Depeche Mode – Palacio de los Deportes de la Comunidad (Madrid)
De unos años a esta parte, -quizá desde la gira de Exciter (2001)-, los conciertos de Depeche Mode son como las películas de Woody Allen o las canciones de Ramones, siempre sabemos con lo que vamos a encontrarnos, pero aún así, consiguen volver a sorprendernos.
Quien haya disfrutado del directo de los de Basildon conoce de antemano que volverá a cantar el estribillo de «A Question Of Time» mientras Dave da vueltas sobre sí mismo como un poseso, que dará palmas en las partes instrumentales de «Enjoy The Silence», que gritará desgañitándose «Reach out, touch faith» en «Personal Jesus» y que terminará la noche con un apoteosis final de brazos agitados en «Never Let Me Down Again» y aún así, le volverá a parecer tan emocionante como la primera vez. Porque un concierto de Depeche Mode es eso, sumado al eterno carisma de su vocalista, que a pesar de sobrepasar la cincuentena, sigue manteniendo el mojo intacto. Esto unido a un siempre adorado Martin Gore, ejerciendo de perfecto director de orquesta y un Andy Fletcher en segundo plano, pero siempre necesario.
Ellos han encontrado su fórmula, que sigue siendo totalmente efectiva y no tienen por qué cambiarla, porque sigue funcionando como una máquina perfectamente engrasada.
Aún así, la noche tuvo más de una agradable sorpresa, como la temprana interpretación de «Black Celebration», que llegó a las primeras de cambio, o los regalos de la emotiva «But Not Tonight» y la escalofriante «Shake The Disease» en la voz de Martin Gore con la ayuda del piano de Peter Gordeno. También sonaron tremendamente sólidas las ya clásicas «Walking in My Shoes» y «Policy of Truth». Todo ello apoyado como es habitual, por imágenes de Anton Corbjin, aunque de una manera mucho más austera que en otras ocasiones.
Temas nuevos como la industrial «Angel» o la más pausada «Heaven», casaron como un guante con la rockera «A Pain That I´m Used To» interpretada en su Jacques Lu Cont Remix o con el toque ambiental de «Halo» de su Goldfrapp Remix.
El trío de ases «Just Can´t Get Enough», «I Feel You» y «Never Let Me Down Again», bastó para volver a cerrar una nueva demostración de poderío escénico, construido sobre los sólidos cimientos de un repertorio imperecedero.