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Los Planetas (La Riviera) Madrid 15/11/24

Curioso año el de Los Planetas, en el que han celebrado el 30 aniversario de su primer disco y alcanzado un pico de popularidad inédito en su ya larga trayectoria. No era la primera vez que salían a la carretera repasando un disco al completo, ya lo hicieron con su mayúsculo Una semana en el motor de un autobús (1998), pero el impacto fue menor. Su nueva gira ha desbordado expectativas arrancando la pasada primavera en festivales como Tomavistas y después de recorrer todo el país, ha terminado trasladándose a las salas de las principales ciudades agotando entradas en todas ellas. Aparte del cada vez mayor peso de la nostalgia y de ese «celebrar el acontecimiento» tan de nuestros días, el impacto de estos conciertos ha sido mucho mayor al coincidir con la película Segundo Premio que versa sobre su historia (o no) y ha obtenido unos resultados que de igual modo, se han salido de lo que muchos esperaban.

Un film al que al menos de cara a la galería han dado la espalda, pero que ha apuntalado la leyenda de un grupo que lleva tres décadas en la cima de un escalafón al que ninguna otra formación se ha acercado ni por asomo. A pesar de ello su presente deja algunos interrogantes aún por despejar, con una banda arrinconada -solo J y Florent han estado en todos los conciertos de la gira- con alguna esporádica y aplaudida aparición de Eric Jiménez, actualmente también girando con sus Lagartija Nick; dejado en el aire un futuro aún por escribir y ante el que surgen buen número de dudas.

Del triple 30 aniversario de Super 8 celebrado en Madrid, con dos noches en La Riviera y una en But (hicieron los propio en Barcelona), pueden sacarse varias conclusiones. La primera y más obvia, el cumpleaños total en el que se convirtió cada una de ellas. Una fiesta llena de recuerdos que sacudió a los amantes del noise rock (la palabra indie llegaría después) que en su momento vieron cómo en nuestro país se hacían canciones que podían convivir con las de The Jesus and Mary Chain, Pixies, Sonic Youth y tantos otros sin dar vergüenza ajena. Clásicos como “De Viaje”, el himno generacional “Qué puedo hacer” o la congoja colectiva de «Si está bien» sacudieron con más ímpetu que nunca ya no solo a los viejos del lugar, sino a un público joven que les venera como creadores de un estilo en cuyas canciones encuentran ecos de los que suenan en gran parte de las nuevas bandas.

Un comunicativo J, un Florent dibujando con sus guitarras y pedaleras todas las melodías y distorsiones esperadas e inesperadas, y la impecable compañía de Miguel López al bajo y Roberto Escudero a la batería para volver a vibrar con la poderosa “Jesus”, la sentida “Brigitte” o el viaje psicotrópico de “La Caja del Diablo” y redondear una primera parte que por varias veces vivida, no deja de emocionar.

Aún quedaba más, un grueso del concierto en el que rememorar toda esa colección de infalibles que nos han dejado en estos años. Desde la más psicodélica que de costumbre «Segundo premio», a una algo apagada «Un buen día»; de la brumosa y emocionante «Santos que yo te pinte», a una flamenca «Alegrías de Graná» con la compañía de Natalia Drago (Srta. Trueno Negro) a la guitarra, que dio paso a la lisérgica «Corrientes circulares en el tiempo» tan grandiosa como siempre. Si en las dos primeras paradas La Bien Querida les acompañó en «Espíritu olímpico», en esta ocasión fue Diego Ibáñez de Carolina Durante el que se unió a ellos para interpretar una «Pesadilla en el parque de atracciones» atronadora con la que terminó ese primer bis. El segundo se abrió con «Islamabad», aquí con Álvaro Rivas de Alcalá Norte paseando por el escenario algo perdido, hasta que encontró su lugar a mitad de la canción y lo que en un principio parecía una improvisación en el local de ensayo, terminó encontrando todo el sentido. Dos colaboraciones con un alto componente simbólico, de no solo saber mirar al pasado, sino ser conscientes del presente y sobre todo, pensar en artistas al que el futuro debería pertenecerles.

El tramo final no pudo estar más arriba, desatando la locura con «Nuevas sensaciones», «Mi hermana pequeña» y una «Cumpleaños total» a la que se sumó todo el que había pasado por el escenario esa noche, desde los 107 Faunos que abrieron el concierto, a Natalia Drago, Diego y un Rivas que se quedó solo al final repartiendo setlist entre las primeras filas y acompañó ese coreo colectivo de «No será peor seguro que es mejor» que retumbaba en la Riviera con un castizo «y aunque juré que nunca más, me acerco hasta el servicio a que me pongan otra». La vida cañón.

Foto Los Planetas: Intromúsica

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