla entre flamenco, electrónica y memes, haciendo (al igual que la banda sevillana) un repaso por el panorama actual del país.
Foto Pony Bravo: Carlos Barrie