Clearlake – Cedars (Domino)
Si dibujásemos un triángulo (escaleno) en el que los vértices fuesen los Beatles, Teenage Fanclub y Doves, podríamos decir que Clearlake han dibujado este Cedars como una bolita en medio de ese triángulo. Además, como una bolita dinámica que, a la manera de un pinball, choca contra los vértices y los lados de forma diferente cada vez: con distinta intensidad y en puntos que tan pronto están muy separados o incluso opuestos como repite una serie de golpes en el mismo punto.
Símiles más o menos afortunados aparte, Cedars es un disco magnífico. Para situarnos, conviene recordar que este cuarteto sólo tiene publicados el maxi
Winterlight (00) y un LP, Lido (01). Con esta nueva entrega, se han desmarcado de ese cadáver que es el brit pop y que tanto cuesta enterrar, recupera la tradición más inteligente salida de las islas para entregar una colección de once luminosas canciones que transitan entre el rock y el pop, entre la armonía y el ritmo, entre la guitarra y los teclados. Si aceptamos la premisa de que en una canción pop es imprescindible saber empastar melodía y letra, se puede decir que Clearlake han metido un golazo por la escuadra.
Lo más interesante de este álbum es la versatilidad que demuestra el cuarteto, y el desparpajo con que pueden hacer una canción como “Wonder If The Snow Will Settle” (si los Fab Four siguiesen grabando, éste sería su single) y minutos después entregar la soberbia “Treat Yourself With Kindness”, en la que la voz de Jason Pegg es el instrumento que marca la melodía sobre una acerada base instrumental. Entre esos dos temas, que se podrían considerar los extremos del disco si éste fuese una llanura en lugar de la cordillera que es, el paisaje cambia a cada segundo, siempre dentro del triángulo. El single que abre el disco, “Almost The Same” es el que en ese sentido supone el tema más bastardo y quizá el más convencional o menos espontáneo. Pero a partir de ahí, un par de andanadas de beatlemanía bien digerida –o la cómo no traspasar la difusa frontera entre la influencia y la copia- en “The Mind Is Evil” o la ya mencionada “Wonder If The Snow Will Settle” y sus delicados y excelsos arreglos de cuerda.
No obstante, sería injusto reducir Cedars a un homenaje Beatle bien vestido, porque hay mucho más: la rockista “Come Into The Darkness” o los fundamentos rítmicos R&B de “Just Off The Coast”, la excelente “Can’t Feel A Thing” o la hippiosa “Keep Smiling”. Es decir, un collage conceptual (que no sonoro) que sólo sale, por lo general, de dos formas: o queda un chapucero batiburrillo a lo Ashcroft o un disco tan brillante como es Cedars, al que quizá le fallen ligeramente los juegos vocales y una previsible contextualidad. Pero se trata de un disco sensato, hecho con ideas, buen gusto y mucha solvencia instrumental. Desde luego, si siguen por este camino, va a haber que seguir a Clearlake muy de cerca.