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Death In Vegas, reyes del Wintercase

Por fin vimos la sala Razzmatazz mucho más llena que en las jornadas precedentes. Y es que teníamos uno de los grupos más esperados de todo el Wintercase 2002: Death In Vegas llegaban a Barcelona en la que prometía ser una noche muy intensa. Richard Fearless y Steve Hillier aterrizaban con un gran álbum debajo del brazo, Scorpio Rising, y un público que estaba deseando saltar al ritmo de sus beats y sus guitarras rockeras.

Tal y como ocurrió en las citas previas, la actuación de Dot Allison se había suspendido por causas personales, cosa que retrasó el inicio de la jornada. Y después de la maratón del día anterior, la jornada pareció algo corta.

Antes de la actuación estelar, pudimos ver a Álex Torío, una figura sorprendente que acaba de debutar con Last Year’s Man. Solamente pudimos llegar a ver los últimos minutos de la actuación actuación de este cantautor, que se mueve entre el rock y el folk, que acabó con presentación de la banda y con un despliegue instrumental muy animado.

Clearlake venían con trabajo nuevo debajo del brazo, Cedars. Y no empezaron nada mal. Salieron con mucha fuerza, y con ganas de dejar un buen sabor de boca con sus sonido guitarrero. Ellos se lo pasaron en grande, de eso no hay duda, pero fue una actuación algo irregular, ya que después de este gran inicio, vino sesión de lentas que se hizo demasiado pesada. Tocan bien, y tienen algunos temas más que notables, pero no lograron retener la atención del público, que esperaba con impaciencia el plato fuerte de la noche.

Death In Vegas han sido, hasta el momento, los grandes triunfadores de esta primera edición del Wintercase. Fearless y Hillier fueron recibidos como los grandes mesías con la misión de salvar la noche, aunque se mantuvieron en todo momento en un discreto segundo plano, camuflados tras sus mesas. Su puesta en escena es sencilla pero llamativa: una gran pantalla compuesta por proyecciones cinematográficas y surrealistas, como el arcoiris que forma parte de la portada de “Scorpio Rising, creando atmósferas en ocasiones macabras, en ocasiones universales, pero sin duda, espectaculares.

Lo suyo fue empezar y no parar. “Leather” abrió el set por todo lo alto, con Fearless tocando la guitarra sin alejarse demasiado de la tarima sobre la cuál se parapetaba su otro compinche. Aunque ver Hillier resultó todavía más difícil. A parte de incitar al público a aplaudir, poco contacto más tuvieron. Tras el tema que abre Scorpio Rising, siguió “Girls”, sin duda, el mejor doblete para caldear en ambiente, que se mostró totalmente receptivo desde primer momento y no dejó de aclamarles. Su propuesta de rock electrónico gana mucho en directo.

Iban acompañados por una banda de rock compuesta por dos guitarras, bajo, teclados y batería de innegable calidad, que parecían tener más protagonismo que los propios Fearless y Hillier. El repertorio se basó en temas de su último trabajo y del anterior, The Contino Sessions, del que cabe destacar “Dirge”. Encadenación de temas, descargas eléctricas tremendas… ni un minuto de tregua. Destacable el final con “Hands Around My Throat”, una de las canciones del año. Sin duda, una noche que costará mucho olvidar. Entramos ya en la recta final del Wintercase, y parece que Barcelona ya se ha despertado. Y lo ha hecho al ritmo de Death In Vegas.

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