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Nick Lowe – Indoor Safari (Yep Roc / Popstock!)

Ya me pueden dar noticias buenas este año, ya. Que, por más que se esfuercen, ninguna, o casi ninguna, va a compararse ni de lejos con el notición de que Nick Lowe tiene nuevo disco bajo el brazo. Y Nick Lowe con Straitjackets, ojo, la excelsa banda instrumental que le ha estado acompañando los últimos tiempos, tanto en directo, como en unas grabaciones que aún no tenían un testigo realmente de envergadura como es este Indoor Safari, álbum de estudio número quince en la carrera en solitario del británico y el primero en nada menos que 11 años.

Seamos claros: Nick Lowe es un dios del rock and roll. Ha compuesto alguna de las mejores canciones de su historia, ha producido un montón de discos, algunos de ellos, totémicos, ha tocado, cantado y compuesto con y para los mejores, y lo que no es menos importante: es dueño de uno de los tupés blancos más envidiables del universo conocido. Todo eso y más es lo que hace de Lowe ese artista al que no todo el mundo conoce, pero quien le conoce bien, le ama como sólo se puede amar a las divinidades.

Y es que no es para menos. Yo, personalmente, todavía guardo claro en mi retina el recuerdo de hace más o menos un año, cuando le vi tocar en uno de mis escenarios favoritos al frente de sus enmascarados compañeros. Rara vez han contemplado mis ya experimentados ojos tamaño despliegue de elegancia, maestría y canciones increíbles. Su porte, su voz aún más que potable a sus 75 años, sus ganas irrefrenables de seguir haciendo feliz a la audiencia, le confieren ese halo que poca más gente en el mundo de la música ha logrado tener.

Su regreso al formato disco grande, además, es de lo más inesperado. Tras aquél Quality Street, disco navideño junto a Straitjackets publicado en 2013, Nick y sus secuaces únicamente publicaban singles o epés principalmente para vender como merchandising en sus conciertos. No parecía haber planes para un elepé, dado que el cantante no le veía sentido en un mundo ya minado por el streaming y el vértigo de la redes sociales. No obstante, supongo que movido por el hecho de que la edad no perdona y ésta quizás sea la última ocasión de entregar algo así al mundo en plenitud de facultades, o tal vez porque, como él mismo ha dicho, siente que con los Straitjackets tiene algo especial entre manos que convendría enmarcar como es debido, nuestro héroe de orgullosa cabellera se ha puesto de nuevo a los mandos de un estudio de grabación para sacar del horno una pequeña lista de canciones cuya gestación ha durado algo más de seis años.

De acuerdo, muchas de estas canciones han ido apareciendo en esos singles y ep’s que, desde 2018, Nick y su banda han ido ofreciendo como souvenir a los asistentes a sus conciertos. Pero lo han hecho en versiones diferentes, grabadas más al tuntún y sin haber alcanzado todavía la gran sinergia y cohesión que han alcanzado tras varios años juntos en la carretera. Además, este paquete de canciones realmente merecía un tratamiento digno de uno de los reyes midas en esto de producir discos de pop rock.

Con Straitjackets, el maestro Lowe ha encontrado un poco lo que tenía con Rockpile, la banda que formó junto al no menos magistral Dave Edmunds, Bill Bremner y Terry Williams, o la que tenía a su lado cuando grabó su particular “trilogía de la resurrección” (Party Of One, The Impossible Bird, Dig My Mood) que incluía a Geraint Watkins, Robert Treherne y Steve Donnelly. Por eso mismo se encerró con los tipos de la máscara en los estudios Reliable Recordings de Chicago: tanto para rehacer como es debido varias de las canciones que habían ido “bocetando” en discos de 7” (“Trombone”, “Tokyo bay”, “Love starvation”), como para registrar nuevas composiciones, de la talla de la inicial (y muy Kinks) “Went to a party”, la absolutamente perfecta (con guiño a The Beatles incluido)  “Jet Pac Boomerang”, o esa delicia a medio tiempo, marca de la casa, que es “Different kind of blue”.

Las demás, lo cierto es que son todas relecturas de canciones ya publicadas, pero algunas muy diferentes de las versiones originales y en todos los casos con bastante mejor sonido. Algo plausible al escuchar la rotundidad de las excelentes “Blue on blue”, “Don’t be nice to me” o “Crying inside” . Se nota que Nick se ha esmerado en esto y, como no podía ser de otra manera, ha salido redondo. Parece como si el tiempo no hubiera transcurrido entre grandes clásicos como Labour Of Lust (1979), The Rose Of England (1985) y este disco, que no hace sino encuadrarse como, al menos de momento, un gran colofón a una carrera prácticamente sin mácula, la de uno de los verdaderamente grandes de la historia del pop. Uno de los pocos maestros que se mantienen actualmente en plenitud de facultades para ofrecer lecciones como ésta, que no necesita acudir a la nostalgia para ser contemplada entre lo mejor de una obra ya tan clásica como monumental.

Escucha Nick Lowe – Indoor Safari

 

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