Natalie Bergman – My Home Is Not In This World (Third Man Records)
Encontrar tu hogar en la Tierra, ese pequeño espacio en donde reconocerte con tus iguales. De ahí proviene el título del segundo disco de Natalie Bergman, que está vez no tiene nada que ver con la espiritualidad (algo que podría hacer pensar lo contrario) tras su primer disco que bautizó como Mercy (2021). Este primer disco tuvo la muerte repentina de su padre el leitmotiv que impulsó a la de Chicago a embarcarse en un trabajo repleto de salmos espirituales cercanos al gospel, y con la resiliencia y la fragilidad humana como temas centrales. Como dijo en alguna entrevista, Mercy era no sólo un sentido homenaje a su padre, sino también a artistas como Johnny Cash cuya canción “It Was Jesus” acabaría convirtiéndose en un himno para ella y en fuente de inspiración.
Para esta mujer aficionada de Bob Dylan, Neil Young, o Aretha Franklin, la música tiene ese poder sanador que, obviamente, tiene sentido más allá de lo terrenal. De ahí que la estética y los sonidos que baraja este My Home Is Not In This World (Third Man Records, 2025) están como suspendidos en un pasado fantasmático; como si ella nos enviase señales desde una no realidad anclada en su propia mente. La portada es indicadora de que ella vive en una tierra de nadie en la que pone fronteras (ese círculo que la rodea) para que nadie profane ese misterio.
Suena la inicial “Lonely Road” y el soul de la Motown va inoculando su veneno. Preciosas líneas de guitarra se enredan en arreglos de metal y coros celestiales. El trote panorámico de “Gunslinger” recuerda a Sam & Dave, pero también a las producciones de Lee Hazlewood para Nancy Sinatra, mientras que “Dance” es una invitación a ser feliz y uno la visualiza cantándola junto a Diana Ross.
Más ecos al western y a la mística de Lana Del Rey nos llega en forma de “Stop, Please Don’t Go” o “Changes”, la sensualidad cubre los contornos de “Looking For You” digna de una Mavis Staples, los acordes de inspiración sesentera de las girl groups transitan en la estupenda “I’ll be Your Number One”, y los constantes ecos a la factoría Goffin-King redondean el álbum con “California”, un cierre a la altura de un disco tan bonito.

