Coldplay – Music of the Spheres (Parlophone / Warner)
Pues parece que Coldplay siguen fieles a sí mismos y continúan en esa dinámica de dar una de cal y otra de arena. Ya saben, más o menos desde que tocaron techo con el sólido Viva la Vida or Death and All His Friends (2008), su cima creativa junto a Parachutes (2000) y A Rush Of Blood To The Head (2002). Fue a partir de Mylo Xyloto (2011) cuando decidieron que abandonaban el rock y esa capacidad para crear grandes himnos y se convertían en un grupo de pop masivo, cuyas canciones distaban mucho de alcanzar el nivel de los grandes del género. Simplemente abrieron las puertas a la radiofórmula edulcorada y se empeñaron en hacernos olvidar lo que eran, ensuciado su estatus con composiciones facilonas, totalmente inofensivas, colaboraciones insustanciales y un gusto por el lado más burdo de la comercialidad que si bien llenó sus bolsillos hasta lo inimaginable, hizo que muchos perdiéramos todo el interés hacia ellos.
Pere hete aquí que cuando pensábamos que todo estaba perdido, llegó el interesante Ghost Stories (2014) con el que recuperaban -en parte- el tono intimista de sus comienzos con buenas compañías como la de Jon Hopkins, haciéndonos pensar que todo había sido un mal sueño. Nuestra alegría duró poco, con A Head Full Of Dreams (2015) volvían a caer en picado ofreciéndonos los cortes más ramplones de su carrera, sustentando su gira más multitudinaria, todo hay que decirlo. Cuatro años después y fieles a su tradición, volvían a sorprendernos con un decente Everyday Life (2019), álbum doble que lejos del conformismo del anterior, salía victorioso por el equilibrio en la acertada variedad de sus temas, conformando un manifiesto sobre el amor, la guerra, el racismo, el cambio climático, la fe o la amistad. Ahora llega su novena entrega, Music of the Spheres (2021), en la que ¿lo adivinan? vuelven a tropezar de manera notable. Y es que parece como si Coldplay tuvieran la intención de hacer un guiño a sus fans de vez en cuando y a su vez, seguir agrandando su cuenta bancaria y su título de banda más grande del planeta abrazando la tendencia en boga en ese momento. Quedaron lejos los tiempos en los que ansiaban ser los nuevos U2, los de Bono y compañía hace más de 20 años que se quedaron perdidos entre la total intrascendencia y ahora parece que son ellos los que quieren parecerse a los de Chris Martin (recuerden su bochornosa canción para la reciente Eurocopa).
Music of the Spheres es una obra pretenciosa y complaciente en la que se empeñan en seguir abarcando todo y ser amados en todos los rincones del universo. Y es que todo parece calculado para hacer del disco un éxito sin precedentes con el que que volver a los ratios que consiguió el creativamente discreto A Head Full Of Dreams (2015), pero amplificándolos todo lo que se pueda. ¿Que Everyday Life (2019) no vendió lo esperado? No hay problema, presentamos el sencillo «Higher Power» a través a la Estación Espacial Internacional que es una buena manera de poner los susodichos encima de la mesa creando expectación. ¿Que en el disco anterior queríamos seguir ahondando en el multiculturalismo y nos íbamos a Jordania a presentarlo o nos hacíamos acompañar de artistas como Stromae, Femi Kuti, Tiwa Savage y Jacob Collier? Pues aquí tiramos de lo que esté de moda y nos unimos a los coreanos BTS, megaestrellas del K-Pop que les acompañan en la insustancial «My Universe». ¿Que es una de las canciones más planas de su repertorio? Oigan, lleva unos 100.000 millones de escuchas en Spotify y otras decenas de millones en Youtube y así es como funciona ahora el tema. ¿Que no es suficiente? fichamos a la popular actriz y cantante Selena Gomez para que ponga su voz en la (muy) azucarada balada «Let Somebody Go» y lo petamos.
El resto del álbum no tiene por dónde cogerlo. A “Humankind” no la salvan ni los teclados a lo Van Hallen. En «People Of The Pride» quieren abandonar el pop pasteloso y mostrarse fieros y se ponen el disfraz de ¿Muse? para terminar dando vergüenza ajena, que todavía superan en esa “Biutyful” que no estaría mal si se hubieran ahorrado ese efecto en la voz de Martin como Alvin y Las Ardillas. Da igual que nos quieras vender unos guiños a Kraftwerk o a Brian Eno en los interludios esos tan bonitos con nombre de icono -salvo el último, cuyos cánticos futboleros funcionarían como sintonía del Chiringuito de Pedrerol-. La cosa no se arregla ni con la presencia de Collier en esa «Human Heart» a capela, ni con los 10 minutos del cierre de «Coloratura», una expansiva pieza con mención a Galileo, Oumuamua y Betelgeuse que termina de completar un ejercicio de megalomanía infumable.
Music of the Spheres venderá millones y vendrá acompañado de una gira estratosférica en la que plantarán un árbol por cada entrada vendida o salvarán a un gatito. Que luego lo de quedar bien se les da guay, eso a Coldplay no se lo nieguen.
Aplaudo cada coma de lo que decís. Qué basura de disco, por dios
ES MALÍSIMO
Un disco realmente malo, pero mucho. La reseña es muy buena
En realidad Viva la Vida fue el principio del fin. A años luz de bodrios que han parido luego pero ya empezaban a insinuar por dónde irían los tiros. Mucho mejor X&Y.
Pienso igual, a partir de ahi fue la muerte, se vendieron!, dieron un asco con lo que le siguio que es inalcanzable!. Nunca he visto una banda a la que se le supone calidad caer tan bajo.
Coldplay desde hace decadas es sinonimo de horterada, pastelada, comercialidad mas rancia.
son canciones melódicas, facilitas y 3/4, hasta al más sensiblon y blandito le asquearía esta bazofia. Buena crítica Manuel