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Dasha Rush (Teatros del Canal) Madrid 06/06/24

Dasha Rush debe ser de esas personas inquietas y exploradoras, pero que, a la vez, saben de su potencial ante las masas. A la rusa no hay que encasillarla. Bien puede estar delante de miles de personas a trallazo limpio en su faceta de DJ como dedicarse a campos más de exploración. Quien mire a su producción podrá validar sus múltiples facetas, pero incidirá de manera notable en la facilidad que tiene para ahondar en los ambientes y las texturas.

Por todo ello, su actuación en los Teatros del Canal de Madrid presentando Hypothetically Personal Live A/V se convirtió en una cita obligada para todo su espectro de seguidores. Por allí pulularon los más acérrimos a sus sesiones y también los más interesados en su vertiente más experimental. Y es que, por primera vez, Dasha Rush se había lanzado al doblete de música y A/V, ese legítimo acompañamiento audiovisual que, en los últimos años, ha copado ciertas programaciones.

Su propuesta, decía, convergía en ambas producciones propias, tanto la del diseño sonoro como la del arte visual, y su presentación estuvo a la altura de lo esperado. Con la cantidad de posibilidades de arte generativo que existen, la incidencia en la figuración y la abstracción de lo que se expone cobra especial relevancia, y más si se pretende imaginar ese supuesto mundo robótico y de IA que iba desarrollando a nota sostenida de drone.

Sus paisajes sonoros, que ya pudimos disfrutar en su reciente Contemplating toman nuevos caminos sin salirse del paisaje, primero en blanco y negro, casi rendido a las pulsiones percutivas que tímidamente se iban sobreponiendo sobre los caminos oscuros hasta llegar a una dinámica más rápida y evidente en un vuelco colorista, quizá algo distante de donde la música podría llevarnos.

Para entonces, la sensación de que lo orgánico confluía con lo sintético se había convertido en una realidad elevada a la máxima potencia con un extra en la puesta en escena donde una espesa niebla involucraba, todavía más si cabe, a un teatro que había dado su beneplácito hace tiempo para ser arrastrado. Lástima, como siempre, de la falta de respeto de parte del público abocado a la miseria de, en plana oscuridad, mirar su móvil cada cinco minutos o a sacar al resto del estado de trance al que llevó por momentos ese drone atenuado de Rush a golpe de luz y mensajería instantánea. (Por cierto, la foto que acompaña a esta crónica está sacada una vez finalizada la actuación).

En sí, este Hypothetically Personal Live A/V tendrá una secuela en un disco, entiendo, y será un buen recuerdo de una noche en la que la rusa tomó su alternativa en esto de las artes dobles del A/V con un notable alto y en la que supo arrastrar al público a sus mundos, esos mismos que se reflejaron en una celebrada combinación de imagen y sonido, porque, como decían aquellos, “el futuro ya está aquí”.

 

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