Damon Albarn cumple años: Recordemos la carrera de Blur
Mientras se concreta si Blur (por cierto, ya casi 3 décadas desde su fundación) terminan de volver a juntarse o no, recordamos que Damon Albarn, cumple años, hoy 23 de marzo.
Para felicitar, a modo de gran tarta de cumpleaños, a una de las mentes musicales más creativas, talentosas y versátiles de su generación, repasamos la historia de la banda que más aplausos internacionales le ha proporcionado a Damon. Con ausencia del más mínimo interrogante, los propios Blur se constituyeron como una de las más sobresalientes formaciones pop de los años 90…y aún más allá.
El detonante de todo fue la lapidaria frase del controvertido Morrissey: “El pop ha muerto, The Smiths fueron los últimos”. Esta afirmación pública espoleó, en contra, a dos ex-compañeros de instituto y buenos amigos, hacia diciembre del año 1988, a la hora de formar un nuevo grupo, ya que ambos estaban completamente convencidos de poder aportar novedosas ideas al rock británico desde Colchester, en el condado de Essex.
Uno de esos atrevidos chicos era devoto del filósofo Karl Marx, hijo del ex-manager de Soft Machine, aspirante a actor y de nombre Damon Albarn (nacido en 1968, en Whitechapel), el cual poseía (y posee, claro) una personalísima voz entre sarcástica, tristona, ”perezosa” (artísticamente hablando) y de tono grave. El otro era Graham Coxon (1969), docto y ecléctico guitarrista, además de mano derecha de ese prometedor cantante. Ambos se desentendieron de la ciudad donde vivían y se trasladaron al centro de la acción musical, es decir, a la capital Londres, donde siempre brotan las avalanchas musicales más impactantes. Una vez allí, en los ambientes de la Universidad, a la dupla se les sumó el eficaz bajista Alex James (1968) y repescaron desde la propia Colchester a un experimentado batería, llamado Dave Rowntree (1963); ensamblando así, los cuatro, una banda llamada Seymour y entregando sus primeros conciertos en verano de 1989.
Los avispados ojeadores del sello independiente Food se adelantaron a las otras compañías a la hora de ofrecerles un contrato pero, hacia finales del año 89, les pidieron al novel combo que debían modificar el nombre y escogerlo de una lista que les plantaron, de la cual el cuarteto eligió ponerse Blur (significa “borroso”).
Su ilusionante single de presentación, “She’s so high” en 1990, aunque pasó bastante desapercibido, fue el preludio de su primer larga duración. La sensación de trabajada borrosidad (precisamente) y tenue rareza, proporcionaron a esta canción una pista sobre algunos de los característicos sonidos que iría desenvolviendo la banda. Stephen Street, casualmente ex-productor de The Smiths, se haría cargo de parte de la coordinación de Blur.
LEISURE (1991)
“Diversión” se tituló su, primerizo e injustamente infravalorado, trabajo (¡incluso por ellos mismos!). Aunque en ese momento del año 91, vendieron 200.000 copias y alcanzaron el Disco de Oro, no lograron maravillar ni a la mayoría de la crítica ni a casi nadie de la audiencia del ámbito alternativo, circunstancia esta última que enojó a Blur. Por el contrario, en mi opinión, es posible que sea uno de los álbumes que con más vigor ha resistido el Galope de Cronos, en la discografía de los de Colchester. Fue un repertorio de cierto riesgo en su planteamiento, relativamente psicodélico y algo enemigo del “oido fácil” para ser un debut. Food Records, sin embargo, orientó la imagen visual del grupo hacia el público adolescente pero la asombrosa magia de Blur hizo que las/los “teenagers” ingleses se interesasen incluso por canciones que suenan tan magistralmente oscuras como “Repetition” o “Bad Day”.
Considero Leisure un discazo que posee la peculiaridad de no parecerlo. En consecuencia, singles muy frescos y curveados como “Bang” o “There’s no other way” (ambos obtuvieron una buena aceptación popular y la banda ganó cierta fama) y temas no tan conocidos pero inoxidables y notables como “Wear me down”, “High cool”, “Slow Down” o “Come together’ (no confundir con la de los Beatles) así lo corroboran.
Corrientes británicas como el Madchester o el shoegazing y bandas como Stone Roses o My Bloody Valentine influenciaron, en cierto porcentaje, a los cuatro chavales pero eso no impidió que también impusieran atisbos de su propia personalidad y su personal sello ya desde su “opera prima”. A pesar de sus letras simples y casi improvisadas sobre amores y desamores con muchachas, hay que defender Leisure como una obra muy disfrutable y con sonoros matices re-descubribles una y mil veces.
Es mi inalterable punto de vista sobre este trabajo porque Blur es de esos grupos de raza que han superado siempre todas las modas, veletas y etiquetas con las que les hayan querido encorsetar.
Sin embargo, en aquel 1992, tras el nervioso y atinado single “Popscene”, la joven e inexperta banda estuvo a punto de disolverse por varios motivos como que esta misma canción “Escena del pop” apenas tuvo repercusión, sumado a la finalización del Madchester o el shoegazing, más las innumerables jaranas cerveceras de Albarn y cia. en una gira por E.E.U.U., con posterior bancarrota de la banda y siendo superados por Suede de vuelta a las actuaciones en Inglaterra. Como puntilla, Food Records rechazó casi todas las nuevas composiciones que le presentó Blur.
Todo aquellos desastres provocaron que Damon y los suyos estuvieran en jaque y al borde de la desbandada definitiva, recalco. Por si fuera poco, en ese año 92 bandas procedentes de Estados Unidos como Black Crowes, Pearl Jam, Nirvana o Sonic Youth estaban abanderando las listas inglesas y los grupos británicos parecieron ser, momentáneamente, derrotados y eclipsados en su propio terreno. La heróica banda de Essex entonces se apercibió de que eran una cuestión de reinventarse o morir.
Así que se medio-reconciliaron con su discográfica Food, la cual les concedió un segundo intento aunque no con mucho convencimiento por parte de sus directivos. A partir de entonces, aparte de reorganizar su propio estilo, también Syd Barret, The Kinks, Madness o incluso The Who fueron algunos de los sacros manantiales de los que beberían Damon, Graham, Alex y Dave. Los mencionados mitos de los 60 y 70 eran a los que además debían dar el relevo y la nueva generación de combos ingleses tenían el deber de recuperar, con furia, el orgullo de ser el país nº1 en producir los grupos punteros. Junto Suede o Elastica, efectivamente serán Blur los que encabezarían el contraataque mundial del Reino Unido: el denominado “brit-pop” había nacido e iba crecer de modo imparable y veloz, desde ese 1992.
MODERN LIFE IS RUBBISH (1993)
Es éste el refulgente inicio de su tríptico dedicado a Inglaterra y en las letras de este periodo trataron a personajes de diverso pelaje pero extraviados todos en la complejidad del mundo actual. “La vida moderna es basura” resultó un disco que se percibió muy unitario, donde su rotundo comienzo, el single “For Tomorrow” (con un video clip de excepcional estética), te hace meterte de cabeza en el resto de temas. Aunque sin los grandes hits de obras venideras, este cancionero de psicotrópico power-pop resultó realmente atractivo como con la ironía sobre “Colin Zeal”, la desenfadada “Star Shaped”, la reivindicación machacona “Pressure on Julian”, la seductora balada anti-convencional “Miss America”, las habituales pizcas de distorsión como “Oily Water”( levemente el grunge también les influenció aquí) o adyacentes riesgos como “Intermission”.
La reputada revista New Musical Express ya lo consideró el mejor séptimo disco del año 93 y Blur seguiría subiendo escalones de cuatro en cuatro y cada vez más deprisa. El primer pilar consistente (nº15 en Reino Unido) ya estaba colocado y varios tipos de público (incluidos los fieles “teenies” y también el “indie planet”) iban a rendirse a sus pies muy pronto.
PARKLIFE (1994)
De ese modo, a través de la “vida placentera” sorprendieron gratamente al mundo y lo conquistaron con algo que es muy arquetípico en su mentalidad: la gran variedad de Blur, es decir, un rico crisol multi-irisado compuesto de pop, glam, space, punk, vals, music hall e insuperables baladas como “This is a low” o “Badhead”, ampliando así aún más los registros estilísticos de Modern life is rubbish. El empiece “Girls and boys” cumplió el papel de single global con su imborrable trabalenguas como estribillo y el guiño mod acontenció en el irresistible tema-título, donde el actor Phil Daniels ofrecía el discurso a seguir. Las potentes críticas sociológicas también estaban presentes como en la óptima “London loves” :
A Londres le encanta como la gente se desmorona,
a Londres le encanta como no tienes la más mínima posibilidad.
Efectivamente, el sarcasmo mundanal de las estrofas de esta obra, tendrá el influjo, esta vez, de la novela Campos de Londres, del escritor Martin Amis. Consiguientemente, los Discos de Platino comenzaron a acumularse en la pro-británica mochila de Albarn y sus muchachos. Además Parklife fue nº1 en R.U. y merecidamente multipremiado en los Premios Brit. En el horizonte, solo emergió un grupo que parecía capaz de discutirles la corona del pop inglés: los presuntamente rivales Oasis pasaron como un absolutista torbellino, ya desde su propio debut en ese año 1994, con Definitely maybe.
THE GREAT ESCAPE (1995)
Dejando aparte que es su disco más vendedor (junto con Parklife), para mí “La gran fuga” es, de nuevo, un trabajo completísimo, refinadamente elaborado y rebosante de inteligentes tonalidades para todos los gustos pero siempre manteniendo unas letras plenas de carga caústica con respecto al propio Reino Unido. No solo han de considerarse su resplandecientes singles como “Stereotypes”, “The Universal” o “Charmless man”, por ejemplo, sino que también cuentan y mucho la original “Top Man”, la sinuosa “Mr. Robinson’s Quango” o la oriental “Yuko and Hiro”, etc. Armaron así un “himnotizante” arsenal con 15 canciones en total, siempre siendo generosos Blur en el número de cortes y tratando éstos de continuar reinventando, más sagazmente que nadie, el pop inglés.
Es ese año 95 cuando se reavivó, desde todos los frentes, las clásicas rivalidades británicas como Beatles contra Stones o Pistols vs. Clash, con el turno en esta histórica ocasión para una cruenta batalla entre Oasis y Blur, secundada a nivel de discográficas, rotativos o fans . Consecuentemente se lanzaron pegadizos singles de ambos grupos al mismo tiempo (“Country House” y “Roll with it”) y brotó un intenso fuego cruzado de consabidas declaraciones, incluso en ocasiones de carácter bestial, sobre todo de Liam Gallagher contra Damon Albarn y Alex James. Como añadido, tópicos y slogans como “la clase media del Sur contra los obreros del Norte” fueron algo absurdamente repetidos hasta la saciedad cuando en realidad puedes quedarte con la música de éstos dos y varios más excelentes grupos ingleses de mediados de los 90 como Suede, Charlatans, The Verve, Supergrass, etc. ¿Por qué no disfrutarlos a todos?
Aunque ambas formaciones en la cumbre, salieron beneficiadas de manera gigantesca en ventas y en popularidad en 1995, a mucha parte del público “indie” no le produjo mucha gracia estas estruendosas cimas y casualidad o no, el propio brit-pop comenzó lentamente a entrar en decadencia a partir del año 1996. Por suerte, todas aquellas contiendas innecesarias quedaron atrás porque Noel Gallagher y Damon Albarn han mantenido, desde 2013, una excelente relación personal y profesional.
El ciclón mediático y el convertirse en celebridades no fue jamás bien digerido por el dúo principal de Blur y también fue en este año 1996 cuando la banda estuvo a punto de separarse, de nuevo, tras una pelea entre los propios Albarn y Coxon, con el alcohol de por medio. Sin embargo y por fortuna, seguirían planteándose otro tipo distinto de álbumes y en aquella época se recluyeron a grabar en Islandia, alejándose de los tabloides británicos durante un tiempo.
BLUR (1997)
Homónimo album de, justamente, borrosa portada de una enfermera que porta una camilla. Sencillos como “Song 2” ( guturales “iuujuuuhs” ya de memoria colectiva) ¿fueron influenciados claramente por el grunge americano o estaban parodiando a Nirvana? Aún con todo Albarn, Coxon y cia. parecieron convencer a las audiencias estadounidenses por primera y casi única vez aunque nada en comparación con Oasis y su triunfo en aquel país, en 1995. Por otro lado, el sonido de Blur se volvió aquí cada vez más agresivo pero también más extraño aunque todavía en su justa y acertada medida. Ejemplos de todo ésto los tenemos con la muy brit-beat “Beetlebum” (canción la cual ha alabado recientemente el mismísimo Noel Gallagher), la melancólica y sosegada “Strange news from another star” y sobre todo la enigmática y tensionada “Essex dogs”. Sin embargo, el desarrollo general del disco ya comenzó a dar una sensación de liviana irregularidad y leve descompensación, como si el invento total ya no les quedara tan redondo y ya sin el amparo efervescente de la ola británica que lideraron los propios Blur.
Otro factor a tener en cuenta es que pasaron de renegar de Estados Unidos en canciones de sus LPs anteriores (“Miss America” o “Magic America”, por ejemplo) a beber incondicionalmente ahora de las fuentes de ese país y a expresar cierto conformismo lírico con ello (“Look inside America”). Todo ello a insistencia del guitarrista Graham Coxon, fan del “indie” americano. Aunque la respuesta del público fue a favor en ventas (nº1 de nuevo), cabe preguntarse sobre si estos cambios inesperados aparentaron ser… ¿una contradicción ya demasiado evidente? ¿un oportunismo que les restó credibilidad? ¿La dirección a seguir ya no parecía quedar tan clara en 1997 y el proyecto comenzaba a agotarse? ¿Habían tocado techo ya Blur e iban pasando a ser un dinosaurio del pop? Y fundamentalmente ¿comenzaban a no estar tan de acuerdo, artísticamente, el dúo Albarn/Coxon como ya pasó con otros mitos británicos como Lennon /McCartney, Hodgson/Davies, Waters/Gilmour o los propios coetáneos Anderson/Butler?
Opino que un eco de esta segunda grieta interna, es que desde 1998, Graham Coxon comenzó a sacar álbumes en solitario (hasta alcanzar un total de ocho hasta 2012), Alex James se embarcó en un proyecto llamado Fat Lest y por su parte, Damon Albarn, desde ese año 98, parece que poco a poco comenzó a estar mucho más centrado también en concebir un grupo ficticio con el dibujante de comic Jamie Hewlett. Resumiendo: la simiente de Gorillaz. Además, considero que se constituyó un error evidente despedir al productor Stephen Street a partir de aquí, aunque él mismo vio que no encajaba en el siguiente álbum…
13 (1999)
Temas más accesibles como el himno gospel “Tender” (el cual hubiera sido mejor editarlo solamente en single) o el pop clásico de “Coffe and T.V.” no deben engañar acerca de los planteamientos mayoritarios de este disco. El empirismo con criterio (y coherencia consigo mismos) que concluyó su anterior disco como es “Essex Dogs” aparece ahora desequilibrado en 13, ya que los criterios musicales Albarn y Coxon habían ido volviendo cada vez más distintos y en este álbum se acaba notando demasiado. Rowntree y James se ven impotentes durante la grabación ante los crecientes abismos y tiranteces entre el líder y el lugarteniente y además todos faltaron bastante a las sesiones de grabación en los horarios acordados.
Bajo mi punto de vista, vemos aquí a unos Blur radicalmente experimentales, fantasmagóricos, caóticos en exceso, tediosos, con demasiado ruido electrónico, casi de culto y sin una dirección nítida ni clara. Sin embargo, hay que aplaudir el riesgo que corrieron y el consiguiente puntapié al estrellato (el cual nunca fascinó al dúo Albarn-Coxon, insisto) y a la comercialidad aunque las jugada les saliese más mal que bien, por una vez, aunque esta obra conserve detalles explorables pero a cuentagotas, insisto. Además, las letras se volvieron más autobiográficas y de crisis personales, ya lejísimos del brit-pop y de la sátira social.
Aunque muchas críticas les fueron favorables, una buena parte del público, adscrito a cosas no tan anti-comerciales de ellos, no perdonó lo que muchos consideraron como un paso en falso (incluido el que aquí frasea) e incluso las ventas se resintieron notablemente, al menos a nivel internacional.
Ni siquiera el auxiliar y siempre oportuno “grandes éxitos” del año 2000, The best of, con el cualitativo temá inédito “Music is my radar”, no pudo evitar la cuesta abajo en la inventiva de Blur. De ese modo, la banda se tomó un paréntesis temporal que incluyó el año 2001 y además Damon Albarn se fue enamorando también de la música africana y centrándose más en colaboraciones con otros artistas como Michael Nyman. Las diferencias creativas en la concepción del nuevo disco de Blur se fueron agravando entre los dos amigos de la infancia, Albarn y Coxon y éste último estaba decidido a liquidar su relación con la banda. A Damon, en aquel instante, tampoco le apetecía grabar más discos con el nombre de Blur pero pidió a Graham que cumplieran el compromiso que les quedaba con la discográfica Food. Sin embargo, su distanciamiento se tornó ya insalvable porque Coxon se largó durante las primeras fases de la grabación del nuevo trabajo, en 2002, y solo participaría en la composición del tema “Battery in you leg”. Además, la colaboración como productor del ex-housemartin Norman Cook, amigo de Albarn, tampoco convenció, por el contrario, al propio Coxon.
Como muchas otras veces en el rock, en aquel instante se había quebrado un tándem mítico.
THINK TANK (2003)
Ya como terceto, Albarn, James y Rowtree aparentaron dar el finiquito definitivo a su más colosal proyecto musical como es Blur (o quizás, una suspensión temporal en su defecto). Sin embargo y a pesar de ello, el sofisticado “Laboratorio de ideas” (o también significa “comité de expertos”) no es un disco fallido, en absoluto, ya que además a su favor, obtuvo varios prestigiosos premios y alcanzó el nº1 en las listas británicas. Cada disco de la banda siempre ha sido diferente al anterior y aunque no es una de sus obras maestras, evidentemente, si que conserva unos cuantos aspectos reseñables que merecen la pena, como grabar con músicos de Marruecos en estudios de aquel país, por ejemplo.
El terreno más simple se lo lleva el single ranáceo “Crazy beat” pero detallistas temas como “Ambulance”, “Out of time”, “Good song”, “On the way to the club”, “Caravan” o la propia “Battery in your leg” le dan un tono general de pop decadente pero dinámico, desganado pero talentoso, espeso pero hechicero, nublado pero con signos de rehabilitación con respecto a 13. Como añadido, esta vez los fraseos de Albarn adquirieron un tinte más político y anti-belicista. El mismo Damon escribió casi todo el disco ante la huida de su viejo compañero, así que el vocalista de Whitechapel también aprovechó para meter otros instrumentos poco habituales en Blur o filtrar ritmos jazzy y sonidos africanos, por ejemplo.
Mientras, Graham Coxon se hizo el remolón durante los siguientes años, negando constantemente su retorno al seno de Blur, Damon Albarn siguió sacando discos con Gorillaz (más satisfecho él con ésto por esta época), con los cuales tuvo (y tiene) un éxito sin precedentes para un grupo de dibujos animados. También Damon formó el super-combo The Good The Bad and The Queen; junto con los que también editó un impoluto trabajo, en 2007, y con los que tiene una segunda entrega prevista ¿para 2018 o 2019?
En aquel año 2007, hubo un amago de acercamiento entre los dos líderes, Damon y Graham, pero solo a nivel personal. Sería a partir de 2008 cuando se confirmó la reactivación de la banda, incluido Coxon; finalmente sacando un disco en 2009 sobre sus directos en Hyde Park (Londres). Sin embargo, considero que tanto estos retornos nostálgicos en vivo como los correctos singles “Fool’s Day” (2010), “The Puritan’ y “Under the westway” (ambos de 2012 y un triunfo vía Internet) fueron todo ello, opino yo, un escasísimo bagaje para uno de los que considero 5 mejores y más prolíficos grupos pop de los últimos 25 años. Bajo mi punto de vista, a esas alturas de su carrera y prestigio es todo un señor álbum de estudio lo que deben intentar hacer los grupos de esta categoría histórica y fue, seguidamente, lo que llevaron a cabo, por fortuna.
Como guinda negativa, sin embargo, ese 2012 Albarn anunció que era el final de Blur y de Gorillaz (???), cosa que luego se verá que no sería así, como siempre. En aquel mismo año aparececió la recopilación de todo el trabajo de su carrera, titulada 21, donde se incluían rarezas y caras-b, las cuales las considero muchas de ellas realmente provechosas y portentosas, como “I know”, “Magpie” , “I’m all over” y un nutrido etc. Algo antes, en 2011 Damon también trabajó junto a Flea, el bajista de Red Hot Chili Peppers, con el grupo Rocket Juice and the Moon.
También, en 2013, Blur acudieron al Primavera Sound de Barcelona, por ejemplo y, en 2014, Damon Albarn sacó un disco en solitario Everyday robots en el que, en mi opinión, por primera vez arrojó la sensación de no añadir nada especial a su propia trayectoria. El minimalismo no parecer ser lo que mejor se le da al cantante londinense aunque siempre se saque de la chistera coletazos valiosos como en “Robots cotidianos”.
THE MAGIC WHIP (2015)
Muchos de sus ilustres y prodigiosos colegas de profesión de los años 90 como Suede, Black Crowes, The Verve o Smashing Pumpkins, tras separarse todos varios años, quizás no alcanzaron exactamente las mismas cotas de calidad al retornar posteriormente pero ¿pasó aquí lo mismo con Blur? Si bien es cierto que éstos ya no retomaron los altos picos del brit-pop, algo difícil de recuperar, si que tuvimos a unos Blur en buena forma en 2015 y es que en sus filas, insisto, siempre cuentan con un genio que siempre tiene algo bueno que decir le salga mejor o peor, expresado con sencillez.
Efectivamente, Damon Albarn después de 2003, había evolucionado hacia otras coordenadas con Gorillaz, Rocket Juice o GBQ y se notó que algo de ello había sumado en este trabajo “bluresco”. El resultado final de «El helado mágico» (grabado en Hong Kong durante el descanso de una gira oriental) fue bastante aceptable e incluso perturbador aunque creo que no memorable tampoco.
De todos modos, en el fondo, opino que fue esperanzador para los fans que hubieran vuelto Blur con un larga duración, gustara a unos más y a otros menos. Esta nueva aventura estuvo formada por la alta tensión levemente estrambótica de “Go out”, el mañoso ritmo escurridizo de “Lonesome street”, el marcial dramatismo orquestado de “There are too many of us” y un resto de repertorio el de The Magic Whip, al cual hay que agradecer que no posea demasiadas balas mercadotécnicas tampoco y ajustando Blur mucho mejor el punto mira introspectivo y psicotrópico que en 13.
Las últimas informaciones sobre Blur datan de Abril de 2017, cuando Damon Albarn anunció que no descartaba del todo la consecución de algún otro álbum de la banda en el futuro y en Junio también del año pasado, Alex James, comparaba la situación actual de la banda como si fuera la relación con una ex-novia. Aún más recientemente, en Enero de este 2018, Graham Coxon dejó entrever, públicamente, una probable venidera reunión con sus tres compinches pero sin demasiada nitidez al respecto de sus palabras, una circunstancia ésta de idas y venidas dialécticas a la que ya nos tienen un poco “acostumbrados” sus componentes, de otras ocasiones. Aguardemos que, finalmente, pueda concretarse el asunto y vuelvan a deleitarnos esta legendaria banda con más canciones nuevas.
De momento: Happy Birthday, Damon!
Grande Damon, grandes Muzikalia
Excelente artículo compañero. Solo un desacuerdo: el retorno de Suede me parece increíble, de los mejores en este tipo de regresos, con dos discos mayúsculos como son «Bloodsports» y «Night Thoughts» ¡Un aplauso enorme para este articulazo!
Excelente artículo ( gracias, Muzikalia y Txus Iglesias) con motivo del cumpleaños de Albarn, para recordar un grupo capital en los 90 y que han contado con grandes hitos y otros momentos más desapercibidos, pero en la que siempre está presente el carisma de este inquieto y prolífico artista, Personalmente, me quedo con los clásicos «Parklife» y «The Great Escape», pero siempre es disfrutable el talento de Albarn y Coxon. Saludos.
Muchísimas gracias por sus comentarios y opiniones sobre mi artículo sobre Blur y demás temas de música a Jesús, a Raúl y a Xavi. 😉
Un saludo para todos y también gracias por la edición a Manuel Pinazo y a Fidel Oltra, aquí en Muzikalia.
Txus