Entrevistamos a Christina Rosenvinge por sus ‘Versos Sáficos’
Christina Rosenvinge regresó a finales de 2023 con un nuevo disco,Los Versos Sáficos(Primavera Labels, 2023). Un proyecto inspirado en la obra de la poetisa griega Safo que vivió hace 2500 años, y que también ha dado lugar a una obra de teatro. Han sido cinco años sin un nuevo disco de la cantante, que ha estado ocupada en otros menesteres siempre relacionados de alguna manera con la música. De este reciente nuevo álbum, y de todas las circunstancias que han rodeado a su publicación, hemos hablado con su autora.
«Hasta hace muy poco ha seguido siendo excepcional que una mujer pudiera dedicar toda su existencia a su arte»
Hace unas semanas publicaste tu último disco, Los Versos Sáficos (Primavera Labels, 2023). Un álbum con todo un concepto detrás que podríamos calificar como multimedia, ya que hay también un pequeño libro y todo empieza con una obra musical de teatro. Cuéntanos cómo arranca todo el proyecto.
Todo empieza con la propuesta de la obra teatral para el Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida. Me encargan la dirección musical de una obra basada en los poemas de Safo, crear lo que llamamos poemas visuales inspirados en sus textos. La idea era devolver la música a esos poemas que, originalmente, eran canciones, piezas musicales que se representaban y se transmitían de forma oral. Además quisimos hacerlo desde lo contemporáneo, sin intentar reproducir lo que podían haber sido en su momento porque se desconoce cómo sonaban. Simplemente partimos de los textos disponibles y los convertimos en canciones. Como era una obra de teatro, se hizo en combinación con Marta Pazos, que asumió la dirección, y María Folguera, que se encargó de escribir textos. La obra se convirtió en una celebración y también en una reivindicación de la figura de Safo, que ha quedado un poco oculta por la historia.
La parte musical que yo hice para la obra era esta adaptación de los poemas a canción, además de unas cuantas piezas instrumentales. Las canciones, que interpretaban los distintos personajes, así como los arreglos, estaban al servicio de la dramaturgia, de forma que varias de ellas no se cantaban enteras, otras se dividían en partes, algunas se convirtieron en boleros…
¿En ese momento ya tienes pensado sacar un disco con estas canciones?
Cuando empezamos a enfilar el final de la gira yo ya tenía pensado meternos en el estudio, en cuanto acabáramos, y grabar el disco. Desde las primeras pruebas de sonido comencé a experimentar con las canciones y la música de la obra, donde todo se hacía en directo, usando distintos arreglos y distintas aproximaciones para darles a las canciones toda su potencia y su expresividad.
Supongo que no es lo mismo la canción en el contexto de la representación teatral que en un disco, donde no está acompañada de las imágenes. De ahí, me imagino, que trabajaras con distintos estilos y sobre todo distintas aproximaciones vocales, buscando esa expresividad que sin la parte visual tal vez se pierda un poco.
Lo de jugar con los estilos es algo que salió naturalmente, porque había una unión temática. Todas las canciones hablan de amor, de deseo, son una celebración de la vida. Yo quería convertir los poemas en canción popular. Pero, ¿qué es canción popular, a día de hoy? Entonces intenté abarcar todo lo que se me ocurría, todo lo que es canción popular para mí, desde una canción de boda hasta los temas que se cantan en los pueblos como los que rescata Rodrigo Cuevas. Yo estaba intentando hacer algo así, una canción que se cante en bodas y que parezca que se ha estado haciendo durante siglos. Después hay temas como “Poema de la pasión” que se convirtió en un rock, con una letra al estilo Lana del Rey, sensual y poderosa. “Himno a Afrodita” acabó siendo un rock electrónico. “Fragmentos” es más extrema, más experimental. La letra son palabras dispersas, jugando con la idea de la palabra interrumpida por los tiempos y los accidentes de la historia, dando a entender las amputaciones que sufrió la obra de Safo para llegar, incompleta, hasta nosotros.
De hecho tengo entendido que solo hay un poema que ha llegado completo a nuestros días. Todo lo demás son esbozos, ideas y fragmentos.
El que nos ha llegado completo es “Himno a Afrodita”. “Poema de la pasión” se supone que está casi completo. Todo el resto son pequeños cachitos aquí y allá. Lo curioso es que la poesía de Safo, que en su tiempo fue tan importante como como la de Homero, podía habernos llegado completa igual que la Odisea o la Ilíada.
¿Y por qué no lo hizo?
Porque la transmisión de textos falló, a veces adrede. Ten en cuenta que esto sucede en una era precristiana. Una vez triunfa el Cristianismo, una mujer que rinde culto a Afrodita, diosa del amor y del deseo, y que celebra la sexualidad entre mujeres, resulta demasiado subversiva.
¿Safo fue una figura única en su tiempo? ¿O había más artistas femeninas como ella que han corrido igual o peor suerte?
Realmente Safo es excepcional, aunque hubo otras. Hay un libro que se llama Grecolatinas, de Aurora Luque, que es una antología de obras de Safo y otras poetas de la época. Ninguna de ellas tuvo la fama de Safo, pero sí que hubo más presencia femenina. De todos modos Safo sigue siendo una excepción, ya que el mundo grecolatino también era machista. ¿Por qué ella pudo llegar tan lejos? Probablemente porque no estaba en Atenas sino en Lesbos, que era una isla. Además era de clase alta, así que tuvo la oportunidad de desarrollar su talento, algo excepcional en esos tiempos. De hecho, hasta hace muy poco ha seguido siendo excepcional que una mujer pudiera dedicar toda su existencia a su arte.
Hablamos de poemas de sexualidad, desinhibición y deseo. También hay un cierto tipo de romanticismo, ¿no? Quizás no desde el punto de vista nuestro, actual, influido por el romanticismo decimonónico y bastante desprestigiado actualmente, pero creo que sí lo hay.
En realidad en Safo no hay amor romántico como tal, como tú lo estás definiendo. Ella habla del deseo fugaz, sobre todo. Cuando habla de amor y deseo está hablando de carnalidad, no de matrimonio y reproducción, ni siquiera de espiritualidad. Está hablando de puro deseo carnal.
Por eso te decía que el romanticismo actual es distinto. Es un invento muy posterior, además condicionado por esa visión que tenemos de películas, de poemas, y también de canciones.
Yo creo que Safo entronca con el pop actual, en el sentido de que habla del deseo como algo irrefrenable que condiciona tu existencia. Eso creo que tiene que ver bastante con la música pop y rock de los últimos tiempos.
Para este proyecto me imagino que habrás tenido que cambiar tu método habitual de componer, tu rutina, si tienes alguna.
El 90% de mis canciones están hechas partiendo de los acordes y la melodía. Posteriormente adapto la letra. En este caso, claro, ha sido completamente distinto porque partía de las palabras, de los versos, y luego les buscaba la música. En eso ha sido muy distinto. Además hay dos canciones, “Himno a Afrodita” y “Contra la épica”, en las que he mantenido la estrofa sáfica, un tipo de métrica que se le atribuye a Safo y que consiste en 3 endecasílabos y un pentasílabo con acentos en ciertas sílabas pares. Estaba muy sujeta a ese tipo de estructura, me costó normalizarla, sobre todo encontrarle sentido al pentasílabo detrás de cada endecasílabo, pero cuando lo conseguí ya fue fácil. Además me di cuenta de que sonaba muy musical.
Bueno, habrá sido un desafío complicado pero también bonito.
Ha sido un trabajo muy divertido. Sobre todo darme cuenta de que en el siglo VII antes de Cristo había una mujer escribiendo cosas que se podían haber escrito ahora. Ha sido muy bonito darnos cuenta de que nuestras raíces como cantautoras llegan tan profundo y tan lejos.
Es algo que convendría explicar a las nuevas generaciones. Muchas veces lo poco o lo mucho que hayamos avanzado, lo damos por hecho. Pienso que es importante saber de dónde venimos.
Es importante encontrar en nuestro pasado figuras de inspiración que expliquen un poco quiénes somos. Es un poco buscar a nuestras abuelas, ¿no? Ver dónde empieza la cadena.
Cuando empiezas a componer las canciones, aparte de estas poesías y fragmentos en los que te basabas, ¿tenías más información sobre cómo iba a ser la obra, cómo se iba a desarrollar? Qué tipo de acompañamiento musical iba a haber en el escenario, cosas así.
Sí, sabíamos que estábamos buscando un elenco de ocho mujeres, contándome a mí, que pudieran cantar, actuar y tocar. De alguna forma eso iba a reproducir la comunidad femenina de culto a Afrodita en la que vivió Safo. Fue una parte bonita investigar, buscar mujeres, conectar con un montón de gente que yo no sabía que existía. Me sirvió para conectar con una generación de mujeres talentosísimas que están ahora haciendo cosas muy interesantes.
«Me resulta muy apetecible meterme en camisas de once varas y tener que aprender cosas distintas»
Tengo entendido que hay dos canciones en el disco que no pertenecen a la obra teatral, o al menos no se interpretan en ella. ¿Es así?
Las dos canciones que compuse durante la obra, o poco después, son «Pajarita» y «Contra la épica». «Pajarita» habla de la Musa en forma de una pajarita caprichosa que te visita cuando le da la gana. Es también fruto de las crisis de creatividad en las que parece que has perdido el mojo y que nunca más vas a volver a hacer nada que valga la pena. En una crisis de estas, riéndome de mí misma y de mi desesperación, escribí esta canción.
La otra es «Contra la épica», un tema más cercano al tecno pop que al rock, pero que también escribí en esas estrofas sáficas de las que hablábamos antes. Fue un ejercicio de diversión, pensando más en el concepto de lo sáfico ahora mismo, en algo a lo que yo lo asociara actualmente. Una canción combativa, sexy, festiva, que pudiera sonar en el Orgullo. Me pareció el broche de oro para este proyecto.
¿Y cómo fue la experiencia de actuar? Porque tu cine habías hecho, pero teatro creo que no, ¿verdad?
Teatro no había hecho nunca, no. Pues es muy distinto. Mi experiencia en el escenario siempre es muy libre, cada actuación es distinta porque cambias de sitio y todo está muy abierto a la improvisación, al accidente. Sin embargo, el teatro es todo lo contrario, una vez que se establece lo que vas a hacer no puedes variarlo. Eso ha sido lo más curioso de esta experiencia para mí.
El disco va acompañado de un libro donde aparece el poema que nos ha llegado entero, también en su versión original en griego. Aparte, hay un texto tuyo escrito para la ocasión, y una serie de fotos que me imagino que están cuidadosamente seleccionadas, incluyendo el vestuario, para que tengan una relación con todo el conjunto.
Sí, claro. El librito era por esto, quería darle su sitio a los textos y también escribir algo más personal acerca de lo que supone encontrarme con Safo en este momento. Las fotos están hechas por Pablo Zamora, que es muy amigo mío y el fotógrafo que más me ha retratado. Me conoce perfectamente y ha hecho algunas de mis portadas. Con Pablo hicimos el trabajo de ponerle imágenes al proyecto, y para ello contamos también con Carlota Barrera, que es una diseñadora fabulosa. Aportó su colección, que empezó siendo de ropa masculina pero ahora está haciendo también ropa femenina, para crear la imagen que buscábamos. Yo lo veía como una sacerdotisa en la actualidad. Salió de forma muy fresca, en realidad. Nos fuimos a Segovia un fin de semana sin maquillaje, sin nada. No es una gran producción, sino algo hecho entre amigos mientras nos divertíamos. Hicimos estas fotos danzando como de forma enloquecida, fue divertido.
Supongo que refleja un poco esa idea de libertad. En los últimos años has hecho esto, has hecho cine y sacaste tu libro, Debut. Entre unas cosas y otras han pasado casi seis años desde tu último disco.
Sí, es cierto, pero como dices he estado haciendo cosas distintas. Después de publicar Un Hombre Rubio (El Segell del Primavera, 2018) saqué el libro, que fue algo muy laborioso y también dio lugar a una gira. Después hice la película Karen, luego la obra de teatro de Safo… Además entre medias hemos hecho también una gira, que se ha extendido un montón, celebrando el aniversario de Que Me Parta Un Rayo, mi primer disco en solitario. He estado componiendo música para una serie de televisión, para una película mexicana… He tocado muchísimo, de hecho nunca he tocado tanto como en estos últimos cinco años.
Incluso así, ¿puede decirse que estás en un momento en el que interesa diversificar tu actividad artística? ¿Hacer otras cosas te sirve para volver a tus canciones con una mirada más fresca?
En realidad voy haciendo surf sobre las circunstancias que se me dan, ¿sabes? Cuando he grabado muy seguido ha sido porque las giras han sido más cortas también. Pero no hay un plan premeditado, me van ofreciendo hacer cosas, unas me apetecen, otras no. En los últimos tiempos salieron varias cosas encadenadas: el libro, la película, la obra de teatro. Eran proyectos en torno a la música y la canción, pero diferentes.
Eso está bien porque vas haciendo cosas nuevas y no te aburres.
Exacto. Es verdad que me aburro haciendo siempre lo mismo, y por eso me resulta muy apetecible meterme en camisas de once varas y tener que aprender cosas distintas.
Me imagino que vas a presentar el disco en vivo.
Sí, ya hemos hecho la primera presentación que fue el 10 de enero en Madrid en el Inverfest. En marzo haremos Girona, Alcoy, Albacete y sobre todo Barcelona. Luego continuamos, tenemos muchos más bolos.
Será un concierto normal, sin nada que ver ya con la obra teatral, donde meterás canciones de todas tus épocas, supongo.
Sí, un concierto de rock. Incluso te diría que las canciones nuevas cambian también en directo, no solo respecto a la obra de teatro sino incluso respecto al disco. Han crecido mucho.
Escucha ‘Los versos Sáficos’ de Christina Rosenvinge
(las fotos de Christina Rosenvinge son obra de Pablo Zamora)