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El debut de Surfin’ Bichos canción a canción con Fernando Alfaro

La Luz en tus Entrañas, debut de Surfin’ Bichos, fue uno de esos discos que llegaron antes que resto. La explosión de la música independiente cinco años después no hubiera sido lo mismo sin este artefacto sonoro publicado en 1989 por La Fábrica Magnética. y recientemente reeditado por Sonido Muchacho en una edición conmemorativa con una versión remasterizada de las canciones originales, material gráfico exclusivo, como dibujos, letras manuscritas y fotos del archivo personal de la banda y un texto de Rafa Cervera.

Recordando su gestación en las páginas del libro La Luz en Sus Entrañas. Conversaciones con Fernando Alfaro (Muzikalia, 2020)  vemos que  las experiencias vividas y las lecciones aprendidas fueron sedimentando y transformándose en esa colección canciones. Estas composiciones quedaron registradas en una libreta que hoy forma parte de la leyenda, y marcaron los primeros pasos musicales de Fernando Alfaro. El proceso siguió la senda habitual de cualquier artista emergente: bandas con amigos, ensayos, maquetas, concursos y conciertos. Hasta que un día, Servando Carballar, fundador de Aviador Dro, se cruzó en su camino y manifestó su interés por ficharlos para el sello La Fábrica Magnética. En un encuentro con Carballar y Mario Gil, también miembro de Aviador Dro y productor del disco, les preguntamos por sus impresiones iniciales al escuchar al grupo. Carballar había descubierto la banda a través de una maqueta facilitada por Manolo Rock, y decidió asistir a uno de sus conciertos en Albacete, a finales de los 80. «Eran extraterrestres en comparación con los demás grupos, algo diferente a lo habitual», afirmó. Gil, por su parte, fue más explícito al describir la personalidad del joven Alfaro: «Fernando era como una bomba nuclear dentro de una caja de cerillas. Una explosión atómica. Un tipo muy atormentado para ser tan joven; era difícil sacarlo de su visión sobre la música o incluso sugerirle un arreglo de guitarra, le entraban ‘los siete males’».

El debut discográfico de Surfin’ Bichos fue un producto singular para su época, que más de 35 años después continúa irradiando la misma intensidad enérgica que lo hace único. Para recordarlo qué mejor que dejar en voz de su líder y compositor Fernando Alfaro para que lo diseccione canción a canción.

‘La Luz en tus Entrañas’ de Surfin’ Bichos por Fernando Alfaro

«¿Amas lo desconocido?»

El disco se abre con «¿Amas lo desconocido?», que me parece muy buena elección para abrir un disco, por lo que propone tanto a nivel musical como temático (“No sé qué te atrae de alguien como yo…”, etcétera etcétera). Me acuerdo perfectamente de estar tocando esta canción en mi cuarto, en casa de mis padres, y ya se parecía mucho, con todo ese nervio, a lo que quedó grabado para el disco. Y me acuerdo de descubrir entonces que los acordes del estribillo eran casi los mismos que los de «This Is The Day» de The The, y alegrarme por ello, por lo que tenía de homenaje y por el punto de optimismo amargo que compartíamos.

 

«Aráñame con cariño»

Recuerdo que cuando les pasé a los chavales aquella libreta negra con un mogollón de canciones, Joaquín (Pascual) me dijo que esta canción le hacía llorar. Su primera forma era más noise pop, a lo The Jesus & Mary Chain o más bien a lo Hüsker Dü. En el álbum, con todos esos teclados de orquesta cavernosa que se unen en un coro con los feedback de guitarra, tiene un punto más dramático. Yo, cuando la toco en acústico, la hago más rollo country & western, y queda también muy guay.

 

«Gente abollada»

Madre mía. Qué decir de ella. La verdad es que ya desde el primer momento se veía que era una canción que iba a trascender. De hecho la elegimos para la grabación de dos canciones en los estudios de RNE, como premio al concurso Villa de Madrid de 1988. Esa versión con el saxo de Pipiyo, que parece realmente abollado, como si nos hubieran dado una paliza o le hubiéramos comprado los instrumentos a un trapero, está hoy día disponible en plataformas. Es la que programaba Jesús Ordovás en Radio 3 y la que nos dio a conocer. En su día encabezaba nuestra primera cassette, la «Primera Cebolla Sónica», que vendíamos por ahí. Luego la incluimos en el primer EP, en una nueva versión, y después para el álbum la volvimos a grabar en esta tercera versión más… cómo diría: más arrolladora. Mucho después, en 2017, tuvo, gracias a Paco Loco, una revisión un poco a lo Berlin de Lou Reed (aunque solo con guitarra acústica) para mi disco aquel de Sangre en los surcos. Y esa revisión, de tono más oscuro, es la que (ahora con banda al completo) hacemos en directo hoy día.

 

«Un perro feliz»

«Un perro feliz» es como Robyn Hitchcock pasado por todas las callejuelas y los estupefacientes del punk rock. Hay en todo el disco un punto psicodélico o surreal bastante emparentado con Hitchcock (Robyn). También está Iggy Pop, claro, en una canción que dice estas cosas. Tengo siempre la imagen de tocar esta canción en directo (que no era lo habitual en aquella época de playback televisivo) en el concurso aquel de El Salero, en 1989, que ganamos y nos dieron una pasta. Esta es también una canción de amor y de ansia de vivir, que los hay a espuertas en este disco.

 

«La luz en tus entrañas»

Y ahora viene el tema que da nombre al álbum. Amor y ansia de vivir (y sexo, claro) a nivel máximo. Otra canción de okupas (squatters, se les llamaba entonces) de corazones ajenos. Una canción que nos hermanaba un poco con el movimiento mod, por el ritmo a lo Tamla Motown, por el pulso pop y beat que tiene… pero que acababa tomando un camino ponzoñoso en su desarrollo. Como una religión profana. No llegaba al extremo de «perversión sixties» (que era como nos definíamos a veces) de otras canciones, pero algo de eso había. El amor, la carne, la corrupción, los juegos infantiles y el delirio, ahí todo junto, y con ese lenguaje como de liturgia gospel.

 

«Crisis»

«Crisis» era quizá la canción más cercana a grupos de la época tipo Fuzztones (aquella época del garage punk y la psicodelia), aunque tenía también un fuerte componente siniestro o gótico. Eran cosas que nos molaban: The Cramps, Siouxsie & The Banshees, Gun Club, Lime Spiders, Birthday Party, Bauhaus… Luego, claro, la canción es una alucinación estrictamente personal, con todas las visiones de tormentas y de Jesucristos surfeantes que andaban por mi mente. Hoy en día, por cierto, la hacemos más siniestra y no tanto garage rock.

 

«Vive el peligro»

«Vive el peligro» es, junto a «Gente abollada», la otra canción cuya estructura es como un paseo por la calle, viendo a este o aquel o aquella personaje… Muy a lo Lou Reed. La mayoría de las historias que aquí se cuentan (en todo el disco incluso) ocurrieron de verdad, aunque sea en un rincón de la imaginación. Esta canción, que es una especie de alegato hedonista un poco suicida, es también muy Iggy & the Stooges, aunque más en su concepto que en el sonido. También tiene el aliento western que hay en otras canciones del disco (y diría que en toda mi trayectoria).

 

«El rey del pegamento»

La canción más The Velvet Underground del álbum es «El rey del pegamento», o por lo menos la más aproximada a las canciones suaves y tranquilas de la Velvet (porque en otras canciones del disco se transpira también su parte más cruda). Quizá el grupo que más nos influyó. «El rey del pegamento» es (ya lo decía) una historia real, porque lo real también ocurre dentro de nuestras cabezas. Hay una guitarra (la guitarra más limpia) que va haciendo arreglos como “medievales”, que la grabó Juan Carlos Rodríguez. La concepción de la base rítmica de Carlos y de Josemari y el órgano de Joaquín van de cabeza y a ojos cerrados en dirección a Velvet Underground, de la misma forma que el protagonista va en dirección al manicomio.

 

«Malaventuranzas»

Y llega, como una maldición o el anuncio de un agorero, «Malaventuranzas». Aquí se consuma la perversión sixties y la perversión gospel. La canción quintaesencia de este álbum y quizá de toda esta primera época. La tormentas postadolescentes de la religión, el sexo y el fracaso. La incomprensión de un mundo oscuro y plenamente adulto. En esta canción, como en «Gente abollada» o «La luz en tus entrañas» (o como en «Crisis» o «Vive el peligro», en estas dos gracias al productor Mario Gil) los arreglos de sección de vientos o sección de metales profundizan más en esa herida del soul perverso. Tienen como algo… cínico; un punto de ironía. Y la letra es, como todas ellas, pura poesía.

 

«Nada puede calmar mi sed»

Y llegamos al final con «Nada puede calmar mi sed». Una canción de punk-blues-pop, muy a lo Violent Femmes (otro grupo que nos encantaba). Angustia adolescente, amor exacerbado, deseo carnal… El inicio (y tema que se repite a lo largo de la canción) cantando y doblándome al unísono con la guitarra es muy muy de bluesman. Y luego ya entran los Surfin’ Bichos, los punkies extraños y adorables aquellos de Albacete…

 

Sorteo especial ‘La luz en tus entrañas’

¿Quieres ganar un vinilo de ‘La luz en tus entrañas’ de Surfin’ Bichos? Envía un mail a mzk @ muzikalia . com en el asunto “La luz en tus entrañas”, e indicándonos cómo se tituló el siguiente disco de la banda. Entre los participantes sortearemos una copia.

Concierto especial

Surfin’ Bichos  presentarán La Luz en Tus Entrañas en directo el próximo 30 de enero de 2025 en la sala del Wizink de Madrid dentro del ciclo INVERFEST prometiendo revivir sobre los escenarios la intensidad y el misticismo que siempre ha caracterizado su propuesta.

Las entradas están disponibles en www.inverfest.com.

¿Te gustan Surfin’ Bichos? hazte con ‘La Luz en Sus Entrañas. Conversaciones con Fernando Alfaro’ en tienda.muzialia.com 

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