Eddie Vedder + Glen Hansard (Wizink Center) Madrid 22/06/19
Se había polemizado bastante con algunos aspectos derivados de la gira europea de Eddie Vedder. El excesivo precio de las entradas, unos set list plagados de versiones, una discografía limitada que vive del esplendoroso legado de Pearl Jam para justificar los conciertos, tener empantanado el desarrollo del disco de su banda madre tanto tiempo e irse a la carretera…en fin, aspectos que algunos defienden con convicción y que otros no admiten de ninguna manera.
En lo que a mí respecta, me situaba en un punto medio cauteloso, con gran mezcla de sensaciones encontradas, como en tantos otros aspectos de mi vida. También apuntaré que si levanto la mirada de este teclado y hago un recorrido por las paredes de este cuarto, hasta siete pares de ojos de Eddie Vedder me observan desde diversos posters y fotografías.
Debo a esta persona que desconoce mi existencia la propia vertebración de la mía. De ser quien soy, de abrigar lo que siento, de teñir mis emociones, de acompañar mi viaje por este mundo tan difícil de entender; le debo, en fin, la propia conjugación de mi alma y de mi cuerpo.
Pero lo que no me podía imaginar era vivir una noche tan apoteósica el pasado sábado en Madrid gracias a él. Quién me iba a decir que superior a las cinco veladas vividas con Pearl Jam a lo largo de mi vida. Y así fue.
Nos embriagaba un ambiente fantástico, rabiosamente exultante entre el público, de un cariño y expectación máximas hacia nuestro héroe. El clima de las grandes ocasiones, de las irrepetibles fotografías selladas a fuego en la memoria tiempo después.
Abrió la velada un intenso y muy competente Glen Hansard, no se puede negar la coherencia de cartel con su infatigable compañero en la carretera. Tras un tiempo que se me hizo eterno, la interpretación de “Alive” a cargo del cuarteto de cuerda Red Limo anunciaba la llegada de Eddie.
Desde el primer momento pudimos disfrutar de un sonido imponente, nítido, limpio, expansivo y perfecto en una palabra. El estado vocal de Vedder, estratosférico. Su entrega, su emotividad y su particular conexión a través de sus introducciones habladas tan fabulosa como siempre. Le sienta como anillo al dedo este formato y se le nota especialmente cómodo.
Tras una fiera “Far behind”, llegó el primer golpe directo al corazón con una introspectiva y honda “Indifference”. Primeras lágrimas en mis ojos, y ya un no parar de emociones: de la risa, al llanto, de los recuerdos a los deseos, del anhelo de lo imposible a la certeza de lo real. Resulta complejo, imposible diría, explicar con palabras el fluir de todo lo que me agitaba por dentro. Un concierto soñado, inesperadamente extraordinario, superando todas las previsiones, como casi siempre hace este señor o su banda sobre un escenario. En fin, disfrutando ese momento en el que estás viviendo algo y quieres que no se acabe nunca, esa vieja sensación perdida en las espirales de los primeros recuerdos infantiles y que ayer noche en Madrid se apropiaba floreciente de todo mi ser.
Un set list basado en canciones de Pearl Jam y con ajustadas y necesarias paradas en la gran banda sonora de Into the Wild (07), donde tampoco faltaron detalles como la bonita versión de Tom Petty “Wild Flowers”, acompañada de imágenes del desaparecido músico en la pantalla o la versión del “It happened today” de R.E.M., cuyos coros nos hizo ensayar Eddie antes de interpretarla porque se la quería enviar por vídeo a su amigo Michael Stipe que se encontraba en Seattle.
Entre la cantidad de maravillas hechas canción, destaco la profundidad de “Immortality”, la bonitísima “Man of the hour”, dedicada a la memoria de Elliot Roberts, mánager de Neil Young recientemente fallecido, el nervio de “Can’t keep” y lo bien ensamblada que lució “Unthought Know” con Red Limo, y un espectacular fin de concierto previo a los bises con un encadenado arrasador: “Better man”, otro de los momentos en que más se reblandeció mi corazón, seguidas del escupitinajo tan bestia de “Lukin’” y una “Porch” desatadísima.
Tras una maravillosa interpretación instrumental de “Jeremy” a las cuerdas por parte de Red Limo, un primer bis deshojo como destacadas la preciosa “Society” y la celebrada “Hard Sun”,y previamente la dupla directa a los más recónditos rincones de mi alma con “Just breathe” y “Black” seguidas.
Como regalo maravilloso y con toda la audiencia puesta en pie, un segundo bis nos trajo una preciosa y esperanzadora “Smile” , junto a una enérgica versión del inmortal “Rockin’ in the free world” de Neil Young dando por concluida una noche que jamás olvidarán los allí congregados.
Tanto por dentro y tan poco por fuera. En fin, en eso consiste el cauce de la existencia, en contar ausencias y recopilar recuerdos, en mirar de frente al presente y preguntarle qué tiene que decir a todo esto. Sin obtener respuesta, claro. Por eso existe la música, por eso liturgias milenarias como la acontecida este fin de semana pulen y cincelan las abolladuras inevitables de quien ha vivido y vivirá sin importarle el precio a pagar.
Foto: (Pearl Jam) Mad Cool / Andrés Iglesias
Tremendo concierto. De piel de gallina eterna
FUE UNA GOZADA
Lloré, reí, bebí, grité…en fin fue una catarsis para mí. Dinero bien invertido. Me ha encantado tú artículo, para mi describe perfectamente lo vivido el sábado.
Un saludo.