Discos

Astrud – Gran Fuerza (Virgin)

Siempre pasa lo mismo. Cuando pasa demasiado tiempo entre un disco de debut y el siguiente tienes el miedo a encontrarte con algo diferente a lo que esperabas. Te dejas llevar por los recuerdos de esas primeras canciones, pero sabes que ya no habrá continuación. Sabes que será algo diferente.

Nos habíamos cansado de esperar el segundo disco de Astrud. De preguntarnos qué camino seguirían sus nuevas composiciones. Si se repetirían, si continuarían por donde lo dejaron o si se habrían quedado estancados. Tantos meses da para demasiadas conjeturas previas. Y no nos servían los pequeños esbozos que dibujaban en sus conciertos. Era demasiado poco. En definitiva, quedaba la duda por saber si los seguiría amando. Y llegan ahora con “Gran Fuerza”, dejando claras sus intenciones desde el principio, desde el título del disco. Dejando de un lado el victivismo culpable de “Mi Fracaso Personal” para dar paso a ese descaro arrogante que te permite expresar tus emociones, tus sentimientos, a la cara de los demás, aunque sepas q nadie te va a escuchar. Esa es su fuerza. Y por eso este disco no es fácil a la primera escucha. Porque siempre es incómodo escuchar lo que te niegas a oir.

Diez canciones, diez momentos. Historias de frustraciones, bodas, la última vez, desencuentros y culpabilidad. Sin pretenciosidades, nada sobra en éste disco imprescindible dónde los haya.
«Te quiero, la culpa es mía» , así comienza “La Culpa” y Gran Fuerza, o cómo la obsesión por alguien nos cierra los ojos y preferimos seguir amando aún a riesgo de resultar pesados.
“Riqueza Mental”, “La boda”, “Europa” o el ya conocido “Mentalismo”, son otras canciones a destacar.

Una producción que sin ser tan ostentosa como en el primer disco deja lugar para que en sucesivas escuchas descubras mil y un detalles que se esconden en cada una de las canciones, como los bellos adornos de cuerda y viento -obra de Xavier Sans-. No imponen nada, simplemente van dejando huellas, pistas, para seducirte mientras tú las descubres.

¿Etiquetas? Por favor, olvidémonos de los encasillamientos. Esto no es pop, ni rock, ni techno, ni revival, ni electrónica. Son Astrud. Es su sonido. Sin más. Ellos no tienen la culpa.

Ya no podrán decir que Astrud fue el “hype” que nunca quiso ser. Escúchales, ámales o cuídate de ellos.

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